El Bronce Final y la Primera Edad del Hierro en la Península Ibérica: Un Mosaico de Culturas e Intercambios
Enviado por Chuletator online y clasificado en Otras lenguas extranjeras
Escrito el en español con un tamaño de 58,08 KB
Bronce Final y Primera Edad del Hierro
La periodización es compleja, debiendo atender a toda la Península, haciendo así una división según zonas: el Bronce Atlántico, el oeste y suroeste peninsular (cabe destacar también en este momento la existencia de los fenicios y su impacto), la zona de los Campos de Urnas (zona de conexión entre el oeste europeo y la Península), la zona de la cultura de Cogotas... La periodización general atendiendo a toda la Península sería: Bronce Final: 1200/1100 – 900 a. C., en el que incluimos Cogotas I, Bronce Final mediterráneo, Campos de Urnas, Bronce Final Atlántico y Tartesos; y el Hierro I: 900 – 400 a. C.
El siglo IX sería la etapa de mayor esplendor del Bronce Atlántico, siendo a mediados del siglo VIII donde se comienzan a producir las relaciones entre los fenicios. Los desarrollos locales irán algo desacompasados y no sucederán a la vez. En el Bronce Final en la Península estaríamos en un momento entonces de interacciones diversas (fenicios, griegos, contactos por los Pirineos, las corrientes atlánticas desde las Islas Británicas...), y a pesar de la grandísima diversidad, las características comunes de esta etapa en la Península serían:
- Incorporación del bronce tripartito (estaño, cobre y bronce), una mejora técnica.
- Nuevos tipos metálicos (espadas pistiliformes, hachas de tope y talón...).
- Orfebrería del oro (ya en el Campaniforme, pero ahora se desarrollaría mucho).
- Nuevos tipos de yacimientos, sobre todo en el Bronce Final Atlántico (principalmente depósitos, que concentran los hallazgos de metal que antes estaban sobre todo en las tumbas de inhumación).
- Aparición de las necrópolis de incineración o “Campos de Urnas”.
- Inicios de los contactos con las civilizaciones mediterráneas que acabarán fundando colonias.
- Desplazamiento del foco de El Argar al Atlántico.
No veríamos nada sobre la producción de los alimentos por no ver ningún cambio significante en esta época. Será un rasgo fundamental de la Península las interconexiones entre Atlántico, Mediterráneo y el resto del continente europeo.
1. Complejo cultural Atlántico
Comenzaríamos hablando del Complejo Cultural Atlántico, debiendo aclarar que no estamos hablando de una cultura atlántica donde todo sea común, sino de un ámbito geográfico donde se dieron conexiones muy fuertes que hacen que los historiadores miren hacia esta zona con navegaciones costeras por la zona.
La costa atlántica europea peninsular tiene muy buenos puertos y se reducen los intercambios a través de los ríos, por lo que la topografía accidentada fue una ventaja, viéndose aquí al mar como una nueva vía de comunicaciones y no como un obstáculo o límite para las comunicaciones (como lo veían los de la meseta). Debemos entender así cómo la dinámica cambia, con el mar como vía cultural y comercial.
Los espacios de este contexto atlántico serían las Islas Británicas o zonas como Cornualles, Bretaña o Galicia (que no serían islas, pero funcionaban como tal). En el caso de la fachada atlántica europea, todas las zonas de fácil acceso con puertos naturales, y estrechos que serían las principales zonas hacia el interior mediante los ríos. Esta idea de los ríos es importante porque cuando algún arqueólogo habla de cómo llegan las cosas a los sitios, tendríamos unas vías pecuarias tradicionales, que irían en sentido Norte-Sur o Sur-Norte, siendo difícil moverse en otro sentido (destaca la Vía de la Plata).
Los Metales: Tipos
El metal en el caso del Bronce Final Atlántico es el fósil guía o director que nos permite articular el espacio y también el tiempo, usándose las tipologías metálicas para las periodizaciones. La mayoría de los objetos metálicos de bronce parecen ser de manufactura local, pero imitando modelos generales, pues parece que circulaban mucho los moldes y los broncistas, habiendo así bastante estandarización en las formas y también en los pesos, lo que hace que podríamos estar ante un sistema ponderal o de pesos relacionado con los intercambios. Se utiliza la producción doméstica para cosas pequeñas como punzones o agujas, pero para las armas se utilizarían talleres especializados como el de Alicante. Circulan quizás también artesanos especializados que se desplazan con sus herramientas para la fabricación de objetos. La fabricación concreta pasaba por la fundición del metal y luego el vertido en los moldes (primero bronces univalvos y posteriormente los bivalvos), luego las piezas podían ser rematadas a base de golpes con el martillado en frío o incluso recociéndose (es difícil saber cuántas veces se hace esto). Los resultados de algunos análisis geoquímicos aplicado a las piezas de bronce dicen que, si bien es posible identificar el área del metal, no es posible saber cómo se desplazaba (en forma de mineral, de lingote o de objeto elaborado), importante para saber cómo funcionarían los sistemas de intercambio. Veríamos también cambios tipológicos, con aparición de cosas nuevas como los calderos metálicos, los puñales...
El aumento de la producción metálica queda claro con el estudio de los hallazgos, haciéndose un estudio del peso de los hallazgos donde veríamos un salto enorme en cuanto a cantidad de metal encontrado: En el Bronce Final A, los elementos arqueológicos más representativos serían los hachas de tope y talón, las espadas pistiliformes y las puntas de lanza de enmangue tubular; y en el Bronce Final B tendríamos hachas de tope y talón de dos anillas, espadas de lengua de carpa, estoques cortos, sístulas o calderos metálicos y puñales de antenas.
- Hachas: Los tipos metálicos más característicos que veríamos serían los hachas, que variarán de forma desde el Calcolítico, pero dentro de un cierto estándar, lo que hacen que las identifiquemos, también gracias a su abundancia, pero como son tan cotidianas serían las espadas las utilizadas para periodizar. No los veríamos en estratigrafías por aparecer en depósitos, así que su análisis se basa en la evolución tipológica de los hachas. En el Bronce Inicial tendríamos hachas básicas (imitan a los líticos), en el Medio hachas de tipos Barcelos y en el Final hachas de tope y talón. La morfología es la que se utilizará para hacer una clasificación evolutiva clásica. A modo de ejemplo, se han utilizado los criterios morfológicos para hacer una clasificación cronológica y a su vez territorial.
