Avances en Inmunoterapia: Tratamientos Innovadores contra el Cáncer y Otras Enfermedades
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El Sistema Inmunitario como Herramienta Terapéutica
El conocimiento profundo del sistema inmunitario ha permitido el desarrollo de técnicas curativas innovadoras, basadas en los propios mecanismos de defensa del organismo. Estas terapias están destinadas a suplir las deficiencias de funcionamiento en enfermedades como el cáncer o el SIDA.
Tratamientos Inespecíficos con Citocinas
Las citocinas son proteínas producidas por el propio organismo como respuesta a procesos infecciosos. Estas moléculas activan los linfocitos y los macrófagos, potenciando la respuesta inmunitaria. En este tipo de tratamientos, se extraen linfocitos del paciente con cáncer y se exponen a la acción de interleucinas in vitro, con el fin de activarlos contra las células cancerosas.
Inmunización Pasiva con Anticuerpos Monoclonales
La inmunización pasiva implica la administración de anticuerpos a un paciente. En el pasado, estos anticuerpos se obtenían de animales a los que se les había inyectado previamente los antígenos correspondientes. Posteriormente, se extraía la sangre y se separaba el suero que contenía las gammaglobulinas (anticuerpos). Sin embargo, este método presentaba varios inconvenientes:
- Los anticuerpos obtenidos no eran puros, ya que un antígeno puede presentar varios determinantes antigénicos distintos.
- Existía el riesgo de transmitir enfermedades propias del animal inmunizado.
- Podían producirse reacciones de rechazo contra proteínas del suero del animal.
- La composición del suero del animal inmunizado sufría cambios constantes debido al dinamismo del sistema inmunitario.
- Había variaciones individuales que hacían irreproducible la mezcla de anticuerpos, incluso en animales de cepas consanguíneas.
Los anticuerpos monoclonales, en cambio, son formas puras de anticuerpos capaces de reconocer un único antígeno. Inicialmente, se planteó la posibilidad de obtenerlos a partir de cultivos de linfocitos B, pero su corta vida útil lo hacía inviable. En 1975, G. F. Köhler y C. Milstein desarrollaron la técnica para producir anticuerpos monoclonales. Inyectaron un antígeno a un roedor para activar los linfocitos B y fusionaron las células plasmáticas resultantes con linfocitos B procedentes de un mieloma (tumor) de ratón. Las células híbridas obtenidas, denominadas hibridomas, presentan dos características clave: se dividen constantemente, como las células tumorales, y fabrican grandes cantidades de un solo anticuerpo específico, como los linfocitos B.
Avances en la Producción de Anticuerpos Monoclonales
Actualmente, se obtienen anticuerpos monoclonales humanos a partir de hibridomas resultantes de la fusión de células plasmáticas humanas y células de mieloma humano. Dado que las células cancerosas liberan marcadores tumorales identificables en la sangre, es posible fabricar anticuerpos monoclonales específicos que se unan a estas células y las destruyan. Además, estos anticuerpos pueden ser conjugados con fármacos anticancerosos, permitiendo una administración dirigida y selectiva sobre las células malignas. Asimismo, los anticuerpos monoclonales se utilizan en el desarrollo de vacunas. Con ellos, se pueden obtener proteínas virales, identificar los genes que las codifican y clonarlos en microorganismos, logrando así la producción de grandes cantidades de antígenos para la fabricación de vacunas.
Inmunoterapia Adoptiva
La inmunoterapia adoptiva consiste en extraer linfocitos T del paciente, exponerlos a antígenos tumorales in vitro para estimular su respuesta y, posteriormente, reintroducir una gran cantidad de estas células activadas en el paciente. De esta forma, se genera una respuesta inmunitaria específica y potente contra las células tumorales.
Terapia Génica
La terapia génica utiliza los mecanismos de infección de ciertos virus como vehículos para introducir copias funcionales de genes defectuosos en las células cancerosas. Para ello, se eliminan los genes virales responsables de la virulencia y se insertan en su lugar los genes terapéuticos. Esta técnica se ha empleado con éxito en el tratamiento de la deficiencia inmunitaria combinada, una enfermedad que afecta a la médula ósea.
Además, mediante ingeniería genética, se pueden modificar virus para que infecten y se repliquen selectivamente en células cancerosas, sin afectar a las células sanas. Estos virus oncolíticos se propagan por el tumor, provocando la muerte de las células infectadas.