El Cantar del Mío Cid: Realismo, Historia y Valor Literario

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Valor de extensión: Se conserva prácticamente entero, aunque falta la primera página, en la que se supone que se narra el porqué del destierro del Cid. Los juglares recitaban el Cantar del Mío Cid en tres días consecutivos, uno para cada cantar. Así ganaban más dinero y dejaban con intriga al público, lo que les obligaba a volver al día siguiente para acabarlo de escuchar. El Mío Cid tiene 3730 versos, también por eso los tres días.

Valor artístico

Hay más realismo, se modifica menos la realidad que en otros cantares como los franceses. Se construyó el personaje con gran habilidad para caracterizarlo. El personaje muestra sus propias cualidades a partir de lo que dice y hace. El protagonista no solo tiene cualidades como guerrero, sino también como padre y esposo. En la obra aparecen escenas de la vida cotidiana que lo demuestran. En resumen, el Cantar del Mío Cid destaca por su realismo (característica propia de la literatura española). Es la primera obra en la que vamos a ver el realismo que va a ser importante después, en más narrativas influyentes en cuanto a obras literarias. El realismo es una constante en la literatura española.

Valor Histórico

En el Cid se representan hechos reales de la Reconquista, así como escenas sociales y cotidianas. Podemos ver las relaciones entre ellas. Hay datos reales sobre la figura del Cid. Realmente existió, se llamaba Rodrigo Díaz de Vivar (un pueblo de Burgos) y fue un gran guerrero. Se sabe por las crónicas que hablan de conquistas y por los autores árabes que hablaron de él. Se sabe que estaba vivo en el 1043 y que murió en el 1099. También que pertenecía a la baja nobleza y servía al rey. Luchó en distintas ocasiones para el rey y otras para los árabes, a cambio de dinero. Pudo ser que el rey lo desterrara por esto. En el cantar se llama Mío Cid (Mío= mío, Cid=señor en árabe). Realmente recuperó Valencia y fue un buen guerrero, porque los árabes no pudieron conquistarla hasta que él murió. En los textos se dice que era un buen agorero, que podía predecir profecías y el futuro. La gente lo respetaba o le tenía miedo. Estaba casado con doña Jimena y tenía dos hijas, María y Cristina, que en el cantar aparecerán como Elvira y Sol, ya que estos nombres serán más fáciles de rimar en versos.

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