Aspectos Clave en la Cartografía: Color, Valor y Diseño

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-Utilización del color en la cartografía (RE) El uso del color está hoy muy generalizado, pero su aplicación debe atender a pautas lógicas y cartográficas. Se perciben bien las diferencias de tonalidad cuando los colores están juntos. La capacidad para recordar tonalidades es limitada, en especial cuando varían los entornos de color. Se debe procurar el mayor contraste en los tonos para facilitar la lectura. En símbolos pequeños o delgados hay mayor dificultad para distinguir tonos. Los colores rojos se perciben en primer plano y los azules detrás. Sobre fondo amarillo destacan los objetos, en especial el negro. El azul en líneas se percibe mal. La percepción de los colores se modifica en tono y valor en función de su proximidad y tamaño. Cuando un área pequeña de color está rodeada de otra mayor, tiende a desplazarse hacia el color complementario del fondo. Así, un verde sobre amarillo tiende a azularse, pero sobre fondo azul contrasta. No todos los colores secundarios se perciben igual: el verde se percibe como un color primario a pesar de derivar del azul-amarillo, mientras que el naranja sí se percibe como mezcla de rojo-amarillo. Esto es importante: los tonos individuales deben utilizarse para simbolizar distintivamente, y los tonos mezclados para representar fenómenos intermedios. Los colores tienen un valor simbólico. El verde es frío, el rojo cálido, los sepias secos, el azul húmedo, el amarillo soleado-seco, el marrón terroso. Hay colores que gustan más, que son más familiares. El azul, el verde y el rojo se consideran agradables, y el violeta, el naranja y el amarillo agradan un poco menos. La familiaridad de la cartografía ha impuesto estándares: el azul para agua; el rojo para rocas ígneas; el rosa para rocas metamórficas; el amarillo para sedimentos terciarios; y el marrón para curvas de nivel. Algunas convenciones son:

  • azul: agua, frío, datos positivos
  • verde: vegetación, tierras bajas, bosques
  • amarillo: calor, sequía, escasez de vegetación, alturas medias
  • marrón: relieve
  • rojo: calor, elementos importantes (carreteras, ciudades,…)

-Utilización del valor en la cartografía (RE) La variación del valor indica variación de la magnitud. Es la variable gráfica más universal. El valor (claro u oscuro) aumenta el contraste y la claridad de lectura. Cuanto mayor sea el contraste de valor, mayor será la legibilidad. El valor es difícil de recordar, por lo que se debe exagerar. Además del blanco y el negro, no se debe pasar de 5 valores diferentes. Las áreas de valor deben destacarse remarcando las líneas de borde. El valor plantea problemas en el cartografiado de datos inversos: P. ej. una tasa alta de alfabetización indica una baja de analfabetismo; una renta baja, un nivel alto de pobreza. Los valores se modifican en función del color de fondo del papel. Normalmente es blanco, pero cuando es de color, este debe ser lo más neutro posible para que afecte lo menos posible a la percepción de los valores. Lo mismo sucede con el color del fondo. Esto afecta mucho al mar. Cuando un área cartografiada no tiene mar, no afecta, pero cuando sí lo tiene y resulta extenso, afecta al resto de los valores. El uso del valor en las escalas de intervalos no tiene por qué ser proporcional a los intervalos, porque dificulta la disociación de los intervalos. Por el contrario, se debe exagerar el contraste. Cuando se utiliza una escala de blanco-negro, la equivalencia de valor para cinco intervalos debe ser:

  • -0= 0% negro=blanco;
  • -25= 13% negro;
  • -50= 35% negro;
  • -75= 62% negro;
  • -100= 100% negro.

En el uso del valor de un color se recomienda: utilizar 5 clases, utilizar los valores extremos dentro del color, sin usar blanco ni negro, evaluar si el contraste de valor debe producirse en el segmento inferior o el superior, pues afecta a la simplificación de clases que hará el lector. Hacer escalas de valor.

