Claves Narrativas en La Lucha por la Vida: Autor, Tiempo y Estructura
Enviado por Chuletator online y clasificado en Lengua y literatura
Escrito el en español con un tamaño de 11,58 KB
Técnicas Narrativas en la Obra de Pío Baroja
Intromisiones del Autor en la Narración
El autor se interpone entre el lector y el texto, rompiendo el pacto de la ficción. Resultan incómodas las interferencias, que se presencian al principio del texto, donde el autor, Baroja, se hace presente y corta el flujo de la lectura. Nos recuerda una y otra vez que estamos leyendo ficción y no una realidad (un relato creíble). Al estar orientada en un tiempo y una época concreta, todo es muy creíble, pero no por ello deja de ser ficción, y Pío Baroja nos lo recuerda, dándonos a entender que estamos ante una obra de ficción. En una novela realista, todo lo que pasa es creíble.
Cuatro intromisiones de este tipo:
- El libro comienza con la confusión sobre la hora en la que estamos, se trata de un desajuste cronométrico. Un reloj marca las once, otro las doce y uno último marca la una. Mientras leemos estos primeros párrafos, notamos una presencia insistente de Baroja, que aparece dos veces: «el autor no puede decirlo y lo siente» es una de ellas, y la otra es «... es verdaderamente poco científico...», comentario totalmente fuera de lugar, ya que la novela no es un género científico.
- Cuando se nos presenta la localización de la pensión de doña Casiana, aparece de nuevo el autor diciendo que sus deberes como cronista (historiador de la época) imparcial y verídico eran decir la verdad de dónde se encontraba la casa, en la calle Mesonero Romanos. Aunque realmente Baroja es un novelista, no un historiador, y por ello tampoco tiene la obligación de informar al lector de la ubicación real exacta de la casa. A un novelista como es Baroja, no le podemos pedir que sea imparcial y verídico, ya que puede contar lo que quiera y como quiera, y no nos queda más remedio que asumirlo.
- Comienza un capítulo narrando con un tono diferente; tras ello, comenta que lo va a suprimir, pero, como realmente lo hemos leído, podemos ver que no lo ha suprimido. Tras afirmar que sus amigos le habían convencido para eliminar el párrafo del inicio, sigue el relato con su forma habitual de escribir, a pesar de las críticas que recibía. De esta forma, Baroja continúa estando presente a lo largo de la novela, hablándonos de él como creador y de su relación con el texto.
- Cuando Manuel llega a la zapatería de su tío, donde va a trabajar, se fija en el rótulo que hay sobre la puerta en el que pone: «A la regeneración del calzado». Aquí podemos percibir la idea de regeneración nacional que existía en la época. El rótulo tenía doble ironía, ya que en la zapatería se dedicaban a descuartizar zapatos. Entre las líneas de este fragmento de la novela, nos encontramos con un «nosotros», una variante del «yo» con la que Baroja se vuelve a hacer presente en el texto. Aprovecha también para realizar una crítica a la densidad política y comentar las características de la época. Asimismo, recalca de nuevo que es el dueño del relato. Cabe destacar la presencia de Joaquín Costa, quien, en contra de la situación española del momento, ideó un programa político de regeneracionismo («despensa y escuela»), que comienza en torno a 1880 (quería regenerar la política española). Este programa quería reencauzar el desgaste de la política española.
Descripciones Objetivas desde el Punto de Vista del Personaje (Manuel)
- La primera vez que entra al comedor de Doña Casiana, hace una descripción exhaustiva del entorno. Podemos llegar a tener la sensación de que Manuel hace un barrido visual por toda la sala, registrando todos y cada uno de los objetos con los que se topa. La descripción es totalmente objetiva desde el punto de vista del personaje.
