La Cólera de Aquiles: Claves del Canto I de la Ilíada

Enviado por Programa Chuletas y clasificado en Griego

Escrito el en español con un tamaño de 4,73 KB

La Invocación a la Musa y el Rol del Poeta

La Ilíada, en su Canto I, comienza con una famosa invocación: "Canta, oh diosa, la cólera del pélida Aquiles". El poeta griego creía que la poesía no era propiamente suya, sino que le era inspirada por los dioses; de ahí que el poeta de la Ilíada pida inspiración. Era la divinidad quien cantaba dentro del alma del poeta. En este primer canto, el narrador se enfoca principalmente en la perspectiva de los aqueos y no en la de los troyanos.

El Plan de Zeus y el Destino de Troya

Los desastres que sufren los aqueos son obra de Zeus, quien desea complacer a Aquiles. El límite de estas calamidades será la muerte de Héctor, evento que anunciará la inevitable caída de Troya.

Dos Escenarios: La Tierra y el Olimpo

El Canto I podría dividirse en dos partes que se desarrollan en planos distintos pero interconectados: una en la tierra y la otra en el cielo. Lo que en la tierra es motivo de angustia y peleas, en el Olimpo se convierte en ocasión para festejos y risas. En ambos planos hay una pelea y una división.

El Tema Central: La Cólera y la Hybris de Aquiles

El primer gran tema de la Ilíada nace de las consecuencias de la ira de Aquiles. Este defecto del personaje, apasionado en su hybris (exceso o desmesura), define la trama. La hybris era generalmente castigada por los dioses y la cometían los hombres. En este caso, la hybris de Aquiles no fue directamente castigada porque Zeus ayuda a cumplir la voluntad del héroe.

Todo héroe aqueo debería poseer la sophrosyne, lo contrario de la hybris, que significa mesura o equilibrio. Sin embargo, todo héroe griego comete hybris en algún momento de su historia, y esto es lo que da origen a la acción.

La Autoridad Divina y el Conflicto en el Olimpo

La autoridad de Zeus está siempre expuesta a discusión con los demás dioses. En la mayoría de los casos, discutía con su esposa Hera y su hija Palas Atenea. La voluntad de Zeus no corresponde a la de un dios omnipotente; se cumple a largo plazo, pero no de forma inmediata. Zeus busca cumplir el deseo de Aquiles de que los aqueos pierdan para que reconozcan su valor como guerrero. Este es un deseo egoísta, pero común en la mentalidad griega, y para lograrlo, tratará de neutralizar a los dioses que están del lado de los aqueos. A largo plazo, Zeus quiere que los aqueos ganen, pero solo después de que el honor de Aquiles sea reconocido por ellos.

El Origen de la Disputa: Agamenón, Crises y Apolo

La contienda entre Aquiles y Agamenón fue suscitada por Apolo (hijo de Zeus y Leto). Una muchacha llamada Criseida (hija de Crises) tocó en el reparto a Agamenón en calidad de esclava. El anciano padre de Criseida, sacerdote del dios Apolo, se presentó suplicante ante las naves aqueas. Agamenón respondió violentamente, sin tener en cuenta el dolor de padre e hija ni el respeto debido al dios Apolo, a quien el sacerdote representaba. Para Agamenón no hay excusa; se complace en echarlo como a un animal. Criseida, atemorizada a causa de las amenazas, obedece. El poeta plantea un juego entre el mundo interior y el mundo exterior, un paralelismo psicocósmico donde el entorno natural se refleja en la interioridad del personaje.

La Peste y la Intervención Divina

Provocada la peste, al cabo de diez días, Apolo arroja intensamente sus flechas, primero sobre los animales y luego sobre los hombres. Hasta ahora, el único dios que ha tomado parte en este conflicto es Apolo. La intervención de los demás dioses va a producirse diez días después de arrojada la primera flecha. Hera, esposa de Zeus, pone en el corazón del pélida el deseo de convocar el ágora (asamblea), lo que se convierte en una ofensa contra Agamenón, ya que solo un rey de hombres puede convocar la junta.

La Confrontación y la Mediación de Néstor

Aquiles renuncia a matar a Agamenón, pero no deja de insultarlo. Entonces se levanta Néstor, el anciano de las tropas aqueas. Su vitalidad es elogiada por los demás; su función no es pelear, sino hablar. Siempre trata de instaurar el equilibrio y de imponer justicia. Es la figura del modelo de anciano sabio. Trata de reconciliar al átrida con Aquiles, diciendo que ambos han actuado mal. Sin embargo, la intervención de Néstor no logra cumplir su cometido, ya que Aquiles le responde al átrida: "Manda a otros, no me des órdenes, pues yo no pienso obedecerte".

Entradas relacionadas: