Mio Cid: Contenido, Estructura y su Legado en la Literatura Española

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Mio Cid: Contenido y Estructura

Sea como fuere, el Mio Cid ha llegado hasta nosotros dividido en tres partes: «Cantar del destierro», «Cantar de las bodas» y «Cantar de la afrenta de Corpes». Aun así, el manuscrito está incompleto, faltándole las primeras páginas, por lo cual no conocemos el motivo exacto de su destierro de Castilla. La respuesta no la proporciona la obra literaria, sino la historia: la enemistad entre Alfonso VI y Rodrigo Díaz de Vivar venía por la sospecha de que el rey había matado a su hermano Sancho II, apoderándose así del reino de Castilla.

De todas formas, hemos de leer el Poema de Mio Cid como una obra literaria inspirada en la historia, aunque no totalmente respetuosa con ella. Por ejemplo, las hijas del Cid, que en el poema se llaman Elvira y Sol, se llamaron en realidad María y Cristina. No se casaron con los infantes de Carrión, sino con príncipes de las casas reales de Navarra y Aragón. Es más, el juglar o los juglares nunca mencionaron a lo largo del poema que Rodrigo y Doña Jimena tuvieron un hijo varón llamado Diego, muerto en plena juventud con apenas veinte años. Quizá la mayor falsedad del poema radique en la idealización de su figura, pues en la realidad histórica fue un mercenario.

El Mio Cid y su Legado Literario

El Cid Campeador, como personaje literario, ha tenido una gran descendencia en la literatura. Aparte del Poema de Mio Cid, en la Edad Media hubo otro cantar de gesta, que nos ha llegado incompleto, en el cual se contaba la juventud del héroe: nos referimos al «Cantar de Rodrigo». Ya a finales de la Edad Media, el Cid y los personajes que lo rodean aparecían en los romances llamados ciclo cidiano; allí se le encuentra en la corte del rey Fernando, y se narran los difíciles caminos que llevaron a su matrimonio con Jimena Díaz.

Utilizando lo que se conocía de la tradición oral y parte de la escrita, el dramaturgo Guillén de Castro escribió a principios del siglo XVII la hermosa obra teatral titulada Las mocedades del Cid. En esta misma centuria, el escritor francés Pierre Corneille, basándose en la obra de Guillén de Castro, escribió su famoso drama El Cid, de gran trascendencia en la literatura universal. Corneille escribió su obra siguiendo la regla de las tres unidades aristotélicas, pero la obra contiene un anacronismo al situar la corte del rey Fernando I en Sevilla.

Al principiar el siglo XX, los escritores del 98 y el crítico Ramón Menéndez Pidal volvieron a poner de moda la figura del Cid. La figura del Cid también estuvo de moda entre los escritores modernistas; de ahí el famoso poema «Castilla» de Manuel Machado.

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