- Espadas: En el caso de las espadas, los tipos de espadas sí que se utilizan para establecer etapas en el Bronce Final por sus grandes tipos: espada pistiliforme, espada de lengua de carpa, y alguna derivación de esta sería la espada de tipo Ronda. En el Bronce Medio se verían espadas cortas y puñales largos, y ya las espadas propiamente dichas son del Bronce Final. Estos elementos forman parte de extensos entramados de intercambios, no circulando solo las espadas, sino también los moldes (como de las empuñaduras). Para identificar las espadas, tendríamos también las empuñaduras, variadas pero estandarizadas. Debemos tener en cuenta para identificarlas como espadas unos atributos específicos: tamaño, proporciones, empuñadura (larga, pomo, ranuras o agujeros, remaches...), y la hoja (arranque, ricassos en etapas finales, desarrollo de filos, forma de punta, relieve, sección...).
- Calderos: Otros elementos metálicos asociados al Bronce Final Atlántico son las hoces, las puntas de lanza (también de tipología y forma variada), y los calderos. Nos detendremos en los calderos no solo por las cuestiones técnicas, sino también por su implicación en la sociedad. Estos, junto con otros elementos propios de los banquetes, aparecen con frecuencia en los banquetes, destacando los calderos de remache, recipientes de bronce de fondo curvo que poseen una forma cónica o semi-ovoidal, elaborados con chapa remachada y con un sistema de suspensión de anillas móviles (son para colgar). Los que aparecen en la provincia están muy fragmentados, con excepción del de Cabárceno. Las cronologías indican que los primeros serían del siglo XII – X a. C., con una concentración de los más antiguos en el centro de Portugal. Veríamos también ganchos de carne y asadores, relacionados con estos calderos por estar en relación con los banquetes. Estos calderos estarían vinculados a prácticas de comensalidad y convivencia de las comunidades atlánticas, realizados mediante una fabricación compleja, viendo así una valoración social de los calderos. Se han interpretado todos los contextos como segregados, no siendo comidas cotidianas, sino espacios especiales donde individuos de elevada posición social estarían utilizando prácticas de comensalidad (comidas suprafamiliares o supradomésticas) de las que formarían parte los propios calderos, ganchos de carne, asadores o los llamados carros (lugares donde se quemaban sustancias aromáticas). Lo que más se consumía en ellos sería carne, alcohol y quizás alguna clase de droga, siendo más un evento ritual que una comida propiamente dicha, haciéndonos pensar en algo colectivo a modo de escenario de negociación social (pactos, alianzas, representación de desigualdades, negociación política, etc.). Todo esto sería una reproducción del modelo general, pero la plasmación concreta en estas sociedades atlánticas no estaría clara (sino simplemente una explicación nebulosa sobre élites, banquetes, comida y exhibición de elemento metálicos como refuerzo del poder...).
- Orfebrería: En este momento ya estaría muy desarrollada, apareciendo en forma de depósitos y hallazgos sueltos denominados tesoros, como el de Caldas de Reis, que inicialmente fue asignado al Bronce Antiguo, pero pertenece al Bronce Final, siendo esta la acumulación de oro más grande de la Península, con alrededor de 15 kg, u otros hallazgos como el Casco de Leiro de Rianxo (no protege, probablemente un caso de desfile o de exhibición), los cuencos de Axtroki de Guipúzcoa... Veríamos también torques, brazaletes macizos de decoración incisa (luego veríamos similares en la cultura castreña).
Los Depósitos Metálicos
Destacará como yacimiento principal el depósito, yacimiento cerrado lleno de metal y que buscaba ocultarse, destacando por lo tanto su fecha de ocultación. Se depositarían en zonas pantanosas, en esteros de ríos, en el mar, en vías de paso terrestres, habiendo tanto objetos acabados (como espadas) o también chatarra. La posibilidad de interpretación es muy diversa, ya que los lugares de depósito pueden ser similares, pero la carga de la interpretación dependería del tipo de elementos que se depositan, siendo las principales opciones: elementos asociados a ritos funerarios, pactos entre grupos (pacto sellado echando al mar dos espadas), depósitos de fundidores (en lugar de cargar el metal, si se tiene una ruta determinada), amortización de dotes femeninas, o restos de naufragios. Destacarán depósitos como el depósito de Hío, en Cangas, un depósito de chatarra; el depósito de Berzocana, en Cáceres; el depósito de Bodonal de la Sierra, también en Cáceres; el depósito de la ría de Huelva, fuente de un posible naufragio, observando productos rematados, y se pudo datar por C14 a partir de los astiles de las lanzas, datándose alrededor del siglo X; el depósito de San Estevo de Ribas de Sil... Los hallazgos de restos humanos junto a armas de metal junto a zonas pantanosas o ríos podría deberse a ritos funerarios, aunque son localizaciones aisladas.
Desplazamientos
Se desplazarían no solo piezas rematadas, sino también lingotes, moldes, materias primas... Destacará el anteriormente mencionado taller de Alicante, denominado como Peña Negra (taller atlántico en el Mediterráneo), como posible importante centro de producción, que se conservó durante mucho tiempo. Para lo que nos interesa, veríamos moldes de arenisca para hachas y moldes de arcilla o cerámicos para espadas, puntas de lanza... recorriendo gran parte de la Península para llegar al norte. Estos desplazamiento se harían no solo por vías de paso naturales, sino también por medio de barcos, igual que para los comercios con las Islas Británicas, como el caso del Ferriby Boat, donde cabrían unos 18 remeros. Tendríamos también hasta 8 barcos encontrados en el Reino Unido, en Flag Fen, veríamos también representaciones de barcos en zonas nórdicas como en el caso de Backa en Suecia, o en el Petroglifo de Oia. También tendríamos los carros como medio de desplazamiento terrestre, de los que existen representaciones en las estelas del Suroeste como en Torrejón Rubio, Olivenza, Valdetorres, El Viso IV...
En estas rutas, tanto terrestres como marítimas, se estarían aprovechando pasos naturales, corrientes, vientos... La intensidad teórica de intercambio del estaño utilizaría las vías pecuarias tradicional anteriormente mencionadas, además de las diferencias de comercio marítimo durante el verano y durante el invierno, dependiendo de las condiciones existentes en vientos y corrientes.
