Carta del Restauro de 1972 y la Restauración en España: Posguerra y Democracia
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Carta del Restauro de 1972
La Carta del Restauro italiana de 1972 es una normativa de enorme interés, con carácter de obligado cumplimiento en Italia. Dada su trascendencia y repercusión en la metodología de la restauración europea, supone una puesta al día de los principios lanzados por la Carta de Venecia. En la Carta del Restauro se traducen los métodos restauradores llevados a cabo por el Istituto Centrale del Restauro (ICR) en Roma y la teoría desarrollada por Cesare Brandi, es decir, asume el Restauro Crítico.
En esta Carta se distingue claramente entre:
- Salvaguardia: cualquier medida conservadora que no implique la intervención directa sobre la obra, lo que equivale a una conservación preventiva.
- Restauración: propiamente dicha, que supone una intervención directa.
Por otro lado, intenta un equilibrio entre la instancia estética y la histórica, especificando qué operaciones están permitidas y cuáles se prohíben, siguiendo las recomendaciones de Brandi.
Concede una importancia relevante a la planificación por parte de los organismos oficiales, que deben supervisar todo el proceso de conservación y restauración, y exige un diario de la restauración con un informe final que argumente dicho proceso al completo.
La Restauración en España: de la Posguerra al Periodo Democrático
La Guerra Civil española truncó radicalmente el desarrollo teórico y las nuevas realizaciones que en materia había abanderado Torres Balbás. Sus criterios respondían a la "escuela conservadora" y rechazaban la "unidad de estilo" con la que aún muchos arquitectos intervenían durante la década de los 30. La teoría de Torres Balbás resulta coetánea con la puesta en marcha de la Ley de Patrimonio Histórico Español de 1933, una legislación que traducía una voluntad por la protección del Patrimonio, pero no pudo evitar el expolio de los bienes de la Iglesia y, mucho menos, las quemas y destrucciones que la situación política y social originó con los sucesos de 1931 y 1934. La Ley de Patrimonio Histórico Español de 1933 estuvo vigente durante años, hasta la promulgación de la de 1985.
La Dirección General de Regiones Devastadas
La catástrofe que para el Patrimonio Español supuso la Guerra Civil es comparable con la que unos años después sufriría Europa con la Segunda Guerra Mundial. El conflicto bélico en España interrumpió la puesta en práctica de los métodos conservadores de Balbás y también paralizó la labor proteccionista de la República. A pesar de esto, los dos bandos intentaron demostrar una preocupación por la protección, conservación y salvaguarda del Patrimonio artístico y cultural, incluso convirtiéndolo en una victoria moral.
El bando republicano había creado en 1933 la "Junta de Incautación, Salvamento y Protección del Tesoro Artístico", que pasaría a llamarse "Junta de Conservación y Protección del Tesoro Artístico". El bando nacional organizó en 1936 la "Junta de Cultura Histórica y del Tesoro Artístico", que al final de la guerra se denominará "Dirección General de Regiones Devastadas y Reparaciones", dependiente del Ministerio de Gobernación. Será esta la encargada de la reconstrucción del Patrimonio arquitectónico del país hasta su desaparición en 1957. La guerra había provocado 150 iglesias arrasadas, 1850 edificios demolidos y 4000 templos con diversos daños.
La consecuencia más importante de la nueva situación política fue el radical distanciamiento que se opera en España en materia de conservación y restauración. Se produjo una regresión a posturas más tradicionales, consiguiendo una parálisis metodológica y teórica. Los tres rasgos esenciales de la reconstrucción de la posguerra son el tradicionalismo, la unidad de estilo y la transformación del monumento en busca del reforzamiento de la idea imperial que debía asumir el patrimonio monumental. La Dirección General de Regiones Devastadas privilegió los intereses políticos, dando prioridad a los enclaves favoritos del régimen: edificios religiosos, del Estado, beneficencia, localidades adoptadas por Franco. "La reconstrucción nacional" contribuyó a nuevas poblaciones en zonas rurales, respondiendo al discurso franquista y a los principios del Movimiento Nacional con elementos tradicionales.