El Arte en el Renacimiento y el Barroco: Pintura y Escultura
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La Pintura Renacentista
La pintura renacentista contribuyó a expresar el papel del ser humano como protagonista de la sociedad. La nueva concepción del ser humano permitió el estudio de su anatomía y la representación de la realidad. Además, la pintura fue pronto reivindicada como una auténtica ciencia. Su práctica obligaba a un conocimiento de las proporciones, la luz, el movimiento y la profundidad, de acuerdo con las leyes de la perspectiva, el sistema de representación visual que se descubrió entonces.
Las características de la pintura renacentista fueron:
- Naturalismo y realismo, con gran interés por la anatomía.
- Importancia del dibujo como delimitador de las formas.
- Uso de las leyes de la perspectiva para representar la profundidad mediante diversas técnicas:
- Los pintores del Quattrocento consiguieron representar la profundidad con la perspectiva lineal: a partir de un punto imaginario en el fondo del cuadro (punto de fuga) se dibujaban unas líneas que permitían ordenar las figuras y objetos en función de su distancia al primer plano.
- En el Cinquecento algunos pintores intentaron dar más realismo a los cuadros intentando pintar el aire que rodea los objetos, desdibujando los contornos (sfumato). Esto se conoce como perspectiva aérea.
- Empleo de la luz para definir distintos planos de profundidad.
- La composición, es decir, la ordenación de todos los elementos que integran el cuadro se estructura según esquemas geométricos de simetría.
Respecto a las técnicas, la pintura al temple sobre tabla fue inicialmente la más utilizada, pero desde la 2ª mitad del S. XV se introdujo el óleo por influencia flamenca y en el S. XVI se fue extendiendo el uso del lienzo como soporte. En las pinturas murales se siguió empleando el fresco.
En cuanto a los temas, la pintura religiosa continuó siendo la más abundante, pero desde una perspectiva diferente, con una humanización de las representaciones. En Italia fueron frecuentes las escenas de la Sagrada Familia o de la Virgen con el Niño (Madonna), concebidas como escenas dulces y amables. Las Sacras Conversaciones muestran a personajes sagrados en actitud de diálogo. Además, se mantuvieron las representaciones de acontecimientos bíblicos o de la vida de los santos. También cobraron protagonismo los temas de la mitología clásica con intención moralizante, que contribuyeron al desarrollo de la representación de los desnudos. Fueron muy frecuentes las alegorías. El retrato se independizó definitivamente de los cuadros religiosos medievales, donde aparecía la figura del donante. La nueva consideración del ser humano fue decisiva para el nacimiento de este género artístico, además de la influencia de los retratos de época romana.
El paisaje y la naturaleza no aparecen como tema principal, pero sí como telón de fondo para los cuadros, así como también escenarios arquitectónicos, creando un ambiente sobre el que representar la figura humana, sirviendo además para dar profundidad al cuadro.
La Escultura Barroca
La escultura desempeñó un papel central en el arte barroco, como uno de los elementos fundamentales del llamado Theatrum sacrum, espacio de representación donde se integraron todas las artes para proporcionar una experiencia sensorial al espectador.
La escultura barroca se caracterizó por:
- El naturalismo
- La monumentalidad
- Un acusado dinamismo
- La complejidad compositiva, con preferencia por las composiciones abiertas, en diagonal o aspas, figuras en escorzo, contrastes de luces y sombras, el equilibrio inestable y el sentido escenográfico.
Las figuras se alejan de la calma de las composiciones renacentistas y aparecen llenas de expresividad y movimiento, con rostros sufrientes, músculos en tensión, cabellos y ropajes al viento… Los materiales preferidos fueron el mármol y el bronce, aunque también se utilizó la madera.
Los temas religiosos continuaron siendo predominantes, pero también proliferaron temas mitológicos, retratos, escultura funeraria y estatuas ecuestres.
Gian Lorenzo Bernini
El principal escultor fue Gian Lorenzo Bernini. Comparable a Miguel Ángel en maestría, marcó toda una época. Formado como escultor en el taller de su padre, se vio influido por la escultura helenística y por Miguel Ángel. Sus composiciones son complejas y exuberantes, de profundo naturalismo y gran expresividad, llenas de movimiento, acentuado por el tratamiento de los paños. Su excepcional dominio de la técnica le permitió lograr texturas no conseguidas anteriormente. Bernini tuvo varios mecenas, para los que realizó obras de todo tipo. Sus encargos más destacados fueron para los papas Urbano VIII y Alejandro VII.
Sus primeras obras las realizó bajo el patrocinio del Cardenal Borghese:
- El rapto de Proserpina representa a Proserpina siendo raptada por Plutón.
- David, representado en plena acción, con el cuerpo retorcido y el rostro muy expresivo, supone la culminación del tratamiento de este tema.
- Apolo y Dafne, basado en las Metamorfosis de Ovidio, representa el momento en el que la ninfa se metamorfosea en laurel, produciéndose una dicotomía entre el movimiento y la quietud, por un lado, y lo pulido y lo rugoso, por otro. La belleza de Dafne contrasta con la dureza del tronco en el que se convierte.
En el Vaticano destaca San Longinos. El periodo más prolífico de su carrera coincidió con el papado de Inocencio X y su apartamiento del Vaticano. En este periodo Bernini realizó:
- Éxtasis de Santa Teresa, conjunto muy efectista y teatral. Es un ejemplo de theatrum sacrum, de representación de un tema sagrado, a medio camino entre lo terrenal y lo espiritual.
- Muerte de la Beata Ludovica Albertoni, en la que vuelve a plasmar el éxtasis místico.
Bernini también realizó retratos, como el de Constanza Buonarelli, que destaca por la mirada penetrante y llena de vida de la retratada, realizó varias fuentes en Roma.
Otros Escultores del Barroco
El principal rival de Bernini fue Alessandro Algardi, protegido del papa Inocencio X. Algardi revitalizó el relieve en mármol con El Papa San León I deteniendo a Atila, para la Basílica de San Pedro del Vaticano. Otras obras de escultura exenta fueron El Bautismo de Cristo y las tumbas de León XI e Inocencio X en el Vaticano.
El francés François Duquesnoy realizó la escultura de San Andrés. En Francia la escultura tuvo un carácter más cortesano.