El Auge de la Escolástica: Fe, Razón y Filosofía en el Siglo XIII
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El Auge de la Europa Medieval en el Siglo XIII
El siglo XIII presenció el apogeo de la Europa medieval. Un crecimiento demográfico sin precedentes impulsó el comercio, la expansión urbana y la producción agrícola. Nuevas aldeas surgieron y los campos se expandieron. La economía, relativamente estable, vio florecer el comercio con el auge de las ferias. Las ciudades prosperaron, se fundaron nuevas y se erigieron catedrales. A principios de siglo, las escuelas catedralicias evolucionaron hacia las primeras universidades, como las de París, Bolonia y Salamanca. Surgieron los gremios, organizaciones artesanales que regulaban la producción. Sin embargo, esta prosperidad no eliminó las desigualdades sociales ni la pobreza, especialmente entre la población campesina. En el ámbito político, comenzaron a delinearse los Estados de la Europa moderna. Francia, junto con Italia, gozaba de prosperidad y prestigio bajo el reinado de Luis IX el Santo. En España, la Reconquista avanzaba con Fernando III y Jaime I. En Italia, las ciudades y el comercio alcanzaron su apogeo.
Tensiones entre el Poder Secular y Eclesiástico
En este contexto, surgió la controversia entre los reyes y el papado sobre la supremacía del poder secular sobre el eclesiástico. El papado, con figuras como Inocencio III y Gregorio IX, buscaba retomar su dominio sobre la cristiandad. Se estableció la Inquisición para combatir las herejías.
El Auge de la Escolástica y el Surgimiento de las Universidades
El siglo XIII también marcó el apogeo de la Escolástica, un movimiento filosófico que floreció en las universidades. La Universidad de París, reconocida por sus estudios teológicos, atraía a maestros de todas partes y se convirtió en un centro de estudio de nuevos manuscritos. Santo Tomás de Aquino, figura destacada de la época, obtuvo su maestría y una cátedra en esta universidad en 1256. Las universidades medievales, a través de la traducción en escuelas como la de Toledo y el intercambio cultural generado por las Cruzadas, facilitaron el acceso a textos griegos, especialmente de Aristóteles, y árabes, como los comentarios de Averroes.
Métodos de Enseñanza y Nuevas Órdenes Religiosas
El sistema educativo adoptó la lectio y la quaestio, métodos basados en la disputatio, que dependían del dominio de la dialéctica. La disputatio se estructuraba en quaestiones y articulos. La estructura expositiva de la Suma Teológica de Santo Tomás de Aquino, basada en la disputatio, ilustra este método. Surgieron dos nuevas órdenes religiosas: los franciscanos, enfocados en la predicación, y los dominicos, dedicados a la predicación y la enseñanza, a la que perteneció Santo Tomás de Aquino. Estas órdenes aportaron maestros que ocuparon cátedras en las universidades y participaron en debates con maestros seculares.
La Escolástica: Filosofía y Teología en Diálogo
En el contexto del feudalismo, la Escolástica, con raíces en las escuelas carolingias, floreció en el siglo XI. Esta filosofía cristiana, surgida en las escuelas monásticas, buscaba comprender y sistematizar los dogmas establecidos por la Patrística. Los escolásticos, convencidos de poseer la verdad revelada, no pretendían buscarla, sino fundamentarla e interpretarla racionalmente. Su objetivo era profundizar en el conocimiento de las verdades de fe a través de la razón, utilizando un método filosófico para sistematizar los contenidos de la verdad sagrada. También buscaban refutar, con argumentos filosóficos, las posibles objeciones racionales a la verdad religiosa.
Santo Tomás de Aquino: La Cúspide del Pensamiento Escolástico
Santo Tomás de Aquino representa la culminación del pensamiento escolástico del siglo XIII. Su obra aborda la relación entre fe y razón. Para Aquino, ambas son autónomas, pero en la teología natural, cuando tratan los mismos temas, deben coincidir, siendo la fe el criterio último de verdad. Esta postura se opone a la corriente agustiniana, que defiende la necesidad de la fe (iluminación) para alcanzar la verdad.
Influencias Filosóficas en Santo Tomás de Aquino
Santo Tomás de Aquino recibió la influencia de filósofos árabes como Alfarabi, Avicena y Averroes, así como del filósofo judío Maimónides, a través de quienes conoció la obra de Aristóteles. Influenciado por la filosofía árabe, Aquino consideraba que la distinción del ser no era una propuesta aristotélica en su teoría hilemórfica, sino la distinción entre esencia y existencia en las criaturas (un concepto de origen árabe) para demostrar la necesidad de Dios frente a la contingencia de lo creado.
La Doctrina de la Doble Verdad
Otra doctrina que surgió de la recepción de Aristóteles y su interpretación por Averroes fue la de la doble verdad. Según esta doctrina, una proposición puede ser verdadera en filosofía y falsa en teología debido a la diferencia en el origen de las verdades.
La Ética de Santo Tomás de Aquino
La teoría ética de Santo Tomás de Aquino, desarrollada en torno al concepto de ley natural, también tiene raíces aristotélicas. Es una ética naturalista, que sostiene que el bien se alcanza desarrollando las tendencias naturales, aunque para Aquino estas tendencias son impuestas por Dios. También es una ética eudemonista, que considera la felicidad como el bien supremo, alcanzable mediante la contemplación.