Ascenso y Consolidación del Fascismo en Italia: Principios y Llegada al Poder de Mussolini
Enviado por Chuletator online y clasificado en Historia
Escrito el en español con un tamaño de 4,57 KB
Principios Doctrinales del Fascismo
El fascismo se caracteriza por una serie de principios doctrinales que definen su ideología y su forma de gobierno. Entre los más destacados se encuentran:
- Nacionalismo radical: El fascismo promovía un nacionalismo extremo, especialmente arraigado en países que se consideraban vencidos en la guerra o que no habían alcanzado sus objetivos. Este nacionalismo a menudo conducía a la reivindicación de territorios y a la implementación de políticas militaristas. En Italia, que no había logrado sus metas tras la Primera Guerra Mundial a pesar de estar entre los vencedores, y en Alemania, que consideraba muy injustas las condiciones de paz impuestas en el Tratado de Versalles, este sentimiento era particularmente fuerte.
- Antiparlamentarismo: El fascismo criticaba la democracia parlamentaria, acusándola de fomentar la división política entre los ciudadanos, lo que, según su visión, debilitaba a los estados.
- Antiliberalismo: El fascismo negaba la existencia de libertades individuales. Bajo su ideología, las personas no poseían derechos ni libertades, sino que estaban completamente sometidas al Estado.
- Subordinación de los individuos al Estado: El fascismo propugnaba la subordinación total de los individuos al Estado, el cual debía ser dirigido por una élite, reflejando así las desigualdades inherentes entre las personas.
- Justificación del racismo: Esta ideología sostenía la existencia de seres superiores e inferiores, justificando así la discriminación y la segregación.
- Estado fuerte y único: El fascismo abogaba por un Estado fuerte y centralizado, donde no existiera espacio para la disidencia o la oposición.
- Partido único: La existencia de un único partido político era fundamental para el fascismo, eliminando cualquier forma de pluralismo político.
- Liderazgo absoluto del jefe: La nación debía depositar su destino en manos de un líder carismático, un jefe que concentrara todos los poderes en su persona.
- Desconfianza en la razón y la intelectualidad: El fascismo apelaba a los sentimientos y al fanatismo de los pueblos, menospreciando la razón y el pensamiento crítico.
Ascenso de Mussolini al Poder
Benito Mussolini orquestó su asalto al poder mediante la Marcha sobre Roma en octubre de 1922, en la que participaron sus militantes fascistas. Los argumentos que utilizó para justificar esta acción fueron:
- La supuesta incapacidad del Gobierno para mantener el orden.
- La necesidad de "regenerar" la política del país.
El Gobierno intentó oponerse a las intenciones de los fascistas, pero fue desautorizado por el rey Víctor Manuel III. Ante esta situación, el Gobierno dimitió y el rey nombró a Mussolini primer ministro. Al principio, Mussolini mantuvo la legalidad democrática mientras transformaba gradualmente la democracia en una dictadura.
En 1924, Mussolini obtuvo plenos poderes del Parlamento y convocó elecciones. Su partido logró la mayoría, pero el resultado del escrutinio fue denunciado por fraude. El asesinato del diputado que denunció el fraude agravó la situación y provocó un aumento de las protestas. Sin embargo, Mussolini contó nuevamente con el apoyo del rey y contraatacó reforzando su autoridad:
- Los partidos políticos fueron eliminados.
- La prensa fue sometida a censura.
- Se inició la persecución de los opositores políticos.
De esta manera, en 1926 Italia se había convertido en una dictadura, dando inicio a la construcción del Estado fascista.
El Estado Fascista de Mussolini
Mussolini definió el Estado fascista como un Estado totalitario. Este Estado pretendía ser una tercera vía entre el liberalismo y el marxismo. Se inspiró en la herencia histórica del Imperio romano como símbolo de la grandeza de la nueva Italia y concentró todos los poderes en la figura de Mussolini. El partido y el Estado se fusionaron, y el control de la educación y la propaganda se utilizó para inculcar los ideales fascistas en la juventud. La mayoría de los ciudadanos fueron integrados en organizaciones juveniles, deportivas y de ocio, con el objetivo de controlarlos y adoctrinarlos en el fascismo. Aquellos que no apoyaban los nuevos ideales fueron perseguidos, encarcelados o exiliados.