El Boom Latinoamericano: Historia, Características y Evolución
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Novela y Cuento Hispanoamericano
Las innovaciones afectarán al discurso y a las técnicas narrativas. Destacaremos la ruptura de la linealidad temporal (prospecciones, historias intercaladas...), la introducción de un tiempo subjetivo (el de la memoria, el de los sueños...) y la combinación de voces narrativas y puntos de vista diferentes. Sobresale la preocupación por el lenguaje, los autores experimentan con el idioma (neologismos, juegos tipográficos...), mezclan estilos, rescatan lo coloquial para vivificar el relato y, a veces, como Carpentier, desembocan en un barroquismo descriptivo.
Inician esta nueva narrativa: Miguel Ángel Asturias, Alejo Carpentier y Jorge Luis Borges, cuyas obras Historia universal de la infamia, El Aleph, El informe de Brodie o El libro de arena cuestionan los límites de la realidad e indagan, a través de lo extraordinario y lo ilógico, en los enigmas de la existencia. Aunque hay que destacar que antes del boom, Juan Carlos Onetti ya había publicado El pozo (1939), considerado el relato que marca el cambio de rumbo. Su obra más destacada es Juntacadáveres (1964). Juan Rulfo, con su colección excepcional de cuentos El llano en llamas (1953) y su magistral novela Pedro Páramo (1955), donde se mezclan la vida y la muerte, lo real y lo sobrenatural, influirá decisivamente sobre los autores más jóvenes.
La obra de estos autores revela dos tendencias: el realismo mágico de Asturias, Carpentier o Rulfo (que seguirá García Márquez) y el realismo fantástico de Borges (y luego Cortázar). Lo que distingue a ambas corrientes es el modo en que integran los elementos fantásticos y reales. En la primera, conviven en el discurso narrativo sin extrañeza; mientras en la segunda, son irreconciliables y la realidad se vuelve incomprensible y caótica.
El Boom de la Novela Hispanoamericana
En los años 60 se produce el fenómeno llamado boom de la novela hispanoamericana. Se trata del periodo de máximo esplendor de esta narrativa y supone la integración definitiva de lo fantástico y lo real. Como causas explicativas de este boom, además de las señaladas arriba para explicar el cambio de rumbo en la narrativa, hay que añadir una relacionada con el mercado editorial: el respaldo que la nueva novela recibió por parte de las editoriales francesas, españolas y latinoamericanas. Algunos autores han señalado como factor determinante del boom, la coincidencia en pocos años de muchas novelas magistrales: La ciudad y los perros (Vargas Llosa), El astillero (Onetti)... son estas novelas las que despertaron la atención de Europa y el mundo en general hacia la narrativa hispanoamericana.
De todas ellas, quizás sea Cien años de soledad la que ha alcanzado mayor visibilidad internacional (obra más leída en castellano después del Quijote).
Con el paso de los años se han hecho numerosos estudios y revisiones de este fenómeno de luz y su onda expansiva. Algunas de estas revisiones señalan el hecho de que no fue un movimiento literario exclusivamente masculino y centrado en el género de la novela.
La Narrativa Hispanoamericana después del Boom
Aparte, a mediados de la década de los 70 se observa en la literatura hispanoamericana un cambio de rumbo que predominará durante los 80. A esta nueva tendencia se la ha llamado mayoritariamente, pues aunque los autores que la representan prefieren la denominación de novísima, sus protagonistas son los llamados autores novísimos, aunque hay que señalar que este cambio de orientación en la narrativa es participado en mayor o menor medida por los autores del boom que siguen publicando, como Vargas Llosa, Fuentes, Donoso o García Márquez.
En cuanto a temática, destaca la denuncia social, ideológica y política. En este sentido, cabe señalar el auge de la literatura testimonial. El exilio interior y exterior fue tema inspirador de muchos autores, como es el caso de la argentina Luisa Valenzuela o del cubano Reinaldo Arenas. Destaca asimismo el aumento de las novelas de tema histórico que pretenden construir un discurso distanciador con respecto a la historiografía oficial. Otra característica temática novedosa la representa la incorporación en la novela de la cultura popular: las drogas y el sexo. La recuperación del tema amoroso, el mundo de los sentimientos y el erotismo es representativo tanto de autores nuevos como de alguno consagrado.
La temática ecologista, tan vigente en décadas posteriores, la aborda el chileno Luis Sepúlveda. Por último, hay que señalar también la presencia del humor.
En lo que se refiere a las técnicas narrativas, cabe señalar la convivencia en la narrativa novísima de dos tendencias principales. La primera de ellas está representada por novelas realistas de fácil lectura; la segunda tendencia se caracteriza por la exacerbación de la experimentación, la ausencia de trama argumental y la presencia de metaficción y una gran preocupación por la elaboración del lenguaje.
La Novela Española en el Siglo XX
En la novela lírica resalta Gabriel. Quien colonizó a Dámaso Alonso es el gran poeta en prosa. La melancolía y lo sensorial recuerdan a la prosa modernista, pero su búsqueda de perfección formal es novecentista. Obras más interesantes: El obispo leproso, Nuestro Padre San Daniel.
En la novela intelectual destaca Ramón Pérez de Ayala, que escribe novelas generacionales como AMDG, muy crítica con su colegio de jesuitas, y también novelas poemáticas de la vida española a través de la técnica del contraste entre vida y muerte, alegría y dolor. También, Las siete columnas.
¿Qué pasaría si Ramón Gómez de la Serna...? El torero Caracho, la visión de la fiesta de los toros. La novela corta, que había resucitado en revistas como El Cuento Semanal, muere tras los novecentistas.