El Bienio Azañista: Reformas Clave y Desafíos de la Segunda República Española
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El Bienio Azañista (1931-1933) se caracterizó por un delicado equilibrio entre las fuerzas conservadoras y socialistas. Bajo la presidencia de Niceto Alcalá-Zamora y con Manuel Azaña (de Acción Republicana) como jefe de gobierno, se formó un ejecutivo sin mayoría absoluta, que dependió del apoyo socialista, otorgando a estos tres ministerios clave. El objetivo principal fue la continuación de las grandes reformas iniciadas en la Segunda República Española.
1. La Reforma Agraria (Impulsada por Francisco Largo Caballero)
La reforma agraria fue una de las iniciativas más ambiciosas y conflictivas. Los jornaleros anarquistas de Andalucía, Extremadura y Aragón, impacientes por la falta de tierras, protagonizaban constantes enfrentamientos con la Guardia Civil. El objetivo era asentar a más de un millón de jornaleros sin tierras. Mientras los republicanos, defensores de la propiedad privada, buscaban un reparto de tierras a familias campesinas, los socialistas abogaban por la propiedad estatal, que sería cedida para la gestión de colectividades sindicales agrarias. Para coordinar esta compleja tarea, se organizaron varios organismos:
- Instituto de Reforma Agraria (IRA): Su función era inventariar las tierras expropiables, comenzando por las de los Grandes de España. Sin embargo, este mecanismo resultó ser lento y complicado, generando insatisfacción entre los campesinos, quienes continuaban realizando ocupaciones ilegales.
- Banco Agrario Nacional: Creado con capitales de terratenientes, su propósito era pagar las indemnizaciones a los propietarios. La falta de presupuestos y la lentitud en sus actividades obstaculizaron su eficacia.
Además, los campesinos asentados tendrían que pagar rentas por su nueva propiedad durante nueve años, lo que complicaba aún más la situación. La reforma encontró una fuerte oposición por parte de los partidos agrarios radicales.
Consecuencia: En el primer año, solo se asentaron 6.000 familias de las 60.000 previstas, lo que provocó una profunda desilusión en el campesinado. Por parte de los propietarios, la situación generó ansiedad y una actitud abstencionista.
2. La Cuestión Autonómica
El tema autonómico fue otro foco de intensas disputas parlamentarias durante el Bienio Azañista.
Estatuto de Autonomía de Cataluña
El Estatuto de Autonomía de Cataluña (1932) configuró a la región como una autonomía dentro de la República, con un gobierno propio, la Generalitat, presidida por Lluís Companys. Se concedió autogestión en casi todos los ámbitos, excepto asuntos exteriores, orden público, ejército, justicia y obras públicas. Esta autonomía fue considerada insuficiente por algunos sectores catalanes y excesiva por los militares y otros grupos centralistas. Se estableció la igualdad lingüística entre el castellano y el catalán.
Autonomía Vasca
En el caso de la Autonomía Vasca, los Nacionalistas Vascos no contaron con el respaldo de Navarra, que se inclinaba hacia el Carlismo y preparaba un levantamiento contra la República. El nacionalismo vasco estaba muy descontento con el anticlericalismo de la República. Sus reclamaciones autonomistas, de carácter muy conservador, no fueron concedidas por el gobierno republicano en este periodo, y su aprobación se retrasaría hasta 1936.
3. La Política Hacendística (Dirigida por Indalecio Prieto)
La política hacendística, liderada por Indalecio Prieto, tuvo como objetivo principal una estrategia deflacionista para contener la debilidad de la peseta y evitar la retirada y fuga de capitales.
- A principios de 1931, se auguraba una mala cosecha de trigo, lo que preveía un encarecimiento de precios. Para evitar que el precio del pan subiera, el gobierno importó un cuarto de millón de toneladas de trigo. Sin embargo, en otoño, la cosecha fue excelente y el precio del trigo se desplomó, lo que generó pérdidas significativas para pequeños arrendatarios y terratenientes de la Meseta Norte. Esto dio lugar a fuertes críticas por la mala gestión presupuestaria.
- Se llevó a cabo una ampliación de la red de carreteras, una medida criticada por la siderurgia vasca, que dependía en gran medida del ferrocarril.
- Para aprovechar el carbón asturiano de baja calidad, se compró alquitrán para enriquecerlo. Esta decisión generó críticas por el gasto destinado a sostener a los mineros socialistas.
- Se continuó con el plan de obras públicas, que incluía la construcción de canales y centrales hidroeléctricas, con el fin de absorber el paro. Sin embargo, esta intervención estatal en la economía fue criticada por algunos sectores, que la calificaron de "injerencia sovietista".