Capitalismo y Teoría del Valor: Una Perspectiva Marxista sobre el Dinero y la Mercancía

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El Capitalismo y la Teoría del Valor: Una Perspectiva Marxista

El capitalismo es un sistema económico que se basa en la noción de capital, entendido como un valor que se valoriza. El capital es aquello que es útil y se emplea en el proceso productivo y que se incrementa al final del mismo. También podemos decir que el capital es el dinero que el capitalista posee inicialmente y que emplea en la producción de bienes, adquiriendo maquinaria, materias primas y fuerza de trabajo. Una vez que cuenta con estos tres elementos, puede organizar la producción de un determinado bien demandado por la sociedad.

Lo esencial para el sistema de producción capitalista es que el valor económico del bien obtenido en el proceso productivo resulte mayor que el empleado en su producción.

Valor de Uso y Valor de Cambio

La primera forma de relación económica que se establece en una sociedad es el intercambio de productos del trabajo. Para explicar la dinámica productiva, Marx recurre a la distinción entre valor de uso y valor de cambio:

  • Valor de uso: Es la cualidad de un producto en relación con la satisfacción de una necesidad específica. La finalidad de la producción es, precisamente, satisfacer las necesidades humanas, y por esta razón todo producto tiene una serie de cualidades determinadas que satisfacen una u otra necesidad. Sin embargo, los productos no son intercambiables en lo referente a las necesidades: si se tiene hambre, de nada sirve tener un abrigo.
  • Valor de cambio: Es la cualidad del producto considerado como mercancía, es decir, en cuanto que es susceptible de intercambio en el mercado. El intercambio de mercancías exige un parámetro de referencia común a todas ellas, más allá de su valor de uso particular.

La medida justa del valor de cambio consiste en la cantidad de trabajo que ha sido necesaria para producir cada mercancía. Las mercancías no son más que la materialización de determinadas medidas de tiempo de trabajo.

El Dinero y el Fetichismo de la Mercancía

En un primer momento, los intercambios comerciales adoptaron la forma del trueque, que, posteriormente, fue sustituido por el dinero con la finalidad de facilitar dichos intercambios.

Sin embargo, el dinero posee dos peculiaridades que lo convierten en un elemento distorsionador: por un lado, carece de valor de uso, solo tiene valor de cambio; y, por otro lado, no guarda relación directa con el tiempo de trabajo empleado para producirlo.

Para Marx, todo esto desemboca en el fetichismo de la mercancía. El dinero vale por sí mismo y rompe el vínculo existente entre el valor de cambio de la mercancía y el tiempo necesario en su producción. El vínculo de la mercancía se establece, pues, únicamente con el dinero, independientemente del tiempo de trabajo. De esta forma, el dinero cosifica las relaciones sociales de producción y oculta que el intercambio de mercancías supone una relación entre personas, y no entre cosas.

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