Canto a la Gloria Helénica: Héroes, Virtud y Victoria en la Poesía Griega

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Canto a la Gloria Helénica: Héroes y Virtudes en la Poesía Griega

Te ha correspondido en suerte el llevadero honor de entonar dulces cantos. Entre antiguas virtudes se goza el soberano Peleo, quien se había forjado una descomunal lanza. Él, solo, sin ejército, conquistó Yolco y a la marina Tetis sometió con esfuerzo. El vigoroso Telamón, cuando era conmilitón de Yolao, acabó con Laomedonte. Y en cierta ocasión le acompañó en la búsqueda de las fuertes amazonas de broncíneo arco; jamás el miedo que a los hombres somete menguó su afilado arrojo.

Grande es el peso de quien posee connatural gloria. El que posee solo lo aprendido es un hombre oscuro que, con mudables aspiraciones, nunca da un paso con pie firme e innúmeras proezas intenta con inmadura decisión.

Las Hazañas de Aquiles en su Infancia

Del rubio Aquiles, ya de niño, cuando en casa de Fílira vivía, grandes hazañas eran sus juegos: muchas veces lanzaba con sus manos, veloz como el viento, la jabalina de breve hierro. En su lucha, causaba la muerte a los leones salvajes y aniquilaba a los jabalíes. Hasta los pies del Crónida Centauro llevaba los cuerpos agonizantes, a los seis años por vez primera y en todo el tiempo postrero. Admiraban Ártemis y la gran Atenea cómo cazaba sin perros ni engañosas redes a los ciervos, pues los superaba con sus piernas. Y guardo esta tradición, narrada por quienes me precedieron.

La Educación de Héroes por Quirón

Quirón crió a Jasón, de honda inteligencia, dentro de su pétreo cobijo, y luego a Asclepio, a quien enseñó la aplicación, con blanda mano, de las medicinas. Medió más adelante en la boda de la hija de Nereo, de ilustre seno, y educaba a su ilustre hijo fortaleciendo su carácter con todos los ejercicios adecuados para que, cuando los embates de los vientos marinos le condujeran al pie de Troya, resistiera el ataque con resonante lanza de los Licios, Frigios y Dárdanos, y que, al trabar combate con los Etíopes, portadores de jabalinas, se fijara el firme propósito de que no retornara a su patria su soberano, el animoso Memnón, primo de Héleno.

El Legado de los Eácidas y la Victoria de Aristoclides

Desde entonces está en el cielo el refulgente esplendor de los Eácidas. ¡Zeus, tuya es su sangre, tuyo el certamen al que mi himno dirige las flechas de la voz de los jóvenes para celebrar el gozo de esta tierra! Su canto es el que corresponde al vencedor Aristoclides, quien ha sumado esta isla a su gloriosa fama y el venerable templo de Apolo Pitio a sus ilustres inquietudes.

En la prueba se evidencia hasta dónde llega la excelencia de cada cual: de niño entre los niños, de adulto entre los adultos, por tercera vez entre los más ancianos, según cada una de las etapas que a nosotros, raza humana, nos corresponde vivir. La existencia mortal da impulso a cuatro virtudes, pero el presente reclama tu reflexión. De esto tú no careces. ¡Salve, amigo! Te envío esta miel mezclada con blanca leche, salpicada del rocío que la envuelve, bebida canora entre aires eolios de flauta, aunque tarde. Veloz es el águila entre las aves. Al punto captura con sus garras, lanzándose tras ella desde lejos, sangrienta presa, mientras que los cuervos graznadores habitan en las regiones inferiores. Lo cierto es que a ti, con la anuencia de Clío, la del hermoso trono, por obra de tu ardor victorioso, te contempla la luz de Nemea, de Epidaura y de Mégara.

Fragmento de Arquíloco

Arquíloco, Fragmento 11

Pues ni llorando remediaré nada, ni lo empeoraré dedicándome a festines y banquetes.

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