-La tipografía en la cartografía (RE) La toponimia permite localizar los fenómenos. Los mapas llevan nombres. La densidad de topónimos puede ser elevada y dificultar el diseño de los mapas. La rotulación es una parte muy importante de la cartografía. Estos son considerados un “mal necesario”. Los mapas coropléticos deben llevar al menos el topónimo del área (país, ayuntamiento,…). Los problemas que afectan a la rotulación son múltiples: cuerpo de las letras, densidad, ortografía, disposición,… Cuando existe una gran variedad de topónimos, la rotulación se vuelve muy compleja. Por lo general, todo elemento del mapa debe llevar un topónimo asociado: nombre de pueblos, de carreteras, de ríos, de montañas,… A esto hay que añadir las cotas de las curvas y las de los picos culminantes. Los mapas generales contienen gran cantidad de nombres que son indispensables para el reconocimiento del ámbito cartografiado. La toponimia aporta información sobre usos y historia del territorio: Montaña del Horno, La Laguna, La Vega, La Goleta,… El uso correcto de distinciones de estilo, cuerpo, color,… la rotulación permite indicar clases nominales a las que pertenecen los topónimos. P. ej. azul para hidrología, cursiva para nombres de ríos o barrancos, mayúsculas para nombre de mares. El cuerpo de letra permite establecer jerarquía, pero el lector de mapas no distingue muy bien las variaciones sutiles, por lo que se debe buscar el contraste de cuerpos de letras. Se recomiendan variaciones de 2 ppp. Sin embargo, no se debe exagerar en la variación de los tipos. Se prefieren las letras sans serif (p. ej. universalita) a las serif (p. ej. la times).

-El diseño del mapa (RE) El diseño de los mapas debe partir de un esbozo, una idea inicial que permita planificar el trabajo y que debe ser lo más cercana al resultado final. Cada elemento del mapa debe pensarse. El tamaño, el mapa base, el grado de generalización, la disposición de la leyenda, la densidad de los datos,… deben preverse de forma conjunta, considerando que un mapa es un todo, y evaluar su impacto en la composición total. Esta planificación previa afecta especialmente a la disposición de las leyendas y la elección de los símbolos que, como norma general, deben ser lo más estandarizados que sea posible. Elementos básicos de un mapa: Título: Todo mapa debe tener un título. Su disposición debe ser destacada y debe ser lo primero que se vea. Su redacción debe ser clara, precisa y lo más escueta posible. Debe contener información sobre el lugar, el tema y la cronología, si es un fenómeno temporal o cambiante. Leyenda: La leyenda es esencial en un mapa. Es la “caja de claves” de la lectura del mapa, y merece una especial atención. La leyenda debe estar jerarquizada y ordenada. Este orden afecta tanto a los conceptos como a la simbología. La simbología debe ser de fácil lectura y lo más intuitiva que sea posible. En ella se debe reconocer el orden y la jerarquía. La leyenda debe ser lo más convencional posible. Se debe acudir preferentemente a leyendas estándares y debe contener los símbolos específicos (tipos de vegetación) y los generales (los del mapa base). Escala: Nunca debe faltar la escala numérica o gráfica. Coordenadas: Como norma general, las escalas superiores a 1:200.000 deben llevar indicación de coordenadas y red de paralelos y meridianos. Si por la escala no se indican las coordenadas, se debe indicar el Norte geográfico. Cuadrícula de localización: En atlas, y cuando sea necesario, se debe realizar una cuadrícula de localización de topónimos y un índice de topónimos. Mapa de localización: Mapa mundial o regional donde se ubique la zona cartografiada. Créditos y fuentes: Todo mapa debe contar con créditos y fuentes. Los créditos recogen la producción, la autoría, la proyección (si fuera preciso), la fecha de elaboración,… Las fuentes deben indicar la procedencia de los datos, la fecha de captura,… Mapas auxiliares: En muchos casos resulta muy útil dotar al mapa de mapas auxiliares que complementen la información del mapa central. Estos pueden ser temas relacionados, resúmenes, datos, gráficas, estadísticas,…

-Los controles del diseño gráfico (RE) Los controles del diseño gráfico son cinco, y se refieren a las limitaciones técnicas, el objetivo, su semejanza con la realidad, la precisión de la escala, y el público al que van dirigidos. Siempre es deseable, dada la complejidad de la elaboración del mapa, antecederse a los problemas, preverlos de alguna manera, con el propósito de influir en la concepción del mapa antes de que se haya avanzado en su producción. Conocer y prever las limitaciones técnicas es esencial a la hora de planificar el trabajo, pues no es lo mismo un mapa en color que en blanco y negro, o el tamaño de reproducción. Un mapa diseñado en color resulta difícil reproducirlo en blanco y negro sin rediseñarlo, y un mapa a una escala mayor no puede reducirse directamente para encajarlo en una escala menor. Esta operación afecta directamente a la legibilidad en general y a la toponimia en particular. El propósito y objetivo de un mapa afecta especialmente a su diseño, especialmente en lo que se refiere a la precisión, la legibilidad, la simbolización, la densidad de los datos. Saber a quién va dirigido el mapa ayuda mucho a prever problemas de simbolización, precisión y profusión de los datos.

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