El Bienio Progresista: Reformas Clave y Desafíos de la Segunda República Española (1931-1933)

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El Bienio Progresista (1931-1933)

En junio de 1931 se celebraron las elecciones a Cortes Constituyentes, que dieron una clara victoria a la conjunción republicano-socialista, convirtiéndose Manuel Azaña en el primer jefe de gobierno.

La Constitución de 1931: Un Marco Progresista

El 9 de diciembre de 1931 se aprobó la Constitución, que comenzaba con una afirmación rotunda de soberanía popular. Desarrollaba una extensa declaración de derechos y libertades (Título III). Sus aspectos más novedosos incluían:

  • El sufragio universal para mayores de 23 años y, por primera vez, el sufragio femenino.
  • El establecimiento del matrimonio civil y el divorcio.
  • La proclamación de la subordinación de la propiedad privada al interés público, previéndose la posibilidad de expropiación.

En cuanto a la estructura de poderes:

  • El poder legislativo correspondía a las Cortes, formadas por una sola cámara y renovadas cada cuatro años (Título IV, Artículo 51).
  • La Jefatura de Estado correspondía al Presidente de la República, elegido cada seis años. El presidente nombraba al jefe de gobierno y, a propuesta de este, a los ministros, quienes respondían individualmente ante la Cámara (Título V, Artículos 71, 75, 67).
  • Se establecía un poder judicial independiente con un Tribunal de Garantías Constitucionales como máximo órgano.

Respecto a la articulación del Estado, la Constitución permitía la autonomía regional, pero prohibía la federación (Título I, Artículos 8, 11, 13).

La Cuestión Religiosa y sus Consecuencias

La cuestión religiosa fue la que más despertó los debates. La Constitución estableció la disolución de congregaciones religiosas (en la práctica, los jesuitas), la desaparición del presupuesto de culto y clero, y la prohibición de la enseñanza a las congregaciones religiosas, proclamando la libertad de conciencia y culto. En conclusión, la Constitución de 1931 era claramente progresista. Esto le valió el rechazo de la Iglesia y la derecha, aunque no impidió que el primer presidente fuera el conservador Niceto Alcalá Zamora.

Reformas Sociales y Económicas del Bienio Progresista

Los primeros años de la República transcurrieron en un marco económico relativamente estable. Sin embargo, el paro aumentó la conflictividad social; aun así, el gobierno progresista profundizó en las reformas sociales:

  • Reforma Laboral: Largo Caballero aprobó la Ley de Contratos de Trabajo y estableció la Inspección de Trabajo.
  • Reforma Educativa: Se puso en marcha un programa de construcción de escuelas; entre 1932 y 1933 se crearon 6.500 escuelas y 7.000 plazas de maestros. El gobierno estableció la escuela única, pública y obligatoria, eliminando la religión católica de la enseñanza.
  • Reforma Militar: Iniciada por Azaña, continuó intentando reducir el ejército y mejorar su preparación.
  • Reforma Agraria: La Ley de Bases para la Reforma Agraria, destinada a hacer frente a la pobreza de las regiones del sur (Andalucía y Extremadura), declaraba la expropiación de tierras de origen jurisdiccional, las incultas o las deficientemente cultivadas. La aplicación de esta última ley fue un fracaso por la lentitud en completar el registro de propiedades y por la escasez de presupuesto.

Oposición y Fin del Bienio Progresista

La expulsión de la Compañía de Jesús, la reforma agraria y el Estatuto de Autonomía de Cataluña provocaron la fuerte oposición de la derecha. Esto desembocó el 1.º de agosto de 1932 en un intento de golpe de Estado del general José Sanjurjo, que fracasó. El golpe, paradójicamente, sirvió para que se aprobaran la Reforma Agraria y el Estatuto Catalán. En noviembre se celebraron las elecciones a la Generalitat, y Francesc Macià fue el primer presidente.

El bienio progresista concluyó debido al incidente de Casas Viejas en enero de 1933, donde la Guardia Civil masacró a un grupo de campesinos anarquistas. El escándalo fue enorme y las explicaciones de Azaña, insuficientes.

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