Prácticas Funerarias
En cuanto al mundo funerario, veríamos en general poca documentación, ritos diversos (inhumación y cremación no solo en los Campos de Urnas, sino también en el Atlántico), estructuras diversas (fosas o cistas con o sin urna, con o sin túmulo de piedras...) y veríamos ajuares muy escasos o incluso inexistentes. Un ejemplo sería una tumba de inhumación en cueva en Fuentenegroso, Asturias, con un ajuar mínimo y tratándose de una mujer joven con marcas de un duro trabajo físico en piernas y espalda (esto mediante análisis de los huesos en plomo), se podría también hacer una aproximación de su dieta (más vegetal que animal). Hacia otra zona tendríamos el yacimiento de Roça do Casal do Meio, en Portugal, un túmulo o tholos con falsa cúpula que estaría completamente expoliado, con hallazgos muy pequeños como una fíbula de resorte simple y un peine de marfil, y en este momento veríamos gran reutilización de megalitos y de expoliación (lo que complica las lecturas tipológicas).
En cuanto a los enterramientos en cista, tendríamos gran cantidad de ejemplos en el noroeste desde el Calcolítico hasta el Bronce Final que pueden contener inhumaciones o incineraciones. Estos pueden ser cremaciones dentro de vasos o en estructuras pétreas, pero puede haber también enterramientos directos (cadáveres colocados directamente en la cista). Luego veríamos también enterramientos en cueva o en abrigos (como el Abrigo 2 de Fraga dos Corvos, Macedo de Calaveiros, dentro de una fosa alargada y donde se encontró un pendiente decorado, un pequeño brazalete, una fíbula de doble resorte, una espátula y un fragmento de cinturón), en poblados, necrópolis... viendo un poco de todo en pequeñas cantidades, lo que complica la creación de un panorama general. Veríamos también estructuras determinadas sin carácter funerario seguro, pero que lo parecen, como la estructura de Os Granjinhos en Braga, localizada en las inmediaciones del poblado del Alto da Cividade, con una alineación de piedra menuda de contorno indefinido con cuatro vasos enteros dentro con materia orgánica y alto contenido en fósforo (¿estructura funeraria?). Uno de los vasos tiene un borde con diente de sierra típico del Bronce Final en las cuencas del Lima, Cávado y Ave. Cerca de allí aparecieron vasos enteros de ancho borde horizontal.
Estos vínculos tendrían que ver con un tipo de élite guerrera o asociada a la guerra, lo que nos lleva a hablar de las “estelas de guerrero”, lajas de piedra grabadas con dos formatos básicos: uno basado en iconos de armas como escudos (escudos específicamente con escotadura en V) o espadas (específicamente pistiliformes) con a veces algún elemento a mayores; y el otro formato que sería antropomórfico, con figuras humanas y también armas (además de algún animal), siendo la más desarrollada la Estela de Ategua, en Córdoba (escudo, carro, perros, figuras antropomórficas identificadas en su mayoría como varones...). Casi todo el mundo considera que tienen un contexto funerario, pero pocas veces se han encontrado en esos contextos, estando muy pocas asociadas a restos (como la estela de Haza de Trillo y de Cortijo de la Reina I, asociadas a cremaciones), otras en contextos de habitación, pudiendo ser considerados como cenotafios (sin cadáver), pero aparte de haber alguna en contextos asociados a cremaciones, hay muchas relacionadas a lugares de habitación o poblados (fuera de la muralla, al lado de acumulaciones de piedra sin enterramientos...), no sabiéndo muy bien a qué responden. Algunos autores hablan de que podrían estar relacionadas en zonas cercanas al poblado, pero sin estar dentro para marcar las zonas propias (algo que se ve claramente en los estudios realizados en Extremadura) delimitando zonas, reflejando además las estelas esa cierta jerarquización social representando a personajes pertenecientes a élites o guerreros, es decir, de un estatus diferenciado, pero para afirmar esto tenemos el problema de que en el registro arqueológico no se encuentran los elementos metálicos que se ven en las estelas. También está claro que esta zona estaba interactuando no solo con el Bronce Atlántico, sino también con la zona de Tartesos. Todos son planteamientos fluidos por lo poco que nos permite conocer el registro arqueológico.
2. Oeste peninsular: interacciona Atlántico-Mediterráneo
--> O segundo paso do percorrido que estamos realizando será estudar as zonas de interacción atlántico-
mediterráneo, zonas de impacto fenicio e tamén a denominada como zona de Tartesos. Esta zona (sur de Estremadura, Huelva, Sevilla, Cádiz...) sería o punto de encontro entre ambas influencias e que actúan como zona difusora cara ao leste e interior da Península. Este cruce de influencias se concretará logo en Tartesos (unha configuración propia de elementos indíxenas e de elementos fenicios), e os primeiros contactos fenicios coa Península son de fins do século IX A. C. mediante unhas rutas comerciais concretas. Destacarán as zonas de Huelva, Sevilla e Cádiz, sendo moi característica de alí a cerámica de retícula bruñida (elaboradas a man xa que serán os fenicios os que leven o torno), con pequenas incisións en rede que logo se bruñen. A medida que avanza a colonización fenicia comezan a aparecer en maior medida as cerámicas pintadas con decoración xeométrica na zona, aparecendo tamén no Bronce Final obxectos de orixe mediterráneo, como cerámicas micénicas que se atopan en Córdoba, o que nos fala destes intercambios comerciais e dos contactos, especialmente nas zonas de concentración das estelas, zonas de pasto e gandeiras nas que destacarán os elementos mediterráneos que vemos nelas, con armas de tradición de bronce atlántica pero os obxectos de outro tipo representados como espellos e peines serán de tipo mediterráneo (vías de acceso como o río Guadalquivir), como sería a estela de Atagua, en Córdoba.
A medida que nos achegamos á zona de Tartesos van desaparecendo as representacións de armas nas estelas e aumentando os elementos de orixe mediterráneo, o que pode ter que ver con esta zona onde se estaría formando esta nova cultura tartésica, zona na que ademais aparecerían os fenicios, que tras unha longa historia de tradición de viaxes e comercialización polo mediterráneo, instalarían colonias (pequenos puntos comerciais) e por último establecementos permanentes. Cas cronoloxías veremos aquí tamén moita discusión, incluso coas denominacións dos períodos, non tendo sentido falar dunha precolonización, habendo autores que utilizan a expresión de Período Orientalizante para falar de Tartesos, o que é algo confuso. A cronoloxía mías aceptada sería: Precedentes/”Precolonización”: 1100 – 800 A. C. /// Colonización fenicia arcaica I: IX mediados – VII mediados A. C. /// Colonización fenicia arcaica II: VII mediados – VI mediados A. C. /// Formación/consolidación cidades fenicias: VI -IV mediados A. C. /// Caída de Tiro (382)/hexemonía Cartago: IV mediados – 237 A. C. /// Conquista bárquida: 237 – 218 A. C.
