Características del Arte Renacentista: Arquitectura, Escultura y Pintura

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Características generales: El Renacimiento surge con el humanismo, un movimiento de ideas y principios que coloca al ser humano en el centro de todo. Esto lleva a un cambio en el arte y la cultura, que necesitan un lenguaje artístico acorde. El racionalismo se convierte en el principio del pensamiento, generando nuevas exigencias vitales e intelectuales que provocan cambios radicales en la situación del artista y su obra. La realidad se comprende mediante la razón, lo que lleva a una investigación racional y científica de aspectos de la arquitectura, pintura o escultura antes de crear las obras.

Las obras ahora tienen nombre, debido al humanismo, desapareciendo el anonimato artístico. Se valora al autor y la actividad artística, que deja de ser un oficio para convertirse en ciencia y arte. Los mecenas, protectores de los artistas, incentivan y animan a crear, manteniéndolos. Estos mecenas, de familias ricas y sensibilizadas con el arte, coleccionaban obras y realizaban muchos encargos. Surgen teóricos del arte que escriben sobre el arte pasado y presente. Los artistas renacentistas estudian la obra clásica, fomentando la arqueología, lo que facilita el conocimiento de las obras antiguas de Europa gracias al grabado. El Renacimiento también es el descubrimiento de la naturaleza, que se refleja en la pintura y la imitación de la anatomía, aunque se trata de un naturalismo idealizado, buscando una idea perfecta de todo, sin imperfecciones ni deformidades.

El orden, la proporción y la armonía vuelven a ser importantes, ya que transmiten serenidad y equilibrio. La figura humana se convierte en el centro de interés de la obra, siguiendo proporciones y medidas. Se busca la medida del hombre y se establecen cánones sencillos. No solo debe haber belleza en las proporciones, sino también en el sentido unitario de la obra, ofreciendo una visión unificada.

Arquitectura

Frente a las formas góticas, se oponen las formas y principios de la arquitectura clásica, aunque no es una simple copia, sino una interpretación de las leyes del arte clásico. Se parte de órdenes y otros elementos arquitectónicos griegos y romanos, modificando sus proporciones. Se fundamentan en formas geométricas básicas: círculo, cuadrado, cubo, etc. Existe una especial preocupación por las proporciones matemáticas de las construcciones, tanto en estructura como en planta, estableciendo relaciones de longitud, altura y profundidad, conseguidas mediante módulos y cálculos matemáticos, buscando un equilibrio entre las proporciones de la planta y la altura.

Escultura

El sentimiento clásico aparece antes en la escultura que en la arquitectura. En el Trecento, en Siena y Pisa, se difunde el arte naturalista y moderno, debido a los restos de arte clásico presentes en Italia. Se utilizan materiales nobles como el mármol y el bronce. Los protagonistas son el hombre y la naturaleza, buscando representar la realidad, aunque a veces se idealice. La expresividad de las obras es importante. Se realizan esculturas de bulto redondo, como bustos, figuras de cuerpo entero, motivos funerarios y estatuas ecuestres. El relieve, alto, medio y bajo, se utiliza para dar profundidad. Se busca la proporción, simetría y canon, pero sobre todo, la belleza formal de las figuras, subordinando el simbolismo religioso. Se estudia la anatomía a través del desnudo y el retrato. Reaparecen temas mitológicos.

Pintura del Quattrocento

El precedente fundamental: Giotto. El tema religioso es fundamental, aunque a veces se trata como si fuera profano. También se cultiva el tema mitológico. Se generaliza el retrato debido al individualismo de la época. Las composiciones son complicadas, pero con un importante sentido unitario de la obra. La luz se maneja mejor, sobre todo en los volúmenes, aunque falta cohesión entre color y forma. El color no es resultado de la luz, sino una superficie coloreada acotada por la línea. El dibujo es un elemento capital, por lo que los contornos son nítidos. El pintor del siglo XV está obsesionado con la profundidad y la perspectiva, utilizando el paisaje y la arquitectura para conseguirla. Se camina hacia la consecución del movimiento. Se busca la belleza idealizada, evidente en los desnudos. Se estudia al hombre en todos sus aspectos, sobre todo al representar sentimientos.

Pintura del Cinquecento

Florencia es la capital del arte, pero sus figuras se trasladan a Roma, ya que el Papa es ahora el mayor mecenas, o viajan por otras ciudades. Hay un mayor manejo del color, perdiendo importancia el dibujo y el contorno. La luz y las sombras adquieren más importancia. Las formas son redondeadas, gracias al claroscuro de luces y sombras, que consiguen el volumen, junto con otros recursos. Se consigue profundidad de forma más natural. Los paisajes son más variados: luminosos, neblinosos o crepusculares. La composición es clara, suele ser triangular, y las figuras se relacionan con las miradas y gestos, con una única escena o destacando la principal.

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