Civilizaciones de Mesopotamia: Sumerios, Acadios, Babilonios y sus Legados

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Los Albores de la Civilización en Mesopotamia

Los Sumerios: Pioneros de la Baja Mesopotamia

Los sumerios fueron los primeros pobladores conocidos de la Baja Mesopotamia. Provenientes de regiones del este, fueron estableciéndose y desarrollando pequeñas ciudades. Entre el periodo del 4000 al 2800 a.C., aproximadamente, aportaron innovaciones cruciales como nuevos sistemas de riego por canales, el amurallamiento de las ciudades para su defensa, la construcción de imponentes templos (zigurats) y la invención de la protoescritura. Esta última se basaba en unos 2000 ideogramas que utilizaban para crear documentos administrativos (como registros de propiedad), escrituras diversas, cuentas, leyes, etc.

Hacia el 2800 a.C., una terrible inundación afectó a muchos asentamientos sumerios y se perdieron numerosos registros escritos. Sin embargo, se conservó una obra fundamental de la literatura universal: el Poema de Gilgamesh, una narrativa épica sobre las vivencias del rey Gilgamesh.

Los Acadios: El Primer Gran Imperio

Tras este periodo, llegaron los acadios, un pueblo semita que se estableció en el fértil territorio del sur mesopotámico. Construyeron y reforzaron murallas alrededor de ciudades importantes como Kish, Ur y Uruk, e impusieron el acadio como lengua administrativa y cultural. Sargón de Acad es reconocido por fundar el que se considera el primer gran imperio de la historia.

Una diferencia notable entre sumerios y acadios se observa en las representaciones humanas en las estelas: las figuras sumerias tienden a ser más esquemáticas y voluminosas, mientras que las acadias son más naturalistas y musculosas, como se aprecia en la Estela de los Buitres (aunque de origen sumerio tardío, muestra transición) y, sobre todo, en la imponente Estela de Naram-Sin (ca. 2254-2218 a.C.). Más tarde, figuras como Gudea de Lagash, perteneciente a la segunda dinastía de Lagash, representaron un renacimiento sumerio antes de la consolidación de nuevos poderes.

Imperios y Avances Posteriores

Amorreos, Babilonios y Asirios

Los amorreos, otro pueblo semita, emergieron hacia el año 2000 a.C. y adoraban a deidades como Shamash (el dios sol). Se establecieron en diversas partes del territorio fértil de Mesopotamia, dando lugar a importantes centros de poder como Assur (en el norte), Larsa (en el sur) y, de forma crucial, Babilonia ('Puerta de Dios') en el centro.

El sexto rey amorreo de la primera dinastía de Babilonia fue Hammurabi (reinó ca. 1792-1750 a.C.), quien consolidó un vasto imperio (conocido como Imperio Paleobabilónico). Es célebre por la creación del Código de Hammurabi, un detallado conjunto de leyes para regular la vida cotidiana, famoso por aplicar el principio de la Ley del Talión ('ojo por ojo, diente por diente').

Al norte, los asirios, originarios de la región de Assur, también jugaron un papel fundamental. Utilizaban la escritura cuneiforme (heredada de los sumerios y acadios) y son conocidos por sus vastas bibliotecas de tablillas de arcilla, como la encontrada en Nínive bajo el reinado de Asurbanipal. Algunas tablillas, como la Plimpton 322 y la YBC 7289, demuestran sus avanzados conocimientos matemáticos, incluyendo conceptos trigonométricos y el cálculo de raíces cuadradas.

Innovaciones Tecnológicas y Lingüísticas

Hacia el 1750 a.C. y en siglos posteriores, el uso del bronce se generalizó, permitiendo la fabricación de herramientas y armas más resistentes. Además, se desarrolló y perfeccionó el carro de guerra tirado por caballos, una innovación que revolucionó las tácticas militares y la expansión de los imperios.

Paralelamente, en la región costera del Levante, los fenicios (otro pueblo semita) desarrollaron un sistema de escritura revolucionario: el alfabeto consonántico, que simplificaba enormemente la escritura y la lectura.

Aunque el acadio (en sus dialectos babilonio y asirio) fue la lengua franca y escrita predominante durante siglos en Mesopotamia, hacia el 1000 a.C. comenzó a ganar prominencia el arameo. Esta lengua semítica utilizaba un alfabeto derivado del fenicio, compuesto por 22 símbolos, y gradualmente se convirtió en la *lingua franca* administrativa y cotidiana de gran parte del Cercano Oriente.

El Auge Neobabilónico y el Exilio Judío

Tras la caída del Imperio Asirio, Babilonia experimentó un nuevo periodo de esplendor bajo la dinastía caldea (Imperio Neobabilónico). Hacia finales del siglo VII y principios del VI a.C., el rey Nabucodonosor II consolidó este poder, conquistando vastos territorios. Es conocido por la destrucción del Primer Templo de Jerusalén en 587/586 a.C.

Este evento marcó el inicio del Exilio Babilónico para el pueblo judío. Parte de la élite del reino de Judá, incluyendo escribas, sacerdotes y artesanos, fue deportada a Babilonia, mientras que una parte de la población permaneció en Judea bajo dominio babilónico. Figuras proféticas como Ezequiel jugaron un papel crucial durante el exilio, ayudando a mantener la identidad religiosa y cultural judía en Babilonia. Este periodo también fue fundamental para la compilación de textos sagrados y posiblemente fomentó una mayor alfabetización dentro de la comunidad exiliada.

La Medición del Tiempo Babilónica

Los babilonios eran astrónomos y matemáticos consumados y desarrollaron un sofisticado calendario lunisolar. Este sistema combinaba meses basados en los ciclos de la Luna con ajustes periódicos para alinearlo con el año solar. Dicho calendario era esencial para regular las actividades agrícolas (siembra, cosecha) y la recaudación de impuestos.

Su sistema de medición del tiempo incluía una semana de 7 días (cada día asociado a un cuerpo celeste conocido), meses de aproximadamente 29 o 30 días, y años que constaban normalmente de 12 meses lunares. Para evitar el desfase con el año solar, añadían un mes extra (intercalar) de forma regular. Este proceso de intercalación se sistematizó, destacando el uso de ciclos como el ciclo metónico de 19 años, que permitía una sincronización muy precisa entre los ciclos lunar y solar a largo plazo.

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