Competencias sociofuncionales
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QUÉ ES EL PORTFOLIO Y CÓMO SE PUEDE USAR EN LA ESCUELA EN RELACIÓN CON LAS COMPETENCIAS
El portfolio es un documento personal potenciado por el Consenso de Europa en el que el usuario o alumno que está aprendiendo una lengua —bien en un contexto escolar, bien fuera de él— puede consignar sus experiencias de aprendizaje, reflexionar sobre ellas marcándose objetivos y autoevaluarse utilizando los parámetros del Marco Europeo de Referencia para las lenguas. La dinámica de utilización del portafolio de competencias en el ámbito universitario sería a grandes rasgos la siguiente: Al inicio de los estudios universitarios, los estudiantes de primer curso son informados del sentido de la formación basada en competencias, de las competencias transversales y específicas de su titulación, y del sistema de adquisición y acreditación de las mismas, informándoles en ese momento de la obligatoriedad de presentar al término de sus estudios un portafolio de competencias. Como parte de esta información inicial, es importante indicar al estudiante las competencias que podrá adquirir con el desarrollo de cada materia, de forma que al iniciar sus estudios pueda disponer de un itinerario referido a las competencias que le permita planificarse adecuadamente su aprendizaje, en la línea de la responsabilización y la autonomía que se predica con el EEES. Hay que tener en cuenta la falta de formación basada en competencias en la universidad, así como de la responsabilización del estudiante respecto a su propio aprendizaje, es aconsejable que todo el proceso esté debidamente documentado y secuenciado en un “Plan de Competencias” que sería facilitado al estudiante por escrito, y que éste firme un contrato de aprendizaje con relación al mismo. En cada materia, el estudiante tiene la oportunidad de realizar las actividades que el profesor haya planificado para la adquisición de competencias. Estas actividades son evaluadas por el profesor. Cuando una determinada actividad asociada a competencias es evaluada favorablemente por el profesor, las evidencias de la misma pueden ser incorporadas al portafolio de competencias firmadas por el profesor. La lógica indica que si la planificación de la estrategia por parte del profesor se ha hecho correctamente, tales evidencias se producirán avanzado el curso, en aquellos casos en que el estudiante trabaje la competencia por primera vez.
También puede darse el caso que a lo largo del curso el estudiante no logre el nivel suficiente como para poder incorporar evidencias al portafolio. En este caso, el estudiante deberá conseguirlas en otra asignatura posterior que trabaje la misma competencia (de ahí la importancia de que el estudiante cuente con ese “itinerario” o Plan de Competencias desde el principio). Pueden incorporarse así mismo al portafolio, evidencias de la adquisición de determinadas competencias transversales a través de otras actividades organizadas por la universidad, de acuerdo con su programa de competencias y en la línea apuntada más arriba. Una cuestión a discutir sería la incorporación de evidencias logradas al margen de la propia universidad, lo que podría admitirse en determinados casos (así, por ejemplo, con relación a los idiomas) y en función de la credibilidad del agente externo, sobre lo que debería establecerse criterios estrictos. Al final de los estudios, el portafolio de competencias debe contener un mínimo de evidencias por competencia a decidir por los responsables de la titulación. Además de la colección de evidencias (portafolio sumativo), cabe la posibilidad que el portafolio tenga también naturaleza reflexiva (el estudiante debe razonar sobre el proceso de adquisición de las mismas, explicando el punto de partida, las dificultades del proceso, los resultados obtenidos, etc.). Se propone que el portafolio de competencias sea validado al final por el tutor asignado al estudiante en el marco del plan de acción tutorial (pudiéndose también establecerse evaluaciones parciales obligatorias). Este mismo tutor es el responsable de hacer un seguimiento del proceso para evitar que el estudiante haga dejación de esa parte de su formación, revisando periódicamente el portafolio, recabando información de los demás profesores cuando sea necesario, diagnosticando con cuestionarios el estilo de aprendizaje para prever dónde puede tener más dificultades cada estudiante y darle orientaciones específicas, determinando el grado de adquisición previa de determinadas competencias, etc. La validación final consiste únicamente en la certificación del cumplimiento de los requisitos de contenidos mínimos del portafolio, pues la evaluación propiamente dicha de la competencia la habrá realizado el profesor que autorice la incorporación de cada evidencia al portafolio. De esta manera, si bien el profesor conserva la responsabilidad sobre la acción formativa, la acreditación final de la adquisición de las competencias se convierte en un proceso colaborativo entre el profesorado.