La Casa de Bernarda Alba: Represión, Pasión y Conflicto en la España Rural
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Argumento: La Casa de Bernarda Alba
La obra comienza con el entierro de Antonio María Benavides, segundo marido de Bernarda Alba. Tras el funeral, Bernarda impone un riguroso luto de ocho años a sus cinco hijas. Encerradas en la casa y forzadas a bordar su ajuar, la tensión entre las hermanas aumenta cuando Angustias, la mayor, anuncia su compromiso con Pepe el Romano. Este joven también despierta el amor de otras dos hermanas, Martirio y Adela.
La Poncia, criada y confidente de Bernarda, intenta advertirle sobre la creciente tensión en la casa, pero Bernarda desestima sus palabras. Sin embargo, la situación se complica cuando Martirio roba un retrato de Pepe que Angustias guardaba. Además, se descubre que Pepe prolonga sus visitas a Angustias hasta altas horas de la madrugada.
Bernarda, intentando mantener el control, decide adelantar la boda de Angustias. Pero ya es tarde: Adela y Pepe el Romano mantienen un romance secreto, vigilado por Martirio. Una noche, Martirio delata a Adela durante uno de sus encuentros. Bernarda, furiosa, se enfrenta a Adela, quien confiesa su amor por Pepe. Bernarda toma una escopeta para matar a Pepe, pero tras un disparo, Adela, creyendo que su amado ha muerto, se encierra y se suicida. La obra concluye con la familia sumida en el luto y la desesperación.
Espacio: Símbolos y Significados
La Casa
La casa es el escenario principal donde se desarrolla toda la obra. Es un espacio cerrado, aislado del exterior, que representa la opresión y la falta de libertad que sufren las hijas de Bernarda. Los gruesos muros de la casa la protegen de las críticas y del "qué dirán", pero también la convierten en una prisión, un "infierno" o un "convento" para sus habitantes. La falta de amor, la soledad y la frustración dominan este espacio habitado solo por mujeres.
El corral, única conexión con el exterior, simboliza la libertad y el deseo. Allí se encuentra el caballo garañón, representación de la masculinidad, y es el lugar donde Adela y Pepe el Romano se encuentran en secreto. El color blanco de las paredes, que se va deteriorando a medida que la tensión aumenta, refleja la pérdida del orden y la pureza impuesta por Bernarda.
El Mundo Exterior
El mundo exterior representa la libertad, el deseo y la vida en contraste con la reclusión de la casa. Se manifiesta en la obra a través de imágenes como la orilla del mar y los campos. También simboliza la libertad amorosa, como el olivar donde llevan a Paca la Roseta o el campo donde los segadores se encuentran con la mujer de lentejuelas. Para Adela, el exterior son los "juncos de la orilla", una metáfora de su relación con Pepe el Romano. Es un mundo de hombres que trabajan, de hombres que aman y de mujeres que los acompañan; un mundo más natural e idílico.
El Pueblo
El pueblo representa la otra cara del mundo exterior, ligada a la moral, las convenciones sociales y el "qué dirán". Es un pueblo que Bernarda desprecia, pero al que ella misma pertenece. Un pueblo que rechaza a quienes no siguen sus normas y que incluso puede llegar a tomarse la justicia por su mano si alguien transgrede las reglas.
Tiempo: Una Época Indefinida
La obra se sitúa en un tiempo indeterminado, presumiblemente contemporáneo al autor, aunque no hay referencias directas a la época, excepto por las costumbres de los personajes. Se puede ubicar la acción a principios del siglo XX. Cada acto transcurre en un período distinto del día, pero no se trata de tres partes de un mismo día. Las elipsis temporales entre los actos son constantes, lo que contribuye a la sensación de opresión y encierro.