Características del Arte Románico: Pintura y Escultura Simbólica
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Pintura Románica
La pintura románica se caracteriza por su marcado carácter simbólico y religioso. Destaca también por su gran expresividad, que atrae la atención del espectador hacia los rostros y las figuras. Predomina la falta de realismo y su tendencia a la esquematización.
Las figuras se sitúan frontalmente sobre fondos monocromos o franjas horizontales de diferentes colores. Se dibujan con pocos trazos, pero con una gruesa línea negra que delimita la figura y la separa del fondo. Los colores utilizados son planos, sin mezclas y muy vivos: ocres, negros, rojos y, en menor medida, azul y verde. Se trata de una pintura antinaturalista, con tendencia a la abstracción. Carece de perspectiva y volumen, por lo que las figuras resultan planas, hieráticas y frontales.
Tipos de Pintura Románica
Pintura Mural
Es la más común y se sitúa en los ábsides, muros o bóvedas de las iglesias. Está subordinada a la arquitectura.
Ábsides
Se reserva para las escenas principales, normalmente el Pantocrátor (representación de Cristo en majestad) inscrito en una forma de almendra llamada mandorla. Está rodeado por ángeles o por el tetramorfo (la representación simbólica de los cuatro evangelistas). Debajo del Pantocrátor se suelen localizar figuras de santos y apóstoles, representados de forma rígida y frontal. En ocasiones, en lugar del Pantocrátor, se representa a la Virgen con el Niño en su regazo (Theotokos).
Los ábsides suelen dividirse pictóricamente en tres registros o zonas, delimitadas por cenefas:
- Zona inferior / Tierra
- Zona media / Intermediarios
- Zona superior / Cielo
Muros y Bóvedas
Aparecen pintados con temas del Antiguo o Nuevo Testamento, a menudo encuadrados en registros rectangulares.
Pintura de Caballete
Realizada sobre tabla de madera utilizando la técnica del temple. Se empleaba comúnmente para decorar frontales de altar o antipendios.
Miniaturas
Corresponden a las ilustraciones realizadas manualmente en códices y libros. Se utilizaron abundantemente para decorar Biblias, pasionarios, salterios y vidas de santos. Las escenas suelen ser planas y a menudo incorporan láminas de oro.
Técnicas Pictóricas Románicas
Al Temple
Utiliza aglutinantes como la yema de huevo, cola o caseína. Aporta colores brillantes y duraderos.
Al Fresco
Se aplica una capa de revoco (mortero de cal y arena) sobre el muro. Se pinta sobre la última capa de revoco aún húmeda ('fresco'), trabajando por secciones o 'jornadas' antes de que se seque.
Escultura Románica
La escultura románica se manifiesta principalmente en forma de relieve y está fuertemente subordinada a la arquitectura. Esta dependencia a menudo obliga a deformar las figuras para adaptarlas al marco arquitectónico, como los arcos de medio punto. Es esencialmente religiosa y su función principal es didáctica: instruir a una población mayoritariamente analfabeta sobre los relatos bíblicos y las verdades de fe. Es poco naturalista; las figuras tienden a ser rígidas, hieráticas y con escasa expresividad individualizada.
Tipos de Escultura Románica
Escultura en Relieve
Muchas representaciones en relieve, especialmente en tímpanos, se estructuran en registros superpuestos:
- Registro inferior (Tierra): A menudo representa escenas terrenales, figuras de donantes, reyes o monjes.
- Registro medio (Intermediarios): Se colocan figuras como la Virgen, los apóstoles o los santos.
- Registro superior (Cielo): Se representa la divinidad (frecuentemente el Pantocrátor), simbolizando el cielo, acompañada por ángeles o serafines.
Distinguimos principalmente la decoración en:
Portada
La portada es el elemento exterior más decorado, reflejando a menudo el principio del horror vacui (miedo al vacío). Consta de una puerta de acceso que puede estar dividida por una columna central (mainel o parteluz), donde a veces se coloca una escultura relacionada con la advocación de la iglesia. A ambos lados de la puerta se encuentran las jambas, que pueden estar decoradas con esculturas, como las figuras de los apóstoles. Sobre la puerta se sitúa el dintel, un elemento horizontal que también puede recibir decoración. Sobre el dintel y siguiendo la forma del arco, se disponen las arquivoltas, bandas concéntricas frecuentemente esculpidas. El espacio semicircular delimitado por el dintel y la primera arquivolta es el tímpano, el lugar principal para la decoración escultórica de la portada.
El tímpano suele estar presidido por la figura de Cristo en Majestad (Pantocrátor), a menudo bendiciendo con una mano y sosteniendo las Escrituras (a veces con la inscripción 'Ego sum lux mundi' - 'Yo soy la luz del mundo') con la otra. Esta figura central se inscribe dentro de la mandorla. Alrededor del Pantocrátor se dispone el tetramorfos: los símbolos de los cuatro evangelistas (Mateo: hombre o ángel; Marcos: león; Lucas: buey; Juan: águila). El resto del tímpano puede llenarse con ángeles, los veinticuatro ancianos del Apocalipsis u otras escenas.
Capiteles
Situados sobre las columnas, tanto en el interior de las iglesias como en los claustros. Se distinguen varios tipos:
- Capitel vegetal: Con decoración basada en hojas y plantas, a menudo derivado del capitel corintio clásico.
- Capitel geométrico: Con motivos abstractos, entrelazos, etc., mostrando influencias diversas.
- Capitel historiado: El más característico, narra escenas bíblicas, vidas de santos, fábulas morales o representa animales fantásticos y monstruos.
Escultura Exenta
Aunque menos frecuente que el relieve, existe escultura exenta, generalmente en madera y policromada, con función devocional y didáctica. Se centra principalmente en dos temas:
La Majestad (Cristo en Majestad)
Representa a Cristo crucificado, pero vivo, triunfante sobre la muerte. Aparece vestido con una túnica (colobium), con cuatro clavos, ojos abiertos y actitud hierática, como un rey en su trono (la cruz). Son tallas en madera policromada.
La Virgen con el Niño (Theotokos o Sedes Sapientiae)
Se representa principalmente como Sedes Sapientiae (Trono de Sabiduría): la Virgen sentada en un trono, sirviendo ella misma de trono para el Niño Jesús, que se sienta en su regazo en posición frontal. Ambas figuras suelen ser hieráticas, frontales, sin comunicación gestual entre ellas. El Niño a menudo bendice o sostiene las Escrituras.