Clara Campoamor y el Sufragio Femenino: Un Hito en la II República Española
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Introducción al Documento
Naturaleza y Contexto del Discurso
Este documento es una fuente primaria de tipo político y social. Se trata de un fragmento del discurso que Clara Campoamor pronunció en las Cortes Constituyentes de la República Española el 1 de septiembre de 1931, donde, entre otras cosas, defendió el papel de la mujer en la política, especialmente su derecho al voto.
Ideas Centrales del Discurso de Campoamor
Las ideas principales giran en torno a la defensa de los derechos de la mujer y, específicamente, el derecho al sufragio femenino. Campoamor argumenta que el sistema político propuesto es una democracia, un gobierno del pueblo, en el que las mujeres deben participar activamente, ya que también contribuyen pagando impuestos y cumpliendo con sus responsabilidades ciudadanas. Finalmente, sostiene que conceder el voto a las mujeres no sería un obstáculo para la República, dado que ellas también han luchado y manifestado su descontento ante diversas injusticias.
Contexto Histórico: La II República Española y la Constitución de 1931
Proclamación y Gobierno Provisional
En abril de 1931, se proclamó la II República Española. Tras la marcha al exilio del rey Alfonso XIII, se formó un Gobierno Provisional, dirigido por Niceto Alcalá Zamora. Este gobierno tuvo como objetivo principal convocar elecciones para Cortes Constituyentes, que se celebraron en junio de 1931, y llevar a cabo reformas urgentes en sectores clave como la agricultura, el ejército y la educación. También se implementaron medidas políticas iniciales, como la amnistía para delitos políticos, sociales y de imprenta. Una coalición de republicanos y socialistas ganó las elecciones, y su primera tarea fue redactar una nueva Constitución.
El Debate Constitucional y la Presencia Femenina
Las discusiones sobre el contenido de la Constitución fueron intensas, especialmente en torno a la cuestión religiosa y la igualdad de derechos entre hombres y mujeres. En las Cortes Constituyentes, inicialmente solo había dos mujeres entre los 465 diputados: Clara Campoamor (del Partido Radical) y Victoria Kent (de Izquierda Republicana), a las que se sumó Margarita Nelken (del Partido Socialista) más tarde. Clara Campoamor se destacó por su incansable lucha en defensa de los derechos de la mujer y jugó un papel clave en el debate sobre el sufragio femenino.
La Lucha por el Sufragio Femenino: Campoamor vs. Kent
Campoamor, tras años de activismo y siguiendo el ejemplo de las sufragistas anglosajonas, llevó al Congreso una propuesta para incluir el voto femenino en la Constitución. A pesar de los largos y duros debates, el artículo 34, que establecía la igualdad de derechos para todos los ciudadanos mayores de 23 años, fue finalmente aprobado con 161 votos a favor y 121 en contra. Las diferencias entre Campoamor y Victoria Kent no radicaban en el fondo de la cuestión, sino en la estrategia política. Kent consideraba que otorgar el voto a las mujeres podía ser un riesgo para la República, ya que muchas mujeres carecían de formación y podrían votar bajo la influencia de sus maridos o la Iglesia. Campoamor, por su parte, defendió la idea de que la única manera de alcanzar la libertad era ejerciéndola.
Consecuencias y Legado del Sufragio Femenino
A pesar de la fuerte oposición y los prejuicios arraigados, como la idea de que las mujeres eran emocionalmente inestables y no aptas para votar, el sufragio femenino fue finalmente aprobado. Las mujeres votaron por primera vez en las elecciones de 1933, y aunque se les culpó injustamente de la victoria de la derecha, este hecho representó un avance histórico crucial. Sin embargo, Clara Campoamor no logró implementar otras reformas que tenía en mente, como la igualdad para los hijos nacidos fuera del matrimonio o la abolición de la prostitución.
Últimos Años y Exilio de Clara Campoamor
Después de no revalidar su escaño en las elecciones de 1933, Campoamor aceptó el puesto de Directora General de Beneficencia y Asistencia Social, que ocupó hasta 1934. Al estallar la Guerra Civil Española en 1936, se exilió primero en Ginebra y luego en Argentina, donde vivió hasta su muerte en 1972 en Lausana, Suiza.