El auge del catalanismo, la Ley de Jurisdicciones y la Semana Trágica: España a principios del siglo XX
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El auge del catalanismo y la Ley de Jurisdicciones
El turno liberal se encontró con dos problemas: el viraje del catalanismo y la aprobación de la Ley de Jurisdicciones.
En noviembre de 1905, las elecciones municipales dieron el triunfo a la Lliga, lo cual hizo que en determinados órganos de opinión se desatara la euforia secesionista, destacando en ella la revista satírica ¡Cu-Cut! y el periódico La Veu de Catalunya, que lanzaron ataques a la unidad de la nación española, al rey y al Ejército. La reacción de los oficiales fue el destrozo de los locales de ambas publicaciones.
El presidente Montero Ríos suspendió las garantías constitucionales y los regionalistas de la Lliga se apresuraron a pedir que el Congreso no cayera en la tentación de confundir el separatismo con un regionalismo que era la fuente de vida para España.
El otro problema fue la aprobación de la Ley de Jurisdicciones en marzo de 1906. En ella se establecía que en el Código de Justicia Militar quedarían incluidos los delitos de injuria y calumnia al Ejército.
Tras estos hechos, el nuevo Gobierno conservador de Maura, se propuso atraer a la masa neutra de españoles que vivían al margen de todo. Pero su forma de concebir la masa neutral le llevó al fracaso político. Para Maura, esta masa estaba compuesta por las clases medias, por lo que dejaba fuera al proletariado. Los sucesos de la Semana Trágica de Barcelona pusieron de relieve el error político de esa posición.
La Semana Trágica
El chispazo inicial de la protesta fue la decisión de Maura de enviar a Melilla, desde Barcelona, unidades de refuerzo de Barcelona y Madrid formadas por soldados que habían pasado a la reserva seis años antes para responder a una agresión de los marroquíes a los trabajadores españoles empleados en la construcción del ferrocarril. Cuando el 18 de julio los primeros reservistas salieron del puerto, la campaña socialista se radicalizó y empezaron los incidentes. El agravamiento de la situación de Marruecos condujo a que la fuerzas obreras proclamasen la huelga general.
La represión que se produjo y los procesos sumarísimos llevados a cabo por los tribunales militares contra los líderes de la subversión, se tradujeron en una oleada de oposición nacional a la gestión de Maura.
De forma particular, el fusilamiento en Montjuïc de Francesc Ferrer Guardia polarizó un movimiento que sensibilizó a extensas capas de la población y llegaría a convertirse en un escándalo internacional. Se denunciaba a Maura como la "España Negra".
Canalejas
Maura dimitió, y tras un breve Gobierno de Moret, Canalejas, como jefe de gobierno pretendió llevar a cabo una reforma social con la Ley del Candado en 1910 que le aportó muchas críticas.
La labor modernizadora de Canalejas quedó truncada trágicamente cuando fue asesinado en noviembre de 1912. En ese instante, finalizaron a la vez la etapa de regeneracionismo interno desde los Gobiernos. Fue el tiempo del "fulanismo" de los gobiernos, llamado así porque la división interna propició la aparición de tendencias y de líderes muy diversos cuya personalidad se limitaba a agrupar adictos.