A colonización fenicia non foi algo improvisado, estando claros os seus obxectivos que proviñan dun certo tempo de exploración, cun interese principalmente comercial na Península para a busca de metais (prata, estaño, cobre...), aínda que a zona das estelas era moi rica agrícolamente, pudendo tamén ser de interese segundo algúns autores. A viaxe implicaba apurar a época das navegacións e non poder volver á casa ata o ano seguinte, tendo que invernar entre indíxenas que poderían ser hostís, ademais de que tiñan que ter provisto no camiño toda unha infraestrutura de puntos de recalada onde aprovisionarse, etc. Habería que aclarar que en moitos casos identificar un xacemento como fenicio ou tartésico non é sinxelo, pois habería poboamentos con poboación mesturada (indíxenas, fenicios...), con elementos mesturados tamén polo comercio.
Segundo a tradición literaria dos historiadores a primeira colonia fenicia dos fenicios no Mediterráneo oriental foi Gadir, a antiga Cádiz, isto arredor do 1100 A. C., pero non habería ningún indicio que permita corroborar unha cronoloxía tan antiga. Nesa época Cádiz era unha illa, e os primeiros datos arqueoloxicamente comprobados sería a escavación arqueolóxica do solar do Teatro Cómico, coa data máis antiga arqueoloxicamente comprobada que sería de fins do século IX A. C. Apenas se coñecen os mecanismos de contacto, pero Heródoto informa acerca do comercio mudo (os fenicios deixan as súas mercadorías nun lugar e vanse, e os indíxenas deixarían a cambio nese lugar o ouro e prata considerado), pero tras afianzarse as relacións entre fenicios e indíxenas comezaría a fundación desas colonias arcaicas denominadas como factorías polo seu marcado aspecto comercial. A pegada fenicia máis antiga fenicia realmente non estaría en Cádiz, senón en Onuba, a actual Huelva, onde as escavacións teñen o mesmo problema que en Cádiz, estando baixo obras actuais, sendo os máis antigos restos que se atopan os achados de antes do IX a.C. en Cabezo de San Pedro, con pequenos montículos pegados ao mar, lugar no que veríamos cerámica fenicia pero freita na zona, restos de alimentación, e cerámica que ven de Tiro (a propia Fenicia), elementos de cerámica grega, ámbar...
A partir do século VIII a.C. veremos unha presencia fenicia máis estable con establecementos de carácter permanente onde o máis destacado será o santuario, isto por ser lugares onde se podía comerciar con tranquilidade polo respecto que se ten alí. No caso da península en Cádiz teríamos o santuario de Herakleion, onde atoparíamos exvotos Santci Pedri datados dos séculos VIII – VII A. C. Unha das colonias fenicias máis importantes deste momento sería Cerro de Villar, en Málaga, de arredor tamén do século VIII, onde podemos observar como a zona cambiou pola sedimentación (antes na súa costa había unha illa, moi típico dos asentamentos fenicios por ter rutas de escape claras). Este lugar estaría relacionado coa produción alfareira, aparecendo tornos baixos. Cerca de aquí, e asociada a un asentamento fenicio, observaríamos a primeira aparición de ferro na Península. Xa co paso do século VIII comezaríase a falar xa de Tartesos, estando diante dun proceso de mestura entre fenicios e culturas indíxenas, e en xeral Tartesos sería o resultado de tantos séculos de interacción, tendendo os autores a pensar que a partir deste momento non deberíamos falar de colonización fenicia, senón que sería algo novo. Estrabón fala de que o río Guadalquivir antes denominábase Tarteso, de aí o nome; aínda que outros falan de que Tartesos ten que ver con Gadir (Cádiz).
Veríamos así as cerámicas fenicias coloniais, xa desenvolvidas nas súas zonas de colonias, sendo moi características as ánforas... o que nos permite identificar se se trata dunha necrópole fenicia, tartésica...
A partir do século VII e asentada xa a colonización fenicia cos centros de Huelva, Cádiz e Córdoba (á que se chegaba nadando polo Golfo Tartésico), onde se detecta unha paulatina ocupación das terras do interior, chegando a lindar case co río Guadiana e coa rexión de zona de influencia das culturas da meseta e da zona de estelas. Faremos un recorrido por estas zonas nucleares dende o punto de vista de asentamentos, necrópoles e santuarios.
-Asentamentos: Nos arredores de Cádiz veremos moi poucos resultados, sen case información nas necrópoles das cumbres, habendo tamén o problema de que non se realizan escavacións alí dende os anos 50 do século pasado, veríamos unha importancia de cerámicas e mestura de materiais indíxenas e fenicios. No caso de Huelva falamos do depósito da ría de Huelva (posible naufraxio), un punto de intercambio moi claro entre Atlántico e Mediterráneo, sendo lóxico que os fenicios acabasen aí, nun asentamento artellado na zona de cabezos, unha zona de marisma que se saturou, onde se teñen escavado tanto zonas de vivenda como Cabezos de San Pedro
(cunha evidencia significativa que sería un muro con aparello idéntico ao da cidade de Tiro) como en necrópoles. A riqueza de Huelva venlle dada polo control que aparentemente tiña sobre a metalurxia, especialmente da zona de Río Tinto, sendo o lugar onde se calcula que a hibridación entre fenicios e indíxenas sería equitativa, polo que esta cidade sería un centro tartésico de grande importancia, con xefaturas locais que se encargarían do control das minas e do transporte ao porto, mentres que os fenicios da súa transacción a cambio de produtos de luxo (non ocuparían entón zonas de explotación mineira). Neste territorio de Huelva veríamos tamén enclaves do Ferro I que teñen unha actividade metalúrxica intensa co estruturas de habitación e unha muralla en Tejada de la Vieja (asentamento con actividade metalúrxica) de tipo fenicio.
Outra zona importante será a actual Sevilla, que no seu momento sería a zona de desembocadura do río Guadalquivir, sendo Carmona o lugar no que se atopaba maior cantidade de poboación tartésica. O asentamento máis importante da zona sería o de Spal, baixo a actual Sevilla, e que está asociado ao santuario do Carambolo. Algo máis no interior da cidade estaría Carmona, cunha fase de ocupación tartésica entre os séculos VIII e VII A. C. onde podemos identificar o núcleo urbano tartésico con poboamento en cabanas e sendo este rodeado por unha muralla. A fase construtiva mellor coñecida dos lugares habitacionais en Carmona sería a última fase constructiva, a do século VI A.C, e entre os restos destacarían tres grandes pithoi, vasillas de tradición orientalizante (o que se aprecia na súa decoración). a partires do século VIII A. C.
