La Cólera de Aquiles: Resumen del Conflicto con Agamenón en el Canto I de la Ilíada

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Resumen Detallado del Canto I de la Ilíada (Parte 1)

IV. La intervención de Minerva

Enfurecido, Agamenón amenaza a Aquiles con arrebatarle a su esclava Briseida. Esta amenaza tiene un doble motivo: primero, la obligación de devolver a su propia cautiva, Criseida; y segundo, la insolencia de Aquiles al haberse atrevido a compararse con él. En ese momento, un Aquiles angustiado considera matar a Agamenón, pero interviene la diosa Palas Atenea (Minerva para los romanos). Aquiles obedece a la diosa y decide ceder a su esclava para evitar un mal mayor, demostrando así su capacidad para controlar la ira ante la intervención divina.

V. El juramento de no combatir

Aunque Aquiles se abstiene de matarlo, no duda en herirlo con duras palabras y graves acusaciones. En este punto interviene Néstor, un respetado y anciano héroe, quien intenta apaciguarlos argumentando que su disputa es perjudicial para todos. Subraya que ambos héroes han obrado mal y sugiere a Agamenón que no le quite a Briseida. Sin embargo, Agamenón persiste en sus ofensas. Aquiles, indignado, declara que no volverá a obedecerle y, jurando no combatir más, le reta a que se lleve a su esclava si así lo desea.

Resumen Detallado del Canto I de la Ilíada (Parte 2)

VI. El arrebatamiento de Briseida

Agamenón ordena a dos de sus heraldos, Taltibio y Euríbates, que vayan a la tienda de Aquiles a buscar a Briseida, amenazando con ir él mismo si Aquiles se resiste. Los heraldos obedecen a regañadientes, pues consideran la orden injusta y sienten un profundo respeto por Aquiles. Este los recibe con respeto, aunque su presencia lo incomoda al conocer el propósito de su visita. Finalmente, se llevan a Briseida, quien también parte contra su voluntad.

VII. La súplica de Aquiles a Tetis

Tras la partida de Briseida, Aquiles, desolado, rompe en llanto e invoca a su madre, la nereida Tetis. Le pide que interceda ante Zeus para que los aqueos sufran derrotas en la guerra, argumentando que Agamenón no merece la victoria tras haberle despojado de su recompensa (geras). Tetis tiene razones para esperar que Zeus la escuche, ya que en el pasado ella lo había ayudado. Sin embargo, debe esperar doce días para presentar su petición, pues Zeus y los demás dioses se encuentran en un banquete en Etiopía.

VIII. El viaje a Crisa y la crítica textual

Este pasaje, que narra el viaje para devolver a Criseida a su padre, es considerado por algunos críticos como una interpolación posterior y no una parte original del texto homérico. El argumento principal se basa en una aparente contradicción: si los dioses son omniscientes, ¿por qué Tetis tuvo que esperar doce días a que volvieran de su viaje para hablar con Zeus? Por otro lado, otros estudiosos defienden que este episodio funciona como una pausa narrativa, un momento de distensión que retrasa la acción principal para aumentar la tensión.

IX. La súplica de Tetis a Zeus

Cumplido el plazo, Tetis acude ante Zeus. Realiza el ritual de la súplica —arrodillándose, abrazando sus rodillas y tocando su barba— y le ruega que conceda la victoria a los troyanos hasta que los aqueos honren de nuevo a su hijo. Zeus duda por un momento, consciente de que su esposa, Hera, favorece a los aqueos y que acceder a la petición le acarreará una disputa conyugal. Finalmente, asiente con la cabeza, un gesto irrevocable, y accede a la súplica.

X. La reyerta conyugal en el Olimpo

Las escenas finales del canto presentan elementos cómicos, mostrando a las divinidades olímpicas discutiendo y comportándose de manera muy humana. Inicialmente, Zeus intenta ocultarle a Hera su pacto con Tetis, pero ella lo descubre y enfurece, acusándolo de conspirar a sus espaldas. La tensión se disipa durante el banquete olímpico gracias a la intervención de Hefesto, quien con su torpeza provoca la risa de los dioses y restaura la armonía.

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