El Arte de la Oratoria Romana: Evolución, Escuelas y Figuras Clave

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La Oratoria Romana: Un Arte en Constante Evolución

La oratoria, entendida como el arte de persuadir a través de la palabra, se desarrolló en un contexto democrático caracterizado por la libertad de expresión y la independencia del poder judicial. Sin embargo, con la llegada del Imperio y la instauración de nuevas formas de gobierno basadas en el poder personal, la oratoria experimentó un declive. Dejó de tener presencia en el foro y los tribunales para refugiarse en las escuelas, transformándose en un mero ejercicio de retórica.

Orígenes y Desarrollo de la Oratoria Romana

  • Primeros Discursos: La práctica de la oratoria se remonta a tiempos muy antiguos. El primer discurso registrado fue pronunciado por Apio Claudio el Ciego, durante la guerra contra Pirro.
  • Improvisación y Escritura: Inicialmente, los discursos se caracterizaban por la improvisación. Posteriormente, comenzaron a registrarse por escrito.
  • Importancia Social: La oratoria permeaba gran parte de la vida pública romana. Su valor era reconocido en los tribunales, el foro y en diversas manifestaciones religiosas.
  • Instrumento Político y Educativo: La oratoria se utilizaba como una herramienta para obtener cargos públicos e influir en las decisiones legales. Además, se consideraba un instrumento educativo fundamental y un factor clave en el desarrollo de la prosa latina.

La Retórica y la Estructura del Discurso

Los oradores empleaban la retórica, el arte del discurso, para elaborar sus intervenciones. La técnica del discurso comprendía cinco puntos esenciales:

  • Inventio (invención): Búsqueda de ideas y argumentos.
  • Dispositio (disposición): Organización de los argumentos.
  • Elocutio (elocución): Elección del estilo y las palabras adecuadas.
  • Memoria (memoria): Memorización del discurso.
  • Actio (acción): Presentación del discurso, incluyendo la voz y el lenguaje corporal.

Las partes del discurso eran:

  • Exordium (introducción).