Bernarda Alba y sus Hijas: Un Estudio de Caracteres y Simbolismo en la Obra de Lorca
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Características de Bernarda Alba: Símbolo de Represión en la Obra de Lorca
Bernarda Alba, figura central en la obra maestra de Federico García Lorca, La casa de Bernarda Alba, es mucho más que un personaje; es la encarnación de las fuerzas represivas y las convenciones sociales de su época. A continuación, exploramos sus rasgos distintivos:
- Su nombre, Bernarda, significa “con fuerza de oso”, un presagio de su carácter dominante e implacable.
- Es la encarnación hiperbólica de las fuerzas represivas, ejerciendo un control absoluto sobre su hogar y sus hijas.
- Representa las convenciones morales y sociales de manera extrema, habiendo interiorizado totalmente la mentalidad tradicional de la época.
- Otorga muchísima importancia a las opiniones ajenas y al qué dirán. Necesita mantener una buena fachada y cuidar las apariencias, a pesar de que lo que se muestra no se corresponde con la realidad interna de su casa.
- Tiene una obsesión con la pureza, rechazando cualquier pensamiento lascivo. Para ella, lo primordial es mantener la honra y la decencia.
- Esto influye directamente en el mantenimiento del papel tradicional de la mujer frente al del hombre, limitando severamente la libertad de sus hijas.
- Todo ello va unido a la conciencia de pertenecer a una clase superior, lo que alimenta su orgullo de casta.
- Representa la autoridad y el poder casi en estado puro, simbolizado por el bastón que siempre lleva y por el hecho de que gran parte de su lenguaje se compone de órdenes.
- Se podría decir que encarna el tradicional principio de la autoridad masculina, ejerciendo un rol patriarcal en un hogar de mujeres.
- Su poder es irracional y, además, va unido a un claro voluntarismo, una especie de ceguera que le hace tomar sus deseos por realidades. Frases como «aquí no pasa nada... aquí no pasará nada…» reflejan esta negación de la verdad.
Con estos rasgos, Lorca ha construido una figura no solo representativa de una época, sino fuertemente individualizada y compleja.
Personajes Femeninos en La casa de Bernarda Alba: Un Retrato de la Represión y la Rebeldía
Las mujeres de la casa de Bernarda Alba, desde sus hijas hasta la abuela y el servicio, son figuras clave que ilustran las tensiones entre la opresión y el deseo de libertad. Cada una, a su manera, reacciona al yugo impuesto por Bernarda.
Las Hijas de Bernarda: Entre el Luto y el Anhelo
Todas las hijas viven recluidas en la casa, obligadas a mantener un luto extremo. Comparten un profundo anhelo de salida al mundo exterior y una obsesión con lo erótico, aunque lo máximo que se les permite es hablar de matrimonio, dada la represión de su madre. Las cinco hijas encarnan actitudes que van desde la más sumisa hasta la plena rebeldía.
Angustias (39 años)
- Hija del primer matrimonio y heredera de la fortuna familiar.
- Futura esposa de Pepe el Romano.
- A pesar de su próxima boda, no se le nota ilusión alguna, a diferencia de Martirio o Adela, lo que subraya su resignación.
Magdalena (30 años)
- Puede ser sumisa, pero también presenta amargas protestas.
- Sorprendentemente, hubiera preferido ser un hombre, lo que revela su frustración con su rol femenino.
Amelia (27 años)
- El personaje más desdibujado, se muestra resignada y tímida.
Martirio (24 años)
- Es un personaje más complejo.
- Podía haberse casado, pero su madre se opuso, lo que explica su resentimiento y amargura.
- Su actitud ante los hombres es turbia; les tiene miedo y, a la vez, una atracción prohibida.
Adela (20 años)
- La encarnación de la abierta rebeldía.
- La más joven, apasionada y franca de todas.
- Su vitalismo se representa en el vestido verde que se pone, desafiando el luto.
- Además de llegar a resignarse a ser la querida de Pepe, en el momento culminante, es ella quien rompe el bastón de Bernarda, simbolizando la ruptura con la autoridad.
Otros Personajes Clave
María Josefa (La Abuela)
- Es la abuela de las hijas.
- En sus palabras se mezclan locura y verdad, ofreciendo una visión sin filtros de la realidad de la casa.
- Niega por completo a sus nietas e hija, y toma como hijo a una ovejita, un símbolo de su anhelo de maternidad y libertad.
- En sus dos apariciones decisivas, agranda líricamente los problemas centrales: la frustración de las mujeres y el anhelo de libertad y maternidad.
Poncia
- Tiene curiosas relaciones con Bernarda: interviene en las conversaciones, hace advertencias y da consejos, mostrando una cercanía inusual para una sirvienta.
- Está llena de rencor y odio hacia la familia, lo que se percibe a lo largo de la obra.
- Inolvidable por su sabiduría rústica y su pragmatismo.
Criada
- También participa en el rencor hacia Bernarda, a pesar de que se muestre sumisa e hipócrita en su presencia.
- Obedece a Poncia, lo que sugiere una jerarquía interna entre el servicio.
Las Vecinas
- Esas mujeres de luto que asisten al duelo y funcionan como un coro, representando la sociedad y el "qué dirán" que tanto preocupa a Bernarda.
Prudencia
- Visita a Bernarda al comienzo de la obra, ofreciendo una perspectiva externa sobre la familia.
Pepe el Romano
- No aparece en las escenas, es omnipresente a través de las conversaciones de las mujeres.
- Está creado para dar alas a la imaginación de cada una, para que idealicen la imagen del pecado y la libertad que en este caso representa él.