Atenas Clásica: Filosofía, Democracia y el Legado de Pericles
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La Democracia Ateniense: Orígenes y Pensamiento Filosófico
La democracia (del griego demos, pueblo; y kratos, poder) favoreció la participación en los asuntos públicos de un mayor número de ciudadanos y otorgó una creciente importancia a las asambleas (espacios de discusión y debate político y jurídico). Esto conllevó el nacimiento de una nueva cultura, orientada a las cuestiones prácticas del gobierno de la ciudad y de la administración de la justicia, que dio origen al desarrollo de tendencias y teorías contrapuestas. En este contexto, la habilidad dialéctica cobró un notable significado como medio de intervención en las diversas instituciones.
El Surgimiento de los Sofistas
Esta situación propició la aparición de ciertos pensadores especializados, principalmente, en la enseñanza de la retórica y de la dialéctica. Estos maestros, conocidos como sofistas, fueron adquiriendo paulatinamente una destacada importancia en la evolución del pensamiento griego.
Sócrates: Búsqueda de la Verdad en Tiempos de Crisis
Sócrates (470-399 a.C.) asistió, desde su juventud, a la profunda transformación de Atenas. Pasó de una rigurosa sencillez puritana —evidenciada en la imputación de impiedad a Anaxágoras— a un cinismo ingenioso y cruel, expresado por sofistas como Calicles y Trasímaco. Esta evolución se dio en contraste con la defensa torpe y también cruel de la ortodoxia decadente, representada por la aristocracia.
Frente a esta situación de pérdida de valores, relativismo y escepticismo, Sócrates enfocó su búsqueda de la verdad y dirigió todas sus fuerzas a influir en la juventud ateniense, ávida de conocimientos. Estos jóvenes, que, como Platón, no tenían necesidad de trabajar, pasaban la mayor parte de su tiempo libre ocupándose de la ciencia, las matemáticas y la filosofía. Conocían las obras de Hesíodo y Homero casi de memoria, y eran jueces que criticaban los méritos de los recitadores profesionales de poesía. El arte de razonar por deducción había sido descubierto hacía poco tiempo y aportaba el estímulo de las teorías nuevas, falsas y verdaderas, a todo el campo del saber. En aquella época, como en pocas otras, era posible ser inteligente y feliz a la vez, feliz por medio de la inteligencia.
El Siglo de Pericles: Esplendor y Hegemonía Ateniense
Como consecuencia del liderazgo ateniense en la derrota del enemigo secular: los persas, se constituyó una gran confederación de ciudades griegas (la Liga de Delos). En ella, la ciudad de Atenas afianzó aún más su poder militar y económico entre los griegos. El dirigente que hizo posible esta situación fue el gobernante Pericles, bajo cuyo mandato se desarrolló un período de prosperidad económica y esplendor cultural sin precedentes.
La «Edad de las Luces o Ilustración de Grecia», como se la ha llamado, convirtió, durante unos 150 años (hasta su declive), «a la ciudad de Atenas en la mejor ciudad de la península helénica, hacia donde se dirigieron los mejores talentos y donde se crearon prácticas y géneros culturales de los que aún seguimos siendo tributarios» (François Chatelet, Historia de la filosofía).
Se trabajó enfebrecidamente en el embellecimiento de la ciudad, arrasada por los persas, mediante la construcción de templos, estatuas y bajorrelieves en la Acrópolis (aún existe el Partenón). Allí se escribieron las tragedias de Esquilo, Sófocles y Eurípides, las comedias de Aristófanes, las obras de historia de Heródoto y Tucídides, y floreció la actividad filosófica de Anaxágoras, los sofistas y Sócrates. Por tanto, no es de extrañar que Pericles dijera al referirse a la Atenas de su tiempo: «Somos admirados por los hombres de ahora y seremos admirados por los del porvenir».
Limitaciones de la Democracia Ateniense Clásica
El modo de organizarse políticamente Atenas en esta época, en comparación con los despotismos orientales de entonces, puede considerarse democrático. Sin embargo, resulta elitista y aristocrático si se compara con nuestras democracias actuales. Unos simples datos de población pueden servir para confirmar esta afirmación:
- De los 500.000 habitantes que llegó a tener Atenas en el siglo V a.C., aproximadamente 300.000 eran esclavos, quienes no poseían ningún derecho.
- 50.000 eran extranjeros (metecos), que carecían de derechos civiles (no podían intervenir en los asuntos decisorios de la polis, aunque sí tener negocios o propiedades).
- Si del resto excluimos a las mujeres y a los niños, que no se consideraban ciudadanos, solo alrededor del 10 % de la población podía intervenir realmente en la política de su tiempo.