Estado del Bienestar y Educación Infantil: Fundamentos para la Igualdad de Oportunidades

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El Estado del Bienestar: Concepto y Caracterización en el Contexto Europeo

El Estado de Bienestar es aquel en que el Estado interviene en la seguridad social y los servicios sociales. Otras definiciones incluyen un compromiso con el pleno empleo y políticas relacionadas con la educación, la sanidad, la familia o la vivienda. Por tanto, tiene como objetivo mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y reducir las desigualdades.

El Estado de Bienestar podemos caracterizarlo por tres grandes modelos:

  1. Modelo socialdemócrata o nórdico-universalista: universalista, con alto nivel de prestaciones; financiación pública (impuestos altos) y busca corregir los efectos del mercado.

  2. Modelo corporativista o Bismarckiano: el objetivo original es proteger a la clase trabajadora y a sus familias ante situaciones determinadas (desempleo, enfermedad, muerte del cabeza de familia...). Su objetivo no es distribuir recursos, sino mantener el modelo familiar tradicional. Se financia, en principio, con las cuotas a la seguridad social, que consisten en aportaciones de los trabajadores y empresarios.

  3. Modelo liberal anglosajón: busca interferir lo menos posible en el funcionamiento de las leyes del mercado. Provee una mínima red de seguridad a los más desfavorecidos. El modelo fomenta un sistema de provisión dual: el mercado para la población general y el Estado para los pobres. Su fin es corregir los fracasos del mercado.

La Educación Infantil y la Consecución de la Igualdad de Oportunidades

Los beneficios de la educación no se circunscriben al niño o niña y su familia; se extienden más allá, a otros miembros de la sociedad. Así, los ciudadanos tendrán interés no solo en la educación de sus propios hijos, sino en la de todos los niños. Los niños mal educados son más propensos a tener comportamientos poco saludables, a ser dependientes de la asistencia pública o a tener problemas penales. La educación reduce estos costes sociales. Los niños más educados tienen más probabilidades de ser ciudadanos más informados cuando son adultos.

Sin embargo, si los padres tienen que decidir cuánto gastar en la educación, tienden a no tener en cuenta el hecho de que los beneficios de la educación se extienden al conjunto de la sociedad, de forma que solo piensan en la de sus propios hijos. En suma, como la dependencia del mercado provoca falta de inversión en educación, la inversión debe ser pública.

Se espera que la igualdad de oportunidades funcione para aumentar no solo la igualdad social, sino también la eficiencia.

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