Comparación entre el pensamiento de Platón y Nietzsche

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Platón es uno de los autores más influyentes de toda la historia de la filosofía, por lo que su pensamiento podría ser comparado con otros autores como Marx o Descartes. Sin embargo, creo que cabe destacar su comparación con Nietzsche, ya que su pensamiento vitalista e irracionalista entra en profunda contraposición con el idealismo racionalista de Platón.

Aún así, comparten el sentido aristocrático de la existencia, aunque lo abordan, cómo no, desde perspectivas muy diferentes. Mientras que para Platón es una aristocracia del conocimiento en la que los más sabios y justos, los filósofos, son los que deberían gobernar en una sociedad ideal; Nietzsche contempla una aristocracia de los creadores de nuevos valores, en la que el superhombre, regido por una moral de señores, afirma la vida terrenal.

A pesar de ello, Nietzsche hará una de las más duras críticas a las corrientes de pensamiento anteriores, derribando uno de los pilares fundamentales de la filosofía occidental como era el platonismo.

El dualismo ontológico platónico

El dualismo ontológico platónico divide la realidad en un ámbito inteligible, afirmando que esta es la única verdadera, ya que es universal, inmutable e independiente de los sujetos, y en otro ámbito, el sensible, en un segundo orden, ya que se basa en lo aparente y es una mera consecuencia del inteligible, del que recibe su esencia. Esta postura será profundamente criticada por Nietzsche, ya que la considera un ataque contra la vida. Para él, no existen mundos trascendentes, sino que fueron un invento de Platón en un intento por devaluar el mundo sensible, que considera que es el único mundo existente.

Es por esta razón por la que el alemán concluye que la cultura occidental está asentada sobre unas bases que proponen la sobrevaloración de lo racional, lo conceptual, y que se llevan perpetuando desde Platón y Sócrates. Por lo que Nietzsche propone un nuevo modelo de pensador en el que, volviendo a Heráclito, el filósofo del devenir, se sustituya la razón por intuición, dejando atrás a los filósofos estáticos. Nietzsche cree que la metafísica, tal y como se había entendido hasta ahora, reflejaba el mundo al revés, ya que con Platón se partía desde ideas, y no de intuiciones de lo sensible y cambiante, que es lo auténticamente real y de lo único que podemos tener certeza.

La crítica de Nietzsche a la epistemología de Platón

Además, Platón desprecia los sentidos, ya que los considera incapaces de conducirnos a la verdad y solo nos llevan a la doxa (opinión) y no a un verdadero conocimiento, la episteme. Sin embargo, Nietzsche realiza una gran defensa de los sentidos y cree que estos no nos engañan nunca, ya que nos muestran la multiplicidad, el cambio, el movimiento, es decir, el devenir y, por tanto, la realidad. El alemán dice que es la razón la que nos engaña con sus prejuicios, transformando el testimonio de los sentidos, convirtiéndolo en conceptos que nos hacen concebir las cosas dotadas de unidad, duración, esencia, etc. El lenguaje, aliado de la razón en este engaño, debe ser sustituido por la metáfora, según Nietzsche. Además, la verdad absoluta defendida por Platón es imposible para él, ya que no es más que un error provocado por el modus operandi de la razón.

La crítica de Nietzsche a la moral platónica

La crítica nietzscheana a Platón va más allá de su metafísica y epistemología, y ataca a la moral porque cree que Platón no solo falsea la realidad y nos lleva al error, sino que ataca a la vida. La crítica a la moral platónico-cristiana se centrará, por tanto, en su carácter contranatural. Esta moral, según Nietzsche, se dirige contra los instintos de la vida, ya que ha servido para condenar los valores del hombre superior a favor del hombre débil, poniendo la compasión, la resignación, por delante de la audacia, la alegría o la violencia. Nietzsche colocará al superhombre como el hombre bueno en el terreno moral, ya que este será el poseedor de la voluntad fuerte y que solo obedecerá a los preceptos que le dicte esta. Lo que entra en profundo contraste con la idea de bondad del platonismo y del cristianismo, que otorga a la bondad la capacidad de reprimir los impulsos del cuerpo cuando sea necesario, mirando por el bien ajeno con el objetivo de salvar su alma en el mundo trascendente.

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