- Nos encontramos ante otra descripción abigarrada cuando habla del almacén de cacharros del señor Custodio. La descripción está repleta de enumeraciones; hace un listado de todos los cachivaches que guarda y almacena el trapero. Primero de forma meramente objetiva, pero al final, Manuel añade un toque de subjetividad, añadiendo sensaciones que percibe en ese entorno: «A Manuel le pareció agradable aquello».
Descripciones Subjetivas desde el Punto de Vista del Personaje
Las descripciones subjetivas desde el punto de vista del personaje se asemejan a visiones. Siempre las vamos a encontrar en ambientes de la naturaleza, no en espacios cerrados creados por el hombre, como las descripciones objetivas (la casa de Doña Casiana y el almacén de Custodio). Va a ser determinante el factor de la luz: cómo funciona y cómo se ilumina el entorno, los efectos que provoca en el ambiente y la repercusión que este ambiente tiene en el personaje. Queda claro que el personaje no ve lo que describe de forma literal, sino que ante él se proyecta esa imagen. Lo que a nosotros nos llega son las proyecciones de la subjetividad del personaje sobre la realidad de la naturaleza. Realmente no sabemos cómo era lo que el personaje estaba contemplando, sino que lo que percibimos es cómo esa naturaleza impacta en la emotividad del personaje. Son las propias emociones de cada personaje las que tiñen el espacio de una manera o de otra. Estas descripciones están fuertemente relacionadas con el impresionismo de la época.
- El primer ejemplo es la descripción de un atardecer. Podemos sentir la sensación de movimiento; los colores van cambiando por momentos. Manuel percibe colores siniestros y sangrientos en el atardecer (subjetividad); hace una proyección de su angustia sobre el espectáculo. Refleja su estado anímico, deprimido y frustrado, porque todo lo que ha visto de Madrid hasta el momento es tétrico y no le ofrece esperanzas. Baroja se ahorra páginas de descripciones anímicas del personaje; con ese atardecer, ya vemos que Manuel no está bien.
- El segundo ejemplo sucede justo antes del crimen de Leonardo. A través de esta descripción subjetiva, vemos el momento de depresión emocional por el que está pasando Manuel. Nos encontramos con sensaciones distintas: las nubes se van dispersando y con ello la luz comienza a entrar en la escena. El ambiente tras la lluvia lo impresiona y le deja un poso de tristeza que anuncia la tragedia.
El Tiempo y la Estructura en la Trilogía "La Lucha por la Vida"
Tiempo Histórico vs. Tiempo Novelístico
Antes de comenzar, es necesario que conozcamos la diferencia entre el tiempo histórico y el novelístico: el primero se refiere al contexto real de los acontecimientos y el segundo al desarrollo temporal de la narración.
Perspectivas Críticas sobre la Cronología
Para comenzar, vamos a tratar el estudio de Soledad Puértolas. La autora fija la terminación teniendo en cuenta: la coronación de Alfonso XIII (17 de mayo de 1902), la muerte de Juan (dos días después) y su entierro. Quedando el 20 de mayo de 1902 como fin de la trilogía. *Aurora roja* dará comienzo dos años antes, con el reencuentro de Manuel y Juan, cuando llevaban separados quince años. Por lo tanto, según el análisis de Puértolas, *Aurora roja* transcurrirá de 1900 a 1902 y *La busca* dará comienzo en 1885. En el transcurso del estudio, la autora ha encontrado un desajuste cronológico histórico: el del repatriado de Cuba. Esto aparece en *Mala hierba*, tres años antes de lo sucedido, estando fechado en mayo de 1895, en lugar de cuando sucedió, en 1898. Por lo demás, piensa que *La busca* se desarrolla de 1885 a 1888 (de los 10 a los 14 años de Manuel), *Mala hierba* de 1892 a 1896 (de los 18 a los 21 años), y *Aurora roja* de 1900 a 1902 (de los 25 a los 27 años). También encontramos más referencias en las que Baroja se ha podido inspirar en su novela, como la inauguración del salón París, donde debutó como bailarina Chuchita. Una vivencia parecida sucedió en un salón de la calle de la Montera, donde debutó la Chelito en 1900.
