El Barroco: Arquitectura y Urbanismo en Europa y España, Siglos XVII y XVIII
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El Barroco en Europa
La *Place Royale* y el Palacio de Versalles en Francia
La iglesia es toda una declaración de intenciones de la nueva estética barroca, con una fachada que se adelanta y se retrasa dentro de la propia plaza. París nos acerca al ejemplo de ciudad señorial y en ella hallamos el modelo de place royale como la Place Vendôme de Mansart. Es la representación ideal de la monarquía con centro visual en la estatua real.
La aportación principal al urbanismo en la Francia de Luis XIV del siglo XVII no está, sin embargo, en París, sino en el Palacio de Versalles. El arquitecto Le Vau, al que reemplazó Mansart, el decorador Le Brun y el diseñador de jardines Le Nôtre convirtieron Versalles en el prototipo de los futuros palacios europeos del siglo XVIII, que tendrá su máxima eclosión en Italia y España con Juvara. Al exterior es majestuoso y de relativa pureza clásica, pero en oposición a esto, la suntuosidad de espejos y decorados dominan en el interior.
Arquitectura Barroca en España
La época del barroco español queda configurada por el “Siglo de Oro” que, iniciado en las últimas décadas del siglo XVI, continúa hasta el último tercio del XVII. Se produce en esta época un período de máximo desarrollo en las letras y en las artes, en contraste evidente con la profunda y compleja crisis política, social y económica que vive España.
En lo esencial, las características del Barroco español del siglo XVII fueron: un arte propagandístico al servicio de la monarquía y de la Iglesia, dirigido a las masas, y con un lenguaje aparatoso y de fácil comprensión. Sin embargo, el arte español presenta algunas peculiaridades:
- La crisis económica repercutió en la ausencia de grandes proyectos arquitectónicos o urbanísticos.
- El protagonismo de la Iglesia, unido al fervor cristiano, se reflejó en un predominio absoluto de los temas religiosos en pintura y escultura, tratados con acentuado realismo para fomentar la devoción popular.
Características de la Arquitectura Barroca Española
La arquitectura evoluciona desde los sobrios modelos herrerianos, que perviven en la primera mitad del siglo XVII. El esquema de las iglesias es simple: una sola nave y capillas entre los contrafuertes, siguiendo el modelo jesuita. La capilla central se cubre con cúpula semiesférica sobre pechinas. Los interiores se decoran con grandes retablos dorados que resaltan sobre el blanco de las paredes encaladas. A medida que avanza el siglo XVII, las fachadas se van recargando de decoración, que lo invade todo, a base de hornacinas, frontones partidos, columnas salomónicas.
El Barroco en la Primera Mitad del Siglo XVII
Juan Gómez de Mora, que es la gran figura del barroco contrarreformista, prolonga la herencia herreriana del Escorial. Trabaja en Madrid, donde se le atribuye la iglesia de la Encarnación en el más puro estilo carmelita. Es autor del Colegio de los Jesuitas y de parte de la fachada de la iglesia de la Clerecía de Salamanca. Realizó la Plaza Mayor de Madrid con su estructura cerrada, su estilo sobrio y geométrico. El jesuita Francisco Bautista es autor de la catedral de San Isidro de Madrid. Alonso Carbonell realiza el Palacio del Buen Retiro en Madrid.
Mediados del Siglo XVII
La decoración se va enriqueciendo con elementos naturalistas. Los ángulos de puertas y ventanas se quiebran formando recodos, la columna salomónica se generaliza y aumenta el uso de ramilletes de hojas, guirnaldas, frutas. Alonso Cano, como arquitecto, destaca por la fachada de la Catedral de Granada, dispuesta a manera de arco de triunfo de tres calles.
El Siglo XVIII
La arquitectura se sumerge en una gran vorágine decorativa: la ornamentación se apodera de las superficies de fachadas y florecen los retablos en las iglesias. José de Churriguera, cuyo apellido da lugar al término «churrigueresco» que incluso sustituye al término «barroco». Su obra característica es el retablo de la iglesia de San Esteban de Salamanca, concebido arquitectónicamente, como una gran fachada barroca en la que la decoración desplaza a las figuras y con un amplio uso de estípites y columnas salomónicas. Sus hermanos Alberto y Joaquín representan la culminación de la decoración churrigueresca. Joaquín de Churriguera construye en Salamanca los Colegios de Anaya y de Calatrava en los que se acusa su devoción por el plateresco. Alberto de Churriguera es autor de la obra más preciada del barroco salmantino, la Plaza Mayor. Pedro de Ribera sigue la estela churrigueresca en Madrid con obras públicas municipales, como el puente de Toledo, con sus templetes, y el Hospicio, con su fachada cargada de decoración.
Otros importantes arquitectos barrocos del XVIII son:
- Narciso Tomé, que realiza el Transparente de la Catedral de Toledo.
- Jaime Bort realiza la gran fachada de la catedral de Murcia, de superficie cóncava.
- Leonardo Figueroa construye el palacio de San Telmo de Sevilla.
- Casas Novoa levanta la imponente fachada del Obradoiro.
Paralelo al barroco decorativo, se desarrolló en la primera mitad del siglo XVIII, la arquitectura borbónica, al servicio de la nueva monarquía. Se caracterizó por la sencillez arquitectónica y la sobriedad ornamental. Juvara y Sacchetti construyeron el monumental Palacio Real de Madrid, de planta cuadrada. Otras obras significativas son el Palacio de La Granja (Ardemans y Sachetti), cuyos jardines imitan los de Versalles, y el Palacio de Aranjuez.