El Ciclo Clasicista: Evolución y Conflicto en la Poesía de los Siglos XVI-XVIII
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El ciclo clasicista abarca un extenso período de tres siglos (XVI, XVII y XVIII) durante los cuales la Poesía libra una intensa batalla para liberarse de las restricciones impuestas por las poéticas más dogmáticas.
Humanismo y Revalorización del Discurso Poético (Siglo XVI)
En el siglo XVI, se consolida el humanismo, un movimiento de apertura que considera al hombre como un ser de posibilidades imprevisibles. Este movimiento conlleva una revalorización de los discursos producidos por el hombre, entre los que destaca el discurso poético. Como es característico de los procesos culturales, una nueva doxa sustituye a una anterior. Sin embargo, el ciclo clasicista se distingue por ser un período de transición entre el comportamiento cultural de la Edad Media y el de la Edad Moderna, que se establecería definitivamente con el Romanticismo.
La Lucha por el Reconocimiento del Arte Poético
En las primeras poéticas humanistas, la Poesía lucha por alcanzar el rango de arte liberal. Este momento está representado en España por la Philosophía antigua Poética de Alonso López Pinciano, donde se pueden leer afirmaciones como: “sin Retórica, hay retóricos; y sin Poética, hay poetas…”. No obstante, esta actitud pronto sería reemplazada por un aristotelismo dogmático que constituye el "clasicismo", cuya máxima representación en España se encuentra en las Tablas Poéticas de Francisco Cascales.
Es común ilustrar la diferencia entre la poética humanística de Pinciano y la poética contrarreformista de Cascales, destacando sus diferentes posturas en torno a una cuestión central de la teoría poética de estos siglos: la imitatio, en su vertiente de “imitación de modelos”. Mientras que para Pinciano “no es suficiente causa para culpar una acción el decir: no lo usó Homero, no Virgilio, no Eurípides, no Sócrates”, para Cascales, tratar de inventar un nuevo arte poético es tan imposible como buscar “frondosos árboles y verdes jardines en las arenas de Ethiopía”, puesto que los que lo pretenden “al fin no serán de tanta autoridad, que se deba creer antes a ellos que a Aristóteles y Horacio”.
Arte vs. Ingenio: El Debate Central
La cuestión de la imitación de los modelos remite directamente a la debatida oposición entre "arte" e "ingenio". La posición clasicista enfatiza el “arte”, considerando que en él reside la perfección del creador literario. Tanto Cascales como otros teóricos, como El Brocense, valoran sobre todo la destreza del poeta, la ejecución de la técnica, lo que implica una concepción de la Poesía como un conjunto de variaciones técnicas sobre modelos preestablecidos. La posición humanista, por el contrario, destaca el “ingenio” del poeta, su capacidad para idear o inventar nuevas formas o pensamientos.
Polémicas y Separación entre Teoría y Práctica Literaria
Otros aspectos importantes de la poética clasicista española son las polémicas que, ya en el siglo XVII, enfrentan a teóricos clasicistas con poetas gongorinos y dramaturgos innovadores. De todos estos conflictos se desprende la idea fundamental de que teoría y práctica literarias siguen caminos muy separados, lo cual es esencial para comprender las características de este período.
El arte nuevo de hacer comedias de Lope de Vega: Una Excepción
Una excepción notable es El arte nuevo de hacer comedias de Lope de Vega, un ensayo de una Poética renovada y renovadora. A pesar de las precauciones, Lope defiende rotundamente la libertad del gusto, desafiando la “ley”. No es sorprendente que la crítica romántica de principios del siglo XIX eligiera el teatro barroco, a Lope y a Calderón, como modelos de un arte nuevo y libre.
El Neoclasicismo y la Persistencia de las Reglas
A pesar de estos tempranos enfrentamientos contra las reglas, gran parte del siglo XVIII estuvo protagonizado, a nivel teórico, por un comportamiento explícitamente normativo que considera la obediencia a las reglas como el principal valor artístico. Si bien estas reglas no se presentaban tanto como procedentes de la autoridad, sino de la razón, y los neoclásicos franceses, aun admitiendo la necesidad de observarlas, confesaban no sentirse esclavos de ellas, el conflicto entre la imitación y el genio no se resolvió en favor del segundo. La primera mitad del siglo conoció la producción de poéticas clasicistas como las de Luzán.