Las Cartas Marruecas de Cadalso: Crítica Social e Ilustración Española
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Las Cartas Marruecas de José Cadalso: Un Retrato de la Ilustración Española
La obra "Cartas Marruecas", escrita por José Cadalso, es una de las piezas ensayísticas y críticas más representativas de la Ilustración española. En ella, el autor repasa y critica las costumbres, ideas y la organización social hispánica de su tiempo. Responde a un planteamiento crítico de la realidad española desde la perspectiva del pensamiento ilustrado.
Contexto y Estructura de la Obra
La redacción de Cartas Marruecas debió de concluir hacia 1774, pero se publicó póstumamente en 1789. Uno de sus aspectos más destacados es que sigue un modelo epistolar, típico de la época, compuesto por 90 cartas. Este formato se inspira, en este caso, en las célebres Cartas persas de Montesquieu.
Este modelo ofrece una visión crítica de un país con los ojos de un extranjero, cuya condición foránea le permite hacerlo de forma desapasionada. La innovación española en este caso consiste en que las cartas se entrecruzan entre dos marroquíes (Gazel y su maestro Ben Beley) y un español (Nuño). Esto contrasta opiniones diversas sobre los asuntos que se tratan, pues Cadalso intenta que las consideraciones de los protagonistas no sean siempre coincidentes, con lo que se proporcionan diferentes perspectivas sobre la realidad, un concepto conocido como perspectivismo o realismo. Así, la obra contiene:
- Tres puntos de vista
- Tres historias
- Tres personajes
- Tres narradores
Temática Ilustrada y Crítica Social
Otro aspecto relevante de la obra se refiere a su temática ilustrada. La crítica se centra en tipos sociales y costumbres varias, señalando las grandes lacras de la España del Antiguo Régimen:
- La nobleza inútil y parasitaria.
- El excesivo número de religiosos que no producen ni trabajan.
- El menosprecio ancestral de la ciencia y el conocimiento, así como del comercio y de la industria.
Cadalso señala las causas del atraso y de la decadencia del país. Entre ellas menciona:
- Las guerras.
- El escaso aprecio al trabajo.
- El atraso científico.
- Las supersticiones.
- La cultura superficial y pedante.
Para mejorar la situación del país, se proponen diversas reformas, que en general pueden encuadrarse dentro de los ideales ilustrados de su tiempo:
- Tolerancia.
- Moderación.
- Justo medio.
- Educación y formación de buenos ciudadanos.
No obstante, también puede advertirse en la obra cierto sentimiento de fracaso, una cierta actitud vital desazonada, que nos pone en contacto con un escritor desengañado, que no se correspondería exactamente con el propio ideal ilustrado de intelectual racional y optimista.
Dualidad de la Visión del Autor
Un aspecto importante en el autor y en su obra es que en ella conviven los ideales ilustrados con cierta añoranza de un pasado glorioso que se sabe que no volverá. Ello hace que se alternen los pasajes esperanzados, en los que puede comprobarse la confianza del escritor en el éxito de las reformas propuestas por los pensadores de su tiempo, con la faz pesimista del intelectual decepcionado y escéptico, consciente de las dificultades de esos intentos reformistas e incluso, en alguna ocasión, desilusionado con los seres humanos mismos, lo que evidentemente no confirma la idea dieciochesca de la bondad innata de los hombres.
Lengua y Estilo
En cuanto a la lengua y el estilo, sobresalen los procedimientos expresivos característicos de la prosa neoclásica. Su ideal estilístico es la sobriedad y la contención, rasgos que guían su prosa. Pretende con ello alejarse de la retórica barroca precedente y afirmar la utilización de una lengua más llana y sencilla, dominada por la naturalidad y espontaneidad. Incluso, a veces en Cartas Marruecas, predomina el tono conversacional apropiado al intercambio de opiniones de los personajes.