-Necrópoles: Observaríamos entón espazos habitacionais mellor conservados, pero sen embargo o que mellor se coñecen son as zonas de non habitación, as necrópoles e os santuarios. Respecto das necrópoles, que son as que máis información dan sobre Tartesos, as máis atopadas son as das elites, non tendo claro que todo o que se poida dicir das necrópoles se pode estender a toda a poboación ou só aos grupos dilixentes. O impacto dos fenicios foi tal que os indíxenas incorporaron aos seus ritos funerarios os dos fenicios, incorporándose así o rito de cremación, cremacións con urnas que logo se deixarían nun pozo, habendo algunhas tumbas con
cámara que se interpretarían como panteóns. Non todo o mundo está de acordo sobre por que aparecería a cremación, considerando algúns que se debe á influencia dos campos de urnas do norte, pero tendo en conta a rapidez coa que se estendeu do sur nos fala de que probablemente fose por influencia fenicia, sendo difícil de distinguir tumbas de fenicios e de tartésicos, pero igualmente tendo algunhas diferencias. O cambio de fenicio a tartésico marcaríase pola cronoloxía, pasando a falar de tartésicos a partir do século VII, co exemplo da necrópole en las cumbres, como o xacemento de Castillo de Doña Blanca, onde se conservaría o lugar onde se realizaba a cremación, urnas e cerámicas típica de tartesos que servían como urnas cerámicas, o que nos fala de que aínda que o ritual sexa fenicio xa vemos unha reelaboración tartésica.
A necrópole máis espectacular sería a necrópole de La Joya, en Huelva, onde parece que temos tumbas de personaxes destacados nunha sociedade que se atopa en formación, non podéndose estender a toda a poboación de Huelva. Non se atopou aquí ningún xacemento que pareza estritamente fenicio. Entre todas destacaría a tumba número 17 (restos como os espellos que aparecen nas estelas) por ter un enxoval moi luxoso composto de braseiros de bronce, espellos, queimaperfumes, partes de carros e urnas tipo Cruz del Negro. Nestas tumbas tartésicas destaca que case non habería armas, polo que custa máis entender como as elites se fixeron co control, non aparecendo elementos guerreiros ou militares (deixan así as estelas ao acercarse á zona tarésica de representar armas), e no caso de que si que houbese elites guerreiras as súas tumbas non se haberían atopado. Os obxectos atopados na necrópole de La Joya teñen procedencias moi distintas, o que nos fala de relacións locais (cerámica grega, etrusca, peninsular...).
-Santuarios: En canto á relixión, se xa non se sabía moito da relixión dos fenicios menos se sabía do que sucedía na zona antes das colonizacións. Os fenicios non eran moi proclives a representar deidades (ás veces en pedras, columnas e altares con pel de touro estendida, como no altar de El Carambolo), sen formas antropomórficas, pero si que aparecen exvotos de deuses, con diversos santuarios, que non só eran lugares de culto senón que funcionaban tamén como lugar neutral para realizar transaccións tranquilamente. O primeiro santuario do que falan as fontes é o de Melkart, en Gadir (que non se conserva), o de El Carambolo... En Huelva apareceron restos escasos dun posible santuario pero que non nos ofrecen demasiada información, sendo este o Santuario de la calle Méndez Núñez, do século VII – VI A. C., onde veríamos restos de pesas de plomo que nos falarían desas transaccións comerciais.
O santuario tartésico mellor coñecido e o de El Carambolo, no asentamento tartésico de Spal, onde veríamos unha serie de santuarios superopstos dedicados á deidade masculina de Baal. A escavación é bastante antiga, existindo agora poucas escavacións e intermitentes, sendo a fase mellor coñecida a fase III, do século VII a. C., con habitáculos paralelos dedicados a Baal e un altar de adobe circular que correspondería a Astarté, deidade feminina. Habería aquí numerosos exvotos (ofrendas e figuras), cerámicas pintadas con decoración xeométrica, e atopouse tamén o Tesouro de Carambolo conformado por vinte pezas de ouro puro. Escavado na súa totalidade en Badaxoz veríamos o santuario de Cancho Roano, con tres grandes fases (sendo a final do século V). Ten unha planta cuadrangular, muros de pedra... O altar do edificio máis antigo é un altar redondo, mentres que o II é de pel de touro estendida e o último é un pilar cuadrangular de adobe pintado de branco que continuaría a un piso superior. A entrada dos tres edificios estaría orientada ao leste e flanqueada por un par de torres, con gran cantidade de restos óseos animais, cerámica grega e de orixe itálico... o que nos fala da súa gran importancia de comercio a pesar da súa zona. Este foi destruído de zona non accidental, lanzando os restos de animais e de cerámica ao foxo, prendéndolle lume a todo e posteriormente cubríndoo con un túmulo de terra.
Para finalizar cos aspectos de santuarios tartésicos veríamos, xa na súa decadencia na zona nuclear, interesantes santuarios na zona máis interior, no curso medio do Guadiana, con novos enclaves en altura en zonas agrícolas (aparentemente gandeiros transfórmanse en agricultores) e ademais de asentamentos, que serían os túmulos Franceses do Guadiana; veríamos restos de edificacións que foron tapados de xeito intencionado, como sería o caso de Casas de Turuñuelo en Badajoz, destruído intencionadamente tras unha hecatombe de cabalos que foron sacrificados. En xeral son edificios cuadrangulares, illados; e neste sitio apareceron moi recentemente (este ano) estatuas destruídas, que non parecen para nada fenicias senón tartésicas, e das que non sabemos exactamente que son, tendo algún fragmento un casco.
3. Este peninsular: interacciona continentais-mediterráneas --> Veremos así un contacto entre a zona xa mencionada do Mediterráneo ocupada por fenicios e pola zona continental dos campos de urnas. Habería que empezar falando da xeografía da zona, sendo un espazo fracturado no que as posibilidades de interconexión entre as costas e o interior, e mesmo co mundo atlántico (chegaron moldes atlántico a Alicante). Os Pirineos, pese ao que pode parecer non son unha barreira, senón que son unha barreira permeable no verán, ao igual que as serras de Cataluña, con accesibilidade polos vales. No caso das chairas litorais teriamos un corredor costeiro que facilitan o paso cara ao interior polos vales fluviais, ademais da existencia de portos de aprovisionamento. No caso das Baleares, estaría conectado co resto do mediterráneo, pero tendo por esta situación semi pechada un carácter propio, cunha conexión fácil igualmente co Cabo de Palos (especialmente Ibiza).
