Cicerón: Oratoria y Discursos
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La retórica en la antigua Roma
En las escuelas de retórica se practicaba esta técnica de elaboración del discurso por medio de ejercicios de iniciación, denominados progymnasmata, sobre temas reales o ficticios, para que el alumno compusiera textos que incluyeran los principales tópicos del género oratorio. Posteriormente se realizaban ejercicios de declamación, como las suasoriae o las controuersiae con el fin de aplicar las enseñanzas teóricas y lograr el adiestramiento necesario para la práctica forense.
Los tratados de retórica y los discursos de Cicerón
Marco Tulio Cicerón (106 a.C- 43 a.C) nació en Arpino, cerca de Roma, en el seno de una familia de clase media perteneciente al orden ecuestre. En el 79 a.C. emprendió un viaje por Grecia y Asia Menor para completar su formación. A su regreso a Roma, inició su carrera política. Como cuestor fue destinado a Sicilia. Su honradez en el desempeño de este cargo hizo que ascendiera rápidamente en la escala del cursus honorum, siendo elegido, sucesivamente, edil, pretor y cónsul. Durante su consulado, hubo de hacer frente a la conjuración de Catilina, de la que consiguió salir.
Partidario de Pompeyo durante la guerra civil, la victoria de César lo obligó a retirarse de la vida política. Tras el asesinato del dictador en el 44 a.C., Cicerón se enfrentó abiertamente a Marco Antonio y defendió el retorno al orden republicano. Instituido el segundo triunvirato, Cicerón se convirtió en el blanco de las iras de Marco Antonio, quien ordenó su asesinato. Su cabeza y sus manos fueron exhibidas públicamente en el foro romano.
La obra retórica: tratados
Cicerón escribió varios tratados de retórica, todos los cuales coinciden en presentar al orador como modelo supremo de humanitas. Desde el punto de vista formal, adopta una postura intermedia entre los asianistas y los aticistas. Además de un tratado de época juvenil, De inuentione (Sobre la invención retórica), y de otras obras menores, como Partitiones oratoriae (Particiones oratorias), De optimo genere oratorum (Sobre el mejor género de oradores) y Topica (Tópicos), Cicerón compuso tres grandes obras retóricas de tipo teórico:
- De oratore (Sobre el orador).
- Brutus (Bruto).
- Orator (El orador).
De oratore: Dos grandes oradores romanos, Antonio y Craso, dialogan sobre la figura del orador perfecto, que no solo debe saber hablar bien y tener las dotes de ingenio natural que el oficio requiere, sino también poseer una completa cultura literaria, filosófica y jurídica, además de una sólida formación moral.
Brutus: En esta obra, Cicerón traza una historia de la elocuencia romana, desde sus comienzos hasta su propia época, para demostrar que la tradición oratoria de Roma no tenía nada que envidiar a la griega. Cicerón se sitúa a sí mismo como cumbre de la oratoria romana y se enfrenta con los defensores a ultranza del aticismo.
Orator: Cicerón aborda en este tratado la triple función del orador (enseñar, deleitar y convencer). Sin embargo, de las cinco partes de la retórica, se centra especialmente en la elocutio.
La obra oratoria: discursos
El gran mérito de Cicerón reside en el hecho de haber sabido llevar a la práctica en sus discursos todas las reglas de corte teórico de sus obras retóricas. Compuso gran cantidad de discursos, la mayoría de los cuales han llegado hasta nosotros y han sido admirados como modelo de elocuencia en todas las épocas. Muchos de ellos son de carácter privado y judicial, mientras que otros son de carácter público y político, pronunciados en el Senado o en asambleas populares. Señalamos a continuación algunos de los más significativos:
- In Verrem (Verrinas).
- De lege Manilia o De imperio Cnaei Pompei (Sobre la ley Manilia).
- In Catilinam (Catilinarias).
- Philippicae (Filípicas).
Otros famosos discursos de Cicerón fueron los realizados en defensa de diversos personajes, entre los que cabe destacar Pro Milone, Pro Archia poeta, Pro Murena, Pro Caelio y Pro Ligario.