El Barroco Español: Decadencia y Desencanto

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Cultura y Pensamiento

Esta situación de descalabro favoreció entre el pueblo un nuevo misticismo y un nuevo sentido religioso que se hizo notar en la literatura con un renovado ímpetu moralizante y didáctico. El ciudadano del barroco, en general, como había ocurrido en la Edad Media, se da cuenta de cuán poco valor son las cosas tras las que andamos y corremos, como había escrito Jorge Manrique, y vuelve su mirada hacia Dios, hacia los valores eternos, y aspira como nunca a la inmortalidad, al tiempo que reflexiona sobre la fugacidad de la vida y la presencia de la muerte.

Inseguridad y Desasosiego

La mente de la sociedad se asienta en una atmósfera de inseguridad y desasosiego ante la escasa estabilidad de las cosas, de las personas y de las ideas. Esto se tradujo, por una parte, en una visión del mundo impregnada por la filosofía grecolatina que postulaba el cambio incesante en la realidad y la dualización de contrarios, y por otra, en una actitud de resignación y aceptación de los aconteceres, según predicaban los estoicos, uno de cuyos máximos representantes, el hispano Séneca, influyó decisivamente en escritores como Quevedo y Gracián.

El Desencanto

El pensamiento barroco tomará postura ante la decadencia y manifestará con claridad un concepto desengañado del mundo. Baltasar Gracián escribió en El Criticón que la mayor monstruosidad de la vida humana era que el engaño estaba a la entrada del mundo y el desengaño a la salida. Para el hombre barroco, el mundo es, pues, engaño, y la sabiduría consiste en desengañarse de él. Esto lleva consigo un ambiente de desilusión y pesimismo.

Sin embargo, no todos responden de la misma forma ante la decadencia. Tres actitudes parecen definir el problema:

  • La primera, el enfrentamiento, la rebeldía y el inconformismo, visibles en los tratados políticos o morales de nuestros prosistas y en una parte importante de nuestra poesía.
  • La segunda, la evasión mediante contenidos heredados del Renacimiento y formas que buscan la belleza, fácilmente reconocible en la otra parte fundamental de la poesía y en tipos de novela como la pastoril o la cortesana.
  • La tercera, el conformismo y la resistencia con la situación, actitud que se percibe en la mayor parte de las creaciones dramáticas.

Actividad Literaria

Entre el Renacimiento y el barroco no existe una total ruptura, sino un cambio, una evolución natural. Los contenidos renacentistas y las formas de tratarlos han agotado su vigor, de manera que los escritores se ven obligados a buscar otros medios para atraer la atención de los lectores. Estos medios se pueden resumir en dos: el retorcimiento de la forma, con lo que se rompe la naturalidad y el equilibrio anteriores, y el descubrimiento de la moral como actitud, que recuerda muchos aspectos a la Edad Media en la religiosidad y en la visión desengañada del mundo. El clima de decadencia y pobreza social conducen al pensamiento a valorar en muy poco las cosas terrenales y a pensar más en las realidades eternas después de la muerte.

Formas Métricas

  • La glosa es un poema de extensión variable. Consta de una redondilla seguida de tantas estrofas como versos tiene la cancioncilla inicial, los cuales se van repitiendo al final de cada estrofa.
  • El villancico, escrito en octosílabos o hexasílabos, consta de estribillo de 2 a 4 versos y pie o mudanza (estrofa de seis o siete versos). El verso final del pie (vuelta) rima con el estribillo.
  • La letrilla es una variante del villancico, del que se diferencia más por el contenido que por la forma métrica. Suele tener un carácter satírico o burlesco.
  • El romance, a diferencia del medieval, es totalmente regular. La rima siempre es asonante y los versos se agrupan de 4 en 4 en estrofillas denominadas cuartetas de romance.

Francisco de Quevedo

Es la máxima figura del conceptismo poético. Nacido en Madrid, pertenece a una familia noble de ascendencia en Cantabria. Su padre fue secretario de la infanta doña María y su madre, dama de la reina. Estudió con los jesuitas en su ciudad natal.

Poesía Moral y Metafísica

Surge de su pensamiento existencial, de su conciencia del paso del tiempo, de la brevedad de la vida y de la amenaza constante de la muerte.

Poesía Amorosa

Pues ya morosa es posiblemente la producción más paradójica del poeta misántropo y misógino. Fue, sin embargo, el gran cantor del amor y de la mujer. Educado en el petrarquismo y en la tradición del amor cortés, considera el amor como un ideal inalcanzable, pero el amor es igualmente lucha, síntesis de contrarios, paradoja y sensación dolorosa.

Poesía Satírica y Burlesca

Es la más conocida y popular. En ella se burla de todo, incluso de lo que en otros momentos fue idealizado y noble. Sus burlas y sátiras alcanzan en muchas ocasiones una virulencia desgarrada. Destacan las letrillas, justamente célebres por sus ataques al dinero y las riquezas, al matrimonio y a personajes de la época como Góngora.

Poesía Política

Muy inferior a las demás, se centra en dos ideas esenciales: el problema de España y la denuncia de la corrupción. Nace de su dolorosa conciencia por la decadencia material y espiritual de la patria.

Poesía Metafísica

La forman una serie de composiciones, fundamentalmente de Quevedo, que se articulan en torno a la conciencia de la muerte. Esa realidad ha sido percibida de maneras distintas a lo largo de la historia: o bien como liberación de las penalidades terrestres y puerta de acceso a la salvación o al castigo eterno, o bien como la aniquilación de la vida y el salto definitivo a la nada. A raíz de la conciencia de su propia fragilidad, el hombre ha reaccionado con resignación cristiana unas veces, con actitudes hedonistas otras, o ha considerado que la existencia es un absurdo.

Quevedo recoge toda esa tradición y la recrea de forma muy personal. El sentimiento de la muerte invade todas las facetas de la vida; de ahí nace su angustia, atemperada a veces (pero solo a veces) por sus convicciones religiosas, que se presentan como portadoras de paz y sosiego. Sin embargo, la idea de la muerte como amenaza continua es dominante en sus poemas metafísicos. De eso surge su concepción dinámica de la vida: Quevedo la percibe como un movimiento continuo y violento, vertiginoso y, por ello, incontrolable, hacia la muerte.

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