A periodización é diferente en cada territorio e con especificidades en cada zona, con nomenclaturas distintas e propias das baleares.
No caso das Baleares veríamos unha apertura cara as navegacións mediterráneas pero estando á vez pechado pola condición insular. Nas illas grande destacaría a Cultura Talayótica no Bronce Final e Ferro I, mentres que nas Pitiusas (illas pequenas) veríamos un ámbito colonial fenicio. Deste xeito as colonizacións fenicias
e gregas aquí funcionan de xeito distinto, pois a distribución densa das evidencias fenicias esta no Val do Ebro, mentres que habería zona de contacto directo no cabo de Palos e as illas pequenas das Baleares. As colonias gregas posteriores funcionan dun xeito distinto e terán un maior impacto na II Idade do Ferro. Baleares como xa comentamos sería unha zona obrigada de paso para chegar á Península, organizándose en dúas zonas: Mallorca e Menorca por un lado e as Pitiusas pola outra. En Maiorca e Menorca veríamos a tradición de enterramentos en abrigos e en covas, os mellor conservados, como sería o caso da Cova de Es Càrritx en Menorca (1450 – 800 A. C.) ou na Cova des Pas tamén en Menorca (900 – 800 A. C.). Nesta última veríamos 70 individuos inhumados colocados en posición fetal, amortallados e atados que foran levados ao xacemento en padiolas ou angrellas, posiblemente estarían momificados e a estes e lles tinguía o pelo e se cortaba para metelo nun bote de madeira que se deixaba na cova, ademais de deixar alí tamén ofrendas florais.
ILLAS NO MEDIO DO COMERCIO CO MEDITERRÁNEO
Todo o arquipélago Balear é unha zona de paso como un en si mesmo, sendo as illas de Ibiza e Formentera colonias fenicias, concentrándose as influencias fenicias na boca do Ebro, mentres que no caso das Pitiusas, Ibiza e Formentera veríamos, como xa mencionamos, un control directo fenicio.
Os asentamentos que caracterizan este primeiro período nas Baleares son as Navetas, que se tratan de construcións de planta rectangular, dun piso e que normalmente tiñan unha forma axial nun extremo e a porta no outro, sendo relativamente grande. Hainas illadas, formando grupos, habitacionais ou funerarias. Non
hai moita información sobre o tipo de cultivo utilizado nestes lugares, pero si que hai rastros de actividade metalúrxica, observando en certos lugares unha pequena construción adosada con crisois, lingotes, un par de escoplos e algún elemento de metal que fai pensar que as actividades metalúrxicas se facían no poboado pero
non nas vivendas.
Entre os anos 900 – 800 A. C. destacaría a cultura Talayótica tanto en Mayorca como Menorca (atopariámonos nesta cronoloxía ás portas da Idade de Ferro). Algún autor defende que esta cultura é unha ruptura coa tradición anterior, pero agora se inclinan máis ben pola teoría de que isto sucedeu por unha evolución local. O que máis o caracteriza serían as estruturas de talayots, grandes bloques de mampostería en seco, normalmente circulares e de forma torrocónica. No interior o máis frecuente é observar unha cámara con unha columna central de pedra as veces con algunha cámara lateral, similares as navetas de Córcega e Cerdeña. Poden aparecer illadas ou formando grupos, hai documentado un hábitat, pero ás veces estes talayots tamén se utilizaban como espazos comunitarios. Como exemplo teríamos a San Fornét, un
xacemento no que sucedía o despece de carne e comida comunitaria, sendo tamén un lugar de reunión comunitaria. No caso de Menorca veríamos unhas construcións exclusivas deste lugar denominadas como taulas ou mesas, que se trataban recintos considerados como lugares rituais e que estarían conformados por un pequeno muro que limita un espazo aberto con dúas pedras formando unha T, estando sempre illadas.
Nas Pitiusas destacarían as illas de Ibiza e Formentera, onde apenas se coñece o que ocorre no Bronce Final, algúns enterramentos de inhumación e algún depósito de bronce que ten desde tipos como os do Norte Atlántico, como outros como algunha machada de filo aberto que se relacionan máis con Cerdeña. Estas illas serían posibles puntos de entrada tanto do Mediterráneo Central como da Península. Xa no Ferro I Ibiza se incorpora á colonia fenicia da zona, fundando os fenicios a cidade de Sa Caleta, cun urbanismo bastante denso e aparentemente sen plan previo. A actividade metalúrxica tiña neste lugar unha gran importancia, obtendo prata dunha mina cercana, e tamén importancia comercial. Practicamente toda a cerámica a torno procede do sur peninsular, e logo cerámica indíxena de procedencia catalá. Se documentan tamén acumulacións de galena que proceden de Cartaxena, en grandes cantidades, sendo un punto intermedio de distribución. Habería tamén procesamento dese material, pero enfocado ó comercio exterior.
Este tipo de asentamento nos leva ós que quedan na fronte das illas, que serían a costa Costa Mediterránea e especialmente as zonas de Murcia-Alicante, que funcionarían como un punto estratéxico con Ibiza e Formentera. Como exemplo teríamos o establecemento de La Fontenta, na desembocadura do río Segura. Trátase dunha posible colonia fenicia que abarca dende mediados do VIII ata mediados do VI (polo que pertencería á Idade do Ferro I), e como actividades económicas principais neste lugar destacarían a pesca, a explotación de salinas... pero especialmente destacaríamos á metalurxia que se realizaría con minerais importados. Este establecemento sería entro de redistribución xeneral de produtos, destacando nesta zona está o tesouro de Peña Negra, de Villena, onde observaríamos nos restos atopados unha forte influencia de decoración da Meseta pero dentro de poboados de tradición argárica, atopando en Villena o poboado argárico de Cabezo Redondo (do Bronce Inicial, sen defensas, organizado en terrazas e con casas grandes). Estamos así nun punto de confluencia, algo que se vería tamén de maneira moi clara nos enterramentos. Esta disposición asociada ó comercio basicamente fenicio se percibe moi ben noutras zonas, como sería cerca da desembocadura do Ebro, sendo estes poboados redistribuidores onde se aprecia a influencia de poboadores locais. Como exemplo teríamos a Aldovesta na parte esquerda do Ebro, un conxunto relativamente pequeno con apenas 5 recintos semicirculares e rectangular, pero que contaba cun almacén onde se gardaban un gran número de ánforas fenicias, o que supón que a distribución de produtos fenicios que chegaban polo Ebro xa se controlaban en mans dos locais.