Por otro lado, contamos con la aportación del crítico Pablo Beltrán de Heredia. Él afirma que la alusión al crimen de la calle Malasaña (al comienzo de *La busca*) se basa en el célebre crimen de la calle Fuencarral en 1888. Así que, para este crítico, la trilogía da comienzo en 1888.
Alarcos afirma que *La busca* se desarrolla entre el verano de 1888 y noviembre de 1891. Entre la primera y la segunda novela de la trilogía no hay salto de tiempo y, por lo tanto, *Mala hierba* comprende desde noviembre de 1891 hasta el verano de 1896. *Aurora roja*, como se especifica en la novela y de acuerdo con Puértolas, dará comienzo cuatro años más tarde, en abril de 1900, y la trilogía finalizará el 20 de mayo de 1902, con la muerte de Juan. Alarcos encuentra los cuatro pilares que permiten establecer los hilos históricos para enmarcar toda la trilogía.
Referencias Históricas en la Trilogía
Las referencias históricas que integran la trilogía son, pues: el crimen de la calle Fuencarral (1888), la pérdida de Cuba (1898), el debut de la Chelito (1900) y la coronación del rey (1902). Estos acontecimientos aparecerán mencionados en orden cronológico, pero, como ya hemos mencionado anteriormente, no tendrán una precisión histórica exacta, debido a que no son referencias literales sino alusiones explícitas.
Ritmo Narrativo y Estructura Abierta
Como hemos visto, el tiempo novelístico no se ajusta a las mediciones precisas del calendario, y las referencias que utiliza Baroja son relativas e imprecisas: «en los días anteriores», «al día siguiente», «una tarde»... Son referencias temporales suficientes. Lo que interesa es que *La busca* y *Mala hierba* constituyen un relato lineal sin interrupciones, donde vemos el proceso de maduración del personaje. También es importante mencionar el tiempo psicológico. Este se nos hace psicológicamente más largo o corto dependiendo de las vivencias. Siendo más corto el tiempo que vivimos intensamente y más largo el que transitamos por rutinas. En la técnica narrativa ocurre a la inversa: cobra mayor desarrollo el tiempo corto real pero intenso, y el tiempo sin experiencias pasará desapercibido en un par de líneas. Baroja adopta un ritmo de relato bastante movido (*allegro*); cuando la materia temporal no se ajusta, la elimina (como los cuatro años entre *Mala hierba* y *Aurora roja*) o la condensa en lo esencial. Baroja trata así el tiempo con el fin de no aburrir, sino de entretener al lector. Un procedimiento típico barojiano para compensar el tiempo largo es la introducción del movimiento. Esto consiste en llevar al personaje a diferentes ambientes; en ese moverse, se topa con otros personajes y se ve en la necesidad de describir el ambiente o los antecedentes de esos nuevos personajes. Aunque también encontramos estos ambientes presentes en las otras novelas de forma más o menos intensa.
Finales Abiertos y Estructura por Ambientes
Baroja concibe la novela como una estructura abierta, que no debe ser un cosmos cerrado con una conclusión tajante que excluya posteriores desarrollos. Las novelas de *La lucha por la vida* ofrecen un final abierto a diferentes posibilidades y dejan que el lector forje el desenlace a su modo. El autor consigue dejar el hilo argumental en suspenso. En todas ellas, el porvenir de Manuel queda enfrentado ante un dilema. Como vemos en *La busca*, no sabemos si Manuel cambiará o seguirá con la mala vida.
Asimismo, cada novela de esta trilogía se encuentra dividida en tres partes, que podemos distribuir según los ambientes. En *La busca*, la primera parte se articula en torno a la pensión de doña Casiana; la segunda se centra en la zapatería; y la tercera, en la vagancia o trabajo humilde del suburbio.