Clasificación y Efectos de las Drogas: Un Estudio Integral
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Clasificación y Efectos de las Drogas
A) Clasificación según la dependencia que producen
- Fármacos de “paz”: Sustancias que prometen alguna forma de paz, por amortiguar la conciencia moral, como el alcohol o el éter; por analgesia directa (morfina y codeína); por inducir además euforia (heroína); por asfixia del cerebro (los neurolépticos); o por embrutecimiento anímico (sedantes). “Paz” cuyo abuso se paga con adictividad.
- Fármacos de “energía”: Otorgan una forma de energía, como la cocaína, el crack, la cafeína, etc. Estas no suelen ser adictivas, pero su abuso resulta más dañino para el cuerpo; el rendimiento inicial es grande, pero puede seguirle un colapso del motor (del organismo en el caso de la persona).
- Fármacos “visionarios”: Sustancias que proporcionan algún tipo de “viaje” o “excursión psíquica”, tanto los denominados fármacos menores (MDMA o éxtasis, drogas de diseño), como los mayores (mescalina, LSD). “Paz”, “energía” y “excursión psíquica” son opuestas a la angustia, apatía y rutina, eternos enemigos del ánimo. La pervivencia de esos enemigos explica la pervivencia inmemorial de los remedios que son sustancias idénticas o parecidas a los neurotransmisores, que transmiten los impulsos nerviosos.
B) Las drogas según sus efectos en el SNC
- Depresores del SNC
- Alcohol: Es una droga cuyo consumo se estimula por la publicidad y las tradiciones sociales. El alcohol no es un estimulante; el comportamiento de las personas que ingieren alcohol en determinados actos sociales se debe a que es un sedante del SNC. Tampoco es un afrodisíaco, ya que deteriora el desempeño sexual, sobre todo de los hombres. Los efectos del alcohol dependen de la cantidad y frecuencia de la ingestión. En pequeñas cantidades, amortigua la conciencia, reduce las inhibiciones sociales y produce sensaciones de relajación y euforia. Pero un consumo excesivo produce graves efectos: daños del sistema nervioso o del hígado, interfiere en la percepción de nuestros sentidos y disminuye la autoconciencia. En alcohólicos crónicos puede originar delírium tremens o el «síndrome de Korsakov» (se borra de la memoria cualquier acto reciente, aunque el individuo pueda recordar su infancia).
- Fármacos sedantes: (barbitúricos). Los barbitúricos, en dosis bajas, tienen un efecto similar a la embriaguez alcohólica y, en dosis altas, pueden ocasionar confusión mental grave o síntomas psicóticos (pérdida de contacto con la realidad). La sobredosis de barbitúricos puede causar el coma o la muerte, porque produce parálisis de los centros cerebrales, reguladores de la respiración.
- Fármacos tranquilizantes: (ansiolíticos). La ansiedad o tensión nerviosa supone sentimientos de aprensión e inseguridad que impiden realizar las tareas cotidianas. Los ansiolíticos sirven para combatir la ansiedad o aliviar el nerviosismo y el estrés. Aunque su poder adictivo es escaso, si las dosis son altas se puede generar dependencia física.
- Opiáceos: El opio es una droga psicoactiva ya utilizada por los griegos con fines placenteros o medicinales. Las dos sustancias derivadas del opio más importantes son la morfina y la heroína. La morfina ha sido uno de los analgésicos más utilizados durante la historia para aliviar el dolor; produce euforia, somnolencia y alivio del dolor, y cuando se interrumpe su ingestión, el adicto se vuelve hiperexcitable, deprimido e hipersensible al dolor. El fármaco más utilizado para combatir la adicción a los opiáceos es la metadona, que es una sustancia sintética derivada del opio. Se utiliza para el tratamiento de la dependencia a la heroína, porque neutraliza la euforia de ésta y evita la aparición del síndrome de abstinencia.
- Estimulantes del SNC
- Anfetaminas: Los usos médicos legales de estas sustancias son el tratamiento de la narcolepsia, la hiperactividad infantil y la sobredosis de fármacos sedantes. Las anfetaminas aceleran el uso de los recursos corporales y producen gran variedad de efectos conductuales: aumentan el rendimiento, mejoran el nivel de alerta del organismo y ayudan a combatir la fatiga. A corto plazo, permiten un esfuerzo continuado sin descanso ni sueño. Su consumo prolongado produce tolerancia, y en dosis elevadas aparece insomnio, pérdida de peso. También pueden originar una pérdida de contacto con la realidad, conocida como psicosis anfetamínica: los usuarios afectados se sienten amenazados y sufren delirios paranoides.
- Cocaína: La cocaína incrementa la actividad de las vías del cerebro sensibles a dos mensajeros químicos: la noradrenalina (activa el cerebro) y la dopamina (produce una “oleada” de placer). Provoca sensaciones de euforia, seguridad y bienestar, y cuando se acaban sus efectos, el sujeto puede sufrir trastornos del sueño, ansiedad o depresión. El abuso de cocaína se ha generalizado peligrosamente en los últimos años.
C) Sustancias “visionarias”
- MDMA (éxtasis): La metilendioximetanfetamina (MDMA) es una droga sintética con propiedades alucinógenas. Puede provocar deshidratación, hipertermia, tensión muscular, desmayos y escalofríos, etc. Según A. Escohotado, “el éxtasis tiene como rasgo peculiar la empatía o capacidad para establecer contacto con el sentimiento; a cambio de no cruzar las puertas de la percepción, permite trasponer o desempolvar la puerta del corazón”.
- Marihuana y hachís: La principal sustancia química activa de la marihuana es el tetrahidrocannabinol o THC, un alucinógeno moderado. Las hojas con bajas proporciones de THC son las que se denominan “grifa”. Parece que existe una alternancia en los efectos subjetivos de la marihuana; por una parte, están las risas y agudeza para lo cómico, la efusión sentimental y desembarazarse de inhibiciones personales. Y, por otra, existe un elemento de aprensión y zozobra, una tendencia a ir al fondo de la realidad, que nos señala todo lo que pudimos o debimos hacer y no hemos hecho. Diversos estudios han demostrado que la marihuana es eficaz para aliviar la situación de enfermos graves.
- Sustancias psicodélicas: En este grupo de sustancias se encuentran las que alteran la percepción sensorial produciendo experiencias peculiares: el LSD, la mescalina y la psilocibina. Las drogas psicodélicas cambian la percepción sensorial y alteran la concepción del espacio, del tiempo y del sentido del “yo”. Estas drogas, aunque distorsionan la percepción y el conocimiento, refuerzan la sensibilidad y producen la sinestesia, es decir, la transmutación de las sensaciones. El sonido se puede experimentar como visión, el tacto como sonido, etc.