CAMPOS DE URNAS
A vía do Ebro nos permite chegar aos Campos de Urnas, fósil director que terá moitísima repercusión na Idade do Ferro e especialmente no cambio de ritual funerario e nos patróns de hábitat. Os Campos de Urnas atópanse no Val Medio e Baixo do Ebro, de Cataluña cara a actual Navarra. Establécense alí varios grupos coñecidos con ese nome polo seu ritual funerario, unha cremación na que os restos se colocan en urnas que se enterran formando unha necrópole. Estes grupos veñen do continente, penetrando polos Pirineos e quizais pola costa, e aparecen no Bronce Final. A idea clásica era a de invasión de grupos célticos, pero actualmente máis ben se pensa nunha infiltración lenta de grupos non moi grandes que se mesturan co estrato indíxena da zona. Non se coñecen os efectivos numéricos nin tampouco está claro o elemento indoeuropeo que pode haber, pero si que está claro que se impuxo o ritual de cremación en urna onde antes se inhumaba en tumbas. Son enterramentos de pequeno formato, onde só se recolle unha urna coas cinzas e algún oso que quedara sen queimar, e en xeral este tipo de enterramentos perduran ata o Ferro I. Houbo algún intento de clasificar as necrópoles como de campos de urna ou de túmulos, pero xa non se fai xa que quedan túmulos en case todas .En canto aos tipos de sepulturas destacan as tapadas na maioría dos caso. Destacaríamos en canto á influencia dos Campos de Urnas o grupo de Segre-Cinca do 1250 ao 950 A. C. (observando así as primeiras influencias no Bronce Final Inicial) e o grupo do Noreste-Ebro-Norte País Vasco xa no Bronce Final Pleno.
A cronoloxía principal dos Campos de Urnas sería: Campos de Urnas antigos: 1100 – 900 a. C. /// Campos de Urnas recentes: 900 – 700 a. C. /// Campos de Urnas da Idade do Ferro: 700 – 500 a. C.
Algún exemplo destes Campos de Urnas serían, por exemplo, a necrópole de Pi de la LLiura de arredor do ano 1000 A. C., onde nos atoparíamos con un total de 77 enterramentos. Na propia necrópole onde se realizaban as cremacións entre 600 graos centígrados deixábase algún resto óseo que se trituraba, habendo ademais na zona elementos metálicos (escasos, se sinalizaban cunha pequena estela). Xa no Bronce Final e no Ferro I teríamos como principal exemplo o xacemento de Can Roqueta. Os enterramentos do Bronce Final, como este, teñen enxoval escaso, e hai algunha outra necrópole onde si temos enterramentos tumulares (non megalitos, e de apenas 20cm de alto, sinalados cunha estela). Apenas hai nestes xacementos urnas infantís. Xa na primeira Idade do Ferro hai continuidade, xurdindo necrópoles novas e similares, pero case todas desaparecen arredor do século VI xusto antes da eclosión da cultura ibera. Neste caso veríamos enxovais máis abundantes nos que comeza a aparecer o ferro (en colares e coitelos, por exemplo). Aparecen tamén estruturas tumulares algo máis grandes como no caso da necrópole de Coll del Moro (Tarragona), e nesta zona no Ferro I aparecerán as necrópoles nunha zona apartada, con materiais importados, ou fenicios ou de tipo fenicio. Isto se interpreta coa aparición dunha elite que acapara os bens de prestixio.
En canto aos hábitats, no Bronce Final aparecerán os denominados como poboados protourbáns, que terán unha precoz aparición, destacando xa na zona de Segre-Cinca no Bronce Final Inicial poboados como o de La Pedrera e o de Carretelá. Estes poboados estarían caracterizados por un muro de peche nas parte traseira
das casas, que estarían adosadas e serían colindantes entre si, e estarían ademais varadas po un muro de medianeiros (o muro dunha é o doutra). Entre estes poboados protourbáns destacará o de Genó (Lleida), que se calcula que é un poboado que estaría habitado por unhas 100 persoas, aparecendo 18 casas. Este poboado pertence ao Bronce Final Pleno e foi ocupado no século XI A.C, estando situado nun outeiro e tendo o poboado unha planta mesoelíptica cunha única entrada e estando enteiramente conformado por muros de pedras de cachota. As casas aquí terían todas unha forma distinta. Este poboado sería finalmente abandonado por un incendio, e grazas a este consérvase gran parte do enxoval das vivendas, ademais de cereal e fariña de landra, cervexa, mel, produtos lácteos... A casa nº 2 é máis grande de todas, atopando nesta máis cerámica que no resto, un forno metalúrxico e cunha vaixela de mesa tamén é máis abundante, o que se pode ler de distintas formas, preguntándonos se esta sería unha casa comunal para a realización de banquetes para a comunidade ou se sería unha casa de rango superior ao resto.
Destacarán aquí ademais os poboados con urbanismo modular, que destacarán no Bronce Final Pleno, como será o caso do poboado de La Colomina (en Lleida), ocupado do 950 ao 775 A. C. Nestes poboados veríamos módulos estandarizados con dúas rúas e un espazo que funcionaría como unha plaziña entre tres barrios. Algúns espazos que parecen ser comunitarios, aparecendo en moitos casos restos de moldes bivalvos. Veríamos así poboados que pasan a organizarse cun espazo modular do Bronce Final Pleno, o que pode ser unha solución alternativa e coetánea en lugares como Cataluña meridional e o baixo Aragón, mentres que no caso do Segre-Cinca os poboados máis antigos serían os de espazo central.
Destacarán tamén xa no Ferro I poboados que parecen constituír un centro do territorio político, e parecendo que aquí se producen cambios que van a cristalizar posteriormente na cultura ibera. Neste caso o xacemento principal é o de Els Vilars, un asentamento que aínda que aparece no Ferro I continuará ata a época ibérica. Este asentamento estará rodeado de pedras fincadas, un sistema defensivo para entorpecer os ataques a cabalo; e tamén as murallas se foron reforzando co paso do tempo, substituíndose logo o sistema de pedras fincadas no período ibero por un foso. No interior o poboado tivo unha grande cisterna e unha praza que distribúe as vivendas ao seu redor, parecéndose así bastante ós poboados protourbáns, con casas adosadas á muralla e abertas a un espazo central. Destacará neste lugar principalmente a cría de cabalos. Tamén na Idade do Ferro I destacarán na zona central do sur do Ebro as chamadas casas torre, edificios aparentemente illados (VII – VI A. C.) tubiformes e de planta circular. Destacará principalmente a casa torre de Tossal Montañés, en Teruel. Estas aparecerán antes do período ibérico pero perdurarán durante este. Son interpretadas como residencias fortificadas, e veríamos en Call del Moro a súa necrópole nova, que e coetánea de estas construcións, o que nos fai pensar que estas casas poderían ser a residencia das elites e esa necrópole o lugar do seu enterramento.
