La Búsqueda Filosófica de la Felicidad

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Naturaleza de la Felicidad

Los seres humanos buscan ser felices y la felicidad es el motivo de todas sus acciones. La felicidad no nos viene dada, sino que tenemos que conquistarla.

Los filósofos antiguos decían que las condiciones de la felicidad eran la salud, fortuna y educación que garantizase el éxito social. Los filósofos actuales piensan que también son la comodidad, la seguridad, la salud, el dinero, el poder y los placeres.

La felicidad es un bien supremo y los demás bienes se buscan como medio para alcanzarla. La felicidad se desea, pero solo se eligen los medios para alcanzarla; se puede aspirar a ella, pero podemos no conseguirla porque no depende enteramente de nuestra decisión.

Se podría definir la felicidad como un estado de plenitud continuada ligada a la satisfacción de nuestros deseos más fundamentales y al hecho de realizar nuestras potencialidades como seres humanos.

La felicidad se distingue de la alegría, que es la exteriorización de la satisfacción del vivir, y también se distingue del placer, que es el efecto de una satisfacción puntual, de un deseo o de una necesidad.

La felicidad se caracteriza por ser el ideal de realización más completa posible del ser humano.

Sabiduría, Virtud y Felicidad

El hedonismo es la doctrina filosófica que insiste en que el placer es el principal componente de la felicidad. No cualquier placer hace al ser humano feliz; esta solo la produce el placer como ausencia de perturbaciones y de dolores.

Solo cuando el cuerpo no está turbado con nada goza de la plenitud de su ser y conoce el placer; así, solo los deseos y las necesidades naturales deben satisfacerse.

La Dificultad de Ser Felices

Puesto que la naturaleza de la felicidad es la de ser un estado permanente de perfecta y completa satisfacción, se ha de estimar como un ideal al que solo podemos aproximarnos parcial y temporalmente.

Nunca es posible la satisfacción de todos nuestros deseos, ya que cuando al fin conseguimos nuestro deseo nos aburrimos y pronto surge otro, así sucesivamente.

Para Kant, la felicidad no tiene su origen en la satisfacción de los instintos o de lo que en el hombre constituye su parte animal. Para él, es el sumo bien como síntesis de la vida virtuosa y felicidad, pero nada garantiza en este mundo esa coincidencia de vida virtuosa y felicidad.

Algunos representantes del utilitarismo dicen que en la consecución de la felicidad no solo son importantes las actitudes individuales y subjetivas, sino que es preciso tener en cuenta aspectos que afectan al conjunto de la sociedad.

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