Ascenso y Caída de la Dictadura de Primo de Rivera: El Preludio a la Segunda República Española
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El Golpe de Estado de Primo de Rivera y el Fin de la Restauración
El 13 de septiembre de 1923, el general Miguel Primo de Rivera perpetró un golpe de Estado que contó con la connivencia del rey Alfonso XIII y el apoyo de las organizaciones patronales y la extrema derecha. Los partidos monárquicos y la sociedad española, en general, adoptaron una actitud pasiva ante la nueva situación. Aunque el dictador anunció que su gobierno sería provisional y que solo pretendía restaurar el orden, pronto quedó de manifiesto su intención de instaurar un nuevo sistema político inspirado, en cierta medida, en el fascismo italiano.
Causas del Golpe de Estado
Las causas del golpe de Estado se encuentran en la creciente intervención del ejército en la política, el desorden público, la persistencia del turnismo, la corrupción, el fraude electoral, el caciquismo y el intento de evitar la publicación del Informe Picasso tras el desastre de Annual.
El Directorio Militar (1923-1925)
Tras el golpe, el rey nombró a Primo de Rivera presidente del gobierno, quien formó un ejecutivo integrado únicamente por militares, conocido como el Directorio Militar. Este directorio se planteó como una solución temporal, declarando el estado de guerra en todo el país, suspendiendo la Constitución, prohibiendo partidos y sindicatos, y destituyendo a todos los cargos electos, que fueron sustituidos por militares. De esta manera, se militarizó la administración y se desplazó a los políticos del régimen de la Restauración.
Durante este periodo, se puso fin a la guerra de Marruecos gracias al éxito del desembarco de Alhucemas en 1925, que permitió el control de todo el territorio del protectorado hacia el verano de 1927.
El Directorio Civil (1925-1930)
El Directorio Militar fue sustituido por un Directorio Civil, del que formaban parte jóvenes políticos de extrema derecha como José Calvo Sotelo. Primo de Rivera demostraba así su intención de permanecer en el poder y establecer un régimen estable. Sin embargo, el intento de consolidar la dictadura institucionalmente como un régimen corporativo antidemocrático fracasó, y la Unión Patriótica no consiguió ser un partido de masas.
Política Social y Represión
Se intentó solucionar la conflictividad social con la creación de comités paritarios, órganos arbitrales en empresas con el fin de resolver los conflictos laborales. El dictador logró que los socialistas y los Sindicatos Libres colaboraran. Se marginó y persiguió a la CNT y al PCE, y se suprimió la Mancomunidad de Cataluña, lo que radicalizó el movimiento nacionalista.
Para mantener el orden, se creó el Somatén, una milicia cívica constituida por propietarios y promovida desde hacía años por la derecha y la patronal para combatir el sindicalismo. El dictador la hizo extensiva a toda España, supeditada al ejército para controlar el orden público.
Política Económica
En cuanto a la política económica, se aprovechó la prosperidad económica de los años veinte. Se crearon monopolios como CAMPSA o Telefónica y se continuó la política proteccionista. Se inició una mejora de la infraestructura del país: construcción de carreteras, ampliación de la red de ferrocarriles y un plan hidráulico que conllevaba tanto el aumento del regadío como de la electrificación. También nacieron las Confederaciones Hidráulicas.
Oposición a la Dictadura y Caída del Régimen
Primo de Rivera apenas prohibió los partidos políticos ni reprimió con dureza a la oposición, aunque sí recurrió a la censura, a los procesos judiciales, al aislamiento de algunos líderes de la oposición y, a veces, al enfrentamiento directo con políticos e intelectuales. Dentro del ejército también hubo posiciones hostiles al régimen, como la Sanjuanada en 1926. La represión arbitraria contra algunos profesores universitarios, como Miguel de Unamuno, provocó un fuerte y politizado movimiento universitario, opuesto al régimen y protagonista de numerosas protestas.
La llegada de la Gran Depresión de 1929, con la caída del comercio exterior, la inflación y el aumento del paro, demostró que los éxitos de la política económica de la dictadura habían sido solo coyunturales. Las organizaciones patronales y el propio ejército dejaron de dar apoyo al régimen. En consecuencia, Primo de Rivera dimitió y se exilió en París.
La "Dictablanda" y el Camino hacia la Segunda República
Los gobiernos de Berenguer y Aznar no reimplantaron la legalidad constitucional. Esta etapa se conoce como la "dictablanda".
Los representantes de las fuerzas republicanas, el PSOE y los nacionalistas, apoyados por los intelectuales, firmaron el Pacto de San Sebastián, por el que se creaba un Comité Revolucionario republicano presidido por Niceto Alcalá Zamora con el objetivo de derrocar a la monarquía. En las elecciones municipales del 12 de abril de 1931, los republicanos vencieron en casi todas las ciudades, por lo que el 14 de abril de 1931 se proclamó la Segunda República y Alfonso XIII marchó al exilio.