Arte Renacentista: Cúpula de San Pedro, La Piedad, Carlos V y El Entierro del Conde de Orgaz

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Cúpula de San Pedro del Vaticano

La gran cúpula se encuentra justo sobre el altar mayor y la tumba del Apóstol Pedro. Su autor, Miguel Ángel, la caracterizó por columnas pareadas, alternándose con ventanas y tímpanos. La dirección de la obra pasó entonces a Giacomo Della Porta, quien elevó unos 7 metros la bóveda de la cúpula. Tiene una inscripción que se ve como un cinto en la base de la cúpula. De aspecto renacentista totalmente, la cúpula tiene ventanales cuadrados en forma de pórtico grecorromano (igual que los del Partenón) alternándolos con ventanales cuadrados también, pero con dintel de media circunferencia encima.

Tanto Bramante como Miguel Ángel concebían una gran cúpula que destacara en el conjunto arquitectónico global. Esta cúpula pierde protagonismo al alargar un brazo. Bramante había pensado en una cúpula sobre pechinas semiesférica, algo achatada, similares a la del Panteón o a la de Santa Sofía. Por el contrario, Miguel Ángel desechó esta idea y se inspiró en la de Brunelleschi en la catedral de Santa María de Fiori. Diseñó una cúpula de grandes dimensiones (131 m de altura y 42 m de diámetro). Para acrecentar su grandiosidad la situó sobre un enorme tambor o cimborio y la culminó con una impresionante linterna. Su situación técnica es la fijación con pechinas decoradas con los signos del tetramorfos (San Juan el águila, San Lucas el buey, San Marcos el león y San Mateo el ángel). Debía ser el símbolo de la Iglesia protegiendo a sus hijos.

Inspirada completamente en la de Brunelleschi, superó algunos de sus fallos. Desarrolló en la nervatura y en los casquetes una curva que solucionaba el problema del feo abombamiento de la de Brunelleschi. A diferencia de ésta, su cúpula es más pesada y maciza, pero mantiene su esbeltez. Siguió con el esquema de Brunelleschi de dos cúpulas concéntricas, una al interior y otra al exterior, unidas entre sí por tirantes y que contrapesan los empujes.

La Piedad de Miguel Ángel

La obra fue encargada por el cardenal de San Dionisio. La Piedad fue trasladada en 1749 a su ubicación actual en la Basílica de San Pedro. Para la realización de la obra, Miguel Ángel eligió el mármol. La técnica escultórica, según él, la propia naturaleza de la escultura estaba en el interior del bloque de piedra. Sacaba a la luz, con paciencia y detallismo, la imagen atrapada en el bloque de mármol buscando la perfección.

La armonía y el contraste están presentes en esta obra: entre el brazo caído de Jesús y el brazo derecho de la Virgen; el tratamiento de claroscuros profundos en los pliegues del vestido de la Virgen con la piel de Jesús. El contraste lo hallamos en los ejes vertical y horizontal de las dos figuras que ofrecen una imagen armoniosa y coherente, equilibrada. El rostro de la Virgen es el de una niña, joven y pura, eternamente virgen. Miguel Ángel es consciente de que la diferencia de edad entre el Cristo muerto y su madre es muy evidente. Pretende idealizar la figura de la Virgen llena de pureza y juventud. Ofrece a su vez un gesto de generosidad que se plasma en su brazo extendido.

Una técnica escultórica muy usada en el Renacimiento fue el sfumato; modelados con suavidad y dulzura, a pesar del detallismo con el que el escultor representa músculos, tendones y piel. Nos presenta un cuerpo muerto, sin rastros de sangre ni de dolor. Se retoma la idea del retrato idealizado, no se pretende un retrato realista del dolor. La composición se engloba en un triángulo desde la cabeza de la Virgen hasta la base más ancha del conjunto. El tema subraya la profunda religiosidad del artista.

Retrato Ecuestre de Carlos V por Tiziano

Retrato ecuestre de Carlos V, ejecutado por Tiziano en 1548, por encargo de la Reina María de Hungría. Precisamente, el pintor veneciano lo retrata momentos antes de la victoria, cuando Carlos V detiene su caballo frente al río Elba, tras el cual los protestantes se han hecho fuertes. Después de un momento de reflexión, reflejado en el rostro envejecido del monarca, éste decide atravesar el río y vencer.

Situado en medio de un vasto paisaje, el monarca, montado en su caballo negro, lleva una armadura guarnecida de oro y con una banda roja con franjas doradas, los colores de la casa de Borgoña. En el peto aparece una imagen de la Virgen con el Niño, muy habitual en las armaduras de los emperadores. La vivacidad de los colores del metal de la coraza, junto con la manta del caballo y el penacho que remata el casco del emperador, contrastan con la palidez y la cierta melancolía del rostro del protagonista.

Carlos V aparece sereno con la lanza tendida hacia delante con la que crea una diagonal, y con la que indica su necesidad de avanzar. La lanza adquiere en este retrato un doble significado: hace alusión a Longinos y al arma de San Jorge, caballero cristiano por excelencia. En cambio, también es símbolo del poder del emperador como general victorioso. Carlos I de España y V de Alemania utilizó el arte como propaganda política; Tiziano presentó al emperador en un magnífico retrato ecuestre imitando a los grandes emperadores romanos. Cabe mencionar el retrato de Marco Aurelio y, más reciente en el tiempo, el de condottiero Colleoni de Andrea Verrochio.

El artista veneciano consiguió una de las mejores realizaciones y uno de los espléndidos retratos a caballo de la Historia del Arte. Él fue el responsable de fundar una iconografía dentro del género pictórico del retrato que alcanzaría su plenitud en el Barroco, con artistas como Rubens y Velázquez. A pesar de que el cuadro sufrió el incendio del Alcázar de Madrid en 1734, por fortuna pudo restaurarse, pasando en el siglo XIX, con el resto de la colección real española, al Museo del Prado. Es en esta institución donde sigue albergado este óleo sobre lienzo.

El Entierro del Conde de Orgaz por El Greco

El entierro del Conde de Orgaz está en la iglesia de Santo Tomé en Toledo, encargo del párroco de Santo Tomé, en conmemoración. El autor de este cuadro es El Greco (1586-1588) de estilo renacentista. El soporte es el lienzo y la técnica es el óleo. La temática de este cuadro es religiosa, crea dos mundos (terrenal y divino). Predomina la línea curva, y en algunos casos es discontinua.

  • Color: En el mundo celestial predominan los colores fríos, apagados, en la Virgen con ese azul de la pasión; la pincelada es más pastosa, violenta. En cambio, en el mundo terrenal la pincelada es más suelta, sigue habiendo el negro, pero también hay colores cálidos; también se observa ese detallismo y decoración vegetal, retratos... refuerzan el color oscuro con la herradura y sobre todo la veladura en el párroco para crear la sensación de la túnica negra que lleva debajo.
  • Luz: Ambos mundos tienen una luz diáfana que recae sobre los santos y el señor de Orgaz, las caras de los personajes que ven el entierro, o en la superior los personajes más importantes.
  • Espacio y perspectiva: Hay una falta de estudio en ellos.

Cabe destacar la expresión de sentimiento de Cristo, de la Virgen, del conde muerto… Destaca la composición romboidal de la escena superior y el resto de los personajes aparecen abigarrados, sobre todo en algunas zonas más que en otras. En esta escena superior muchos personajes aparecen en escorzos, retorcidos (serpentinata), dinámicos, un canon que rompe con la proporción clásica y se adentra en el manierismo. En la zona inferior la composición es circular, los personajes aparecen más estáticos.

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