Comparativa Ontológica, Epistemológica y Antropológica entre Descartes y Ortega y Gasset
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Descartes y Ortega y Gasset: Un Análisis Comparativo
Diferencias Ontológicas
Desde una perspectiva ontológica, Descartes distingue tres sustancias: Dios (res infinita), el alma (res cogitans) y el mundo (res extensa). Aunque solo Dios cumple estrictamente el criterio de sustancia (aquello que no necesita de otro para existir), las otras dos se consideran sustancias porque pueden concebirse de forma distinta, sin necesidad de la existencia de la otra. Descartes, por tanto, presenta el sujeto (res cogitans) y el mundo (res extensa) como sustancias independientes, separadas y radicalmente autónomas. Para Descartes, el sujeto es inmaterial, y el mundo es una gran máquina sujeta a un fuerte determinismo.
En contraste, para Ortega y Gasset, la realidad fundamental es la vida. La vida es la "realidad radical"; cualquier aspecto concebible es un componente de la vida. Esta vida no es ni objetiva ni relativa, sino que siempre se interpreta desde una perspectiva. La vida es la conjunción inseparable entre el sujeto y el mundo, por lo que no se puede separar el "yo" pensante de sus circunstancias. En términos cartesianos, no podemos separar tan radicalmente la res cogitans de la res extensa. La realidad es la conjunción del yo y las circunstancias. La vida es un "encontrarse en el mundo", un quehacer constante del sujeto con sus circunstancias.
Diferencias Epistemológicas
Desde el punto de vista epistemológico, Descartes es un autor racionalista. Para él, lo que la razón capta como evidente es lo verdadero. Se trata de una certeza subjetiva (idealismo), en la que la razón distingue una idea como clara y distinta.
Para Ortega y Gasset, en cambio, el conocimiento siempre se alcanza desde una perspectiva, desde un punto de vista histórico y circunstancial, desde la propia vida del sujeto. El hombre alcanza realidades objetivas, pero estas no son ultravitales ni extrahistóricas, ya que solo son accesibles desde esa perspectiva.
Diferencias Antropológicas
Desde una perspectiva antropológica, Descartes propone un dualismo antropológico. Lo único indudable es la existencia del "yo pienso" (cogito), una sustancia que se define y justifica su existencia como pensamiento, totalmente independiente del cuerpo, que es un añadido secundario. Ambas sustancias son autónomas, pero están interrelacionadas (interaccionismo).
Para Ortega y Gasset, lo que define al hombre es su vivir, la vida. La vida del ser humano no es una sustancia; no tiene naturaleza, sino historia. Ortega supera la discontinuidad entre vida espontánea y vida espiritual (racionalismo), abriendo la vida a la dimensión trascendente y potenciándola.
La Demostración de la Existencia de Dios en Descartes
Tras el descubrimiento del cogito, Descartes examina las ideas de su mente para intentar encontrar alguna realidad externa que le permita recuperar la certeza sobre el mundo. Esta idea será Dios, garante del criterio de certeza del método, del método en sí y del mundo. Para demostrar la existencia de Dios, recurre a varios argumentos:
- Argumento a partir de las ideas de infinitud o perfección: Presente en el Discurso del método y las Meditaciones metafísicas. Descartes se reconoce finito e imperfecto, pues duda del conocimiento más allá de su propia existencia. Pero si se reconoce así, es porque se compara con algo superior, infinito y perfecto. Esta idea no puede provenir del mundo externo ni de sí mismo, conceptos imperfectos, sino de Dios.
- Argumento de la dependencia del ser compuesto: Descartes asume que es un ser compuesto por alma y cuerpo, y que esto revela una imperfección. Estar formado por dos sustancias diferentes con atributos diferentes implica dependencia de algo que mantenga juntas ambas sustancias. Ese ser debe ser Dios.
- Argumento ontológico: Presente en el Discurso del método y las Meditaciones metafísicas. Retomado de Anselmo de Canterbury, defiende que entre los atributos de Dios está el de la existencia, como un rasgo más de su perfección. Por lo tanto, Dios existe por su propia definición.