Claves de la Restauración Borbónica: Constitución de 1876 y el Sistema del Turno Pacífico en España

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La Constitución de 1876 y el Sistema Político de la Restauración

Características Fundamentales de la Constitución de 1876

La Constitución de 1876, aunque en principio conservadora, demostró ser suficientemente flexible para incorporar progresivamente principios democráticos como el sufragio universal masculino, el juicio por jurado y el culto privado para religiones no católicas.

  • Soberanía Compartida: La soberanía residía de forma compartida entre las Cortes y la Corona.
  • Atribuciones de la Corona:
    • Mando supremo de las fuerzas armadas.
    • Derecho a veto sobre las leyes.
    • Nombraba al gobierno y a los ministros.
    • Compartía con las Cortes la potestad legislativa.
  • Cortes Bicamerales: Estaban compuestas por el Senado y el Congreso de los Diputados.
    • Los Senadores podían serlo por derecho propio, por designación real o por elección.
  • Confesionalidad Católica: Se establecía la confesionalidad católica del Estado, aunque se permitía la práctica privada de otras religiones y la libertad de conciencia.
  • Declaración de Derechos: Poseía una amplia declaración de derechos individuales, si bien su concreción se remitía a leyes ordinarias que tendían a restringirlos.
  • Evolución del Sufragio: El sufragio, inicialmente censitario, pasó a ser universal masculino a partir de 1890, durante el "Gobierno Largo" de Sagasta. Es importante señalar que la Constitución no especificaba el tipo de sufragio, remitiéndose a "según la ley", lo que permitió esta evolución.

El Bipartidismo y la Alternancia: El Turno Pacífico

Un Sistema Oligárquico y Elitista

El sistema político de la Restauración se basaba en la existencia de un bipartidismo y una alternancia pactada, conocida como el turno pacífico, inspirado en el modelo inglés. Este sistema, sin embargo, era de naturaleza oligárquica y elitista, caracterizado por el gobierno de unos pocos, formados por personas de la misma clase social.

Se fundamentaba en la existencia de dos grandes partidos dinásticos: el Conservador y el Liberal. Ambos defendían la monarquía, la Constitución, la propiedad privada y la consolidación de un estado liberal unitario y centralista. Eran partidos de minorías, no eran de masas, carecían de una estructura sólida y apenas tenían afiliados, siendo más bien partidos de notables y élites.

Composición Social de los Partidos Dinásticos

La extracción social de los miembros de ambos partidos era bastante homogénea, nutriéndose principalmente de las élites económicas y la clase media acomodada. Sin embargo, existían matices:

  • Entre los conservadores, liderados por Antonio Cánovas del Castillo, predominaba un mayor número de terratenientes latifundistas y católicos. Este partido aglutinaba a los sectores más conservadores y tradicionales de la sociedad.
  • Entre los liberales, cuyo principal dirigente era Práxedes Mateo Sagasta, destacaban profesionales, élites industriales y hombres de negocios. Este partido reunió a antiguos progresistas, algunos ex republicanos moderados (como el grupo de Emilio Castelar) y algunos demócratas.

Diferencias Ideológicas y Prácticas

En cuanto a la actuación política, las diferencias entre los partidos eran mínimas, a pesar de sus matices ideológicos:

  • Los conservadores se mostraban más proclives al inmovilismo político y a la defensa de la Iglesia y del orden social. Se oponían a los derechos y reivindicaciones de las masas populares, y limitaban el marco de libertades políticas.
  • Mientras que los liberales estaban más inclinados a un reformismo de carácter más progresista y laico. Eran tolerantes y librepensadores, y partidarios de ampliar las libertades y derechos alcanzados.

No obstante, en la práctica, la actuación de ambos partidos en el poder no difería mucho, al existir un acuerdo táctico de no promulgar nunca una ley que forzara al otro partido a derogarla cuando regresara al gobierno. Este pacto garantizaba la estabilidad del sistema y la alternancia pacífica en el poder.

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