La Comedia Romana de Terencio: Un Estudio de sus Obras y Personajes
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Terencio
Publio Terencio Afer (185 – 159 a. C.) es un esclavo manumitido por su amo en Cartago que llegará a entrar en contacto con el selecto círculo de los Escipiones. Este hecho parece haberle influido notablemente: se apasionará por los escritores de comedia griegos, y en sus obras verterá una atmósfera y un lenguaje refinado, alejado del pueblo llano.
Solo se han conservado seis obras suyas: Adelphoi, Andria, Eunuchus, Heautontimoroumenos, Hecyra y Phormio.
Los argumentos de estas obras están al servicio de los personajes. Se trata de obras “psicológicas” o de “caracteres” donde interesan más los propios protagonistas que la acción.
Terencio optó por esta manera de hacer comedias de modo consciente, y no duda en mantenerse firme en sus planteamientos y defenderse, a través de los prólogos de sus obras, de quienes lo critican y llegan a acusarle de plagio o de falta de fuerza cómica (vis comica). Terencio sostiene que sus comedias son sosegadas, tranquilas, frente a las de Plauto, que son movidas y ágiles. No busca la risa fácil, sino la reflexión a partir de una trama compleja y entretenida.
Como consecuencia de su formación en el selecto círculo de los Escipiones, Terencio utilizará en sus comedias una lengua refinada, carente de colorido, sin registros, uniforme, lo que da una impresión de monotonía, cercana a veces a la pesadez.
En resumen, y por concluir esta caracterización con una nueva comparación con Plauto, mientras la obra de este se acerca a la farsa, la de Terencio se aproxima al melodrama.
Aulularia
El viejo Euclión vive angustiado por el temor de perder una olla de oro encontrada en su casa. El rico Megadoro, su vecino, animado por su hermana Eunomia, le pide a Euclión la mano de su hija. Todo se complica, pues nadie conoce, salvo la vieja Estáfila, que la hija ha sido violada por el joven Licónides, sobrino de Megadoro. Toda la acción se anima con la aparición de cocineros contratados para la boda. La desesperación del viejo no tendrá límite cuando Estróbilo le roba la olla.
Nada importa, pues el desenlace será feliz.
Casina
El anciano Lisídamo, un respetable senador romano cuyos días transcurren apaciblemente en el foro, siente de pronto en su cuerpo un tardío rejuvenecer primaveral y busca apagar el fuego de su amor en la fuente de su adolescente esclava Cásina.
Debido a la férrea vigilancia de su esposa Cleóstrata, que reserva a Cásina para nuera del viejo matrimonio, Lisídamo se ve en la necesidad de recurrir a su esclavo-granjero Olimpio para que “se case con Cásina y se la lleve a la granja”...