Seguirá igualmente habendo asentamentos que podemos chamar aldeas, pequenos e sen fortificacións xa que estamos diante dunha extensión xeográfica extrema que acaba subsumida polo este na cultura ibérica e polo oeste na celtíbera. En Huesca hai un molde de fundición dunha espada de tipo Hemigkifen, típica do Bronce Final Atlántico, o que demostra a circulación de elementos atlánticos por toda a península.
4. A Meseta -->
COGOTAS I
A cultura de Cogotas I pertencería a área do interior da Meseta norte e central, destacando as concas do Douro e do Texo. O seu nome provén do Castro das Cogotas en Ávila (mentres que se nos referísemos a Cogotas II e non I estariamos a falar da Idade do Ferro), e esta cultura tería a súa plenitude do século XI ao século IX A. C. Destacará nesta a penetración dos seus materiais, e especialmente de cerámica, noutras zonas, chegando así a abarcar practicamente toda a Península Ibérica. Recibirá igualmente influencias do mundo meridional a través da Vía da Prata e tamén recibirá influencias do Bronce Final Atlántico.
A cronoloxía de Cogotas I sería: Protocogotas: Fin do XVI – XIII a. C. /// Cogotas I Pleno: 1300 – 1200 a. C. /// Cogotas I Avanzado: 1200 – 1000 a. C. ///
A cerámica que caracteriza a Cogotas I é sistematizada, cunha secuencia tipolóxica moi ben establecida. En ocasións parece que imita recipientes de metal, pois estas cerámicas son bruñidas e espatuladas, con motivos xeométricos formando frisos, ademais da utilización da técnica de boquique (técnica tamén usada nun
momento no Neolítico). É moi típica na súa decoración tanto incisión como excisión, habendo tamén estampiña. Aparecen en moitísimas zonas da Península, chegando a súa influencia mesmo ata lugares afastados como teríamos atestiguado polo tesouro de Villena, en Alicante, polo que vemos que a cultura material de Cogotas I chegaría ata o levante (aínda que este tesouro non sería enteiramente cerámico, senón tamén metálico, con diversas pezas de ouro e tamén doutros metais e de cerámica). No caso da metalurxia non parece ser tan destacable, non parecendo que houbese un gran procesamento de metal, pero si que observamos restos de diversas ferramentas, moldes e lingotes para realizalas. A metalurxia de Cogotas denomínase co nome de caica, é son como as do bronce Atlántico. A lectura que se fai é que Cogotas exporta mineral de cobre e importa minerais manufacturados, sendo estes vistos como elementos de prestixio que se atopaban en mans dos poderosos.
Os asentamentos son reocupacións do Bronce Medio, aínda que o aspecto actual dos asentamentos son castros, non sendo estes moi grandes e caracterizándose por unha agrupación de silos (“campos de hoyos”) con usos directos. Destacarán algúns poboados como o poboado do outeiro Ecce Homo, en Alcalá (???). A subsistencia básica nestes lugares baseábase na agricultura cerealística con fariña de landras, pero algúns autores destacan a importancia tamén da gandaría ademais da caza. Sobre os rituais funerarios da época teríamos unha moita menor información pero parece que no Bronce Final o ritual funerario inicialmente máis utilizado era o de enterramento, pero cambiándose ó final do período polo rito de inhumación e observando tamén algunha cremación ao final do período. No poboado de Los Tolmos de Caracena, por exemplo, aparecería a inhumación dun neonato, de dous varóns novos e dunha muller, cun enxoval moi escaso e en contexto de poboado.
CULTURA DE SOTO
No Ferro I na Meseta moitos autores falan de certa continuidade cultural, mentres que outros falan de cambios relativamente rápidos por entrada de xente dos Campos de Urnas, que supón a transformación no Ferro II. Destacaríamos aquí o xacemento de Soto de Medinilla, en Valladolid, de arredor do 850 ao 500 a. C., onde veríamos unha cerámica moi sinxela e de grandes recipientes que funcionarían como silos (almacenando trigo, por exemplo), e observando así moitos silos impearmeabilizados para conservar o gran, pero sen case restos de cerámica. Veríamos aquí comunidades que entran nas mellores terras aluviais do Douro, que seguen sendo as mesmas no Ferro II (e tamén neste momento). Non hai acordo sobre a orixe destas poboacións, pudendo tratarse dunha evolución ou ben un encontro de poboacións do Val do Ebro e do Sur. A poboación autóctona tratábanse de transhumantes que abandonan a gandaría como actividade principal para adoptar a agricultura en lugares permanentes. Este xacemento estaría baseado nun montículo moi baixo con cabanas circulares de adobe e teito cónico de ramas que ao seu redor ten una muralla de adobe reforzada por madeira a cal se incendia no século VII A. C. Estes grupos serían uns dos primeiros en levar a cabo agricultura en certa medida intensivo na estea Norte. Só se conservan enterramentos de neonatos na propia casa.
CAMPOS DE URNAS TARDÍOS
Na zona de Navarra hai unha extensión dos Campos de Urnas tardíos, destacando aquí o poboado de Cortes de Navarra do Bronce Final, que se atopaba situado nun pequeno alto con cabanas de adobe reconstruído e amurallado tras un incendio no 650 A. C. As cabanas están en liña a partir dunha liña central, o que sería para algúns autores síntoma de que este se trataría dun poboado protourbano. Veríamos tamén neste unha metalurxia a pequena escala, e en canto ao seu ritual funerario máis utilizado debemos destacar a cremación con enxovais diversos.
CULTURA CASTREXA SORIANA
Destacará tamén nesta época a cultura castrexa soriana, nunha zona pouco habitada ata o ano 700 A.C, cultura na que veríamos comunidades de pastores establecidos en poboados pequenos de carácter estable con fortificacións aproveitadas da propia natureza. Quizás estes serían procedentes ou estarían en parte relacionados cos Campos de Urnas do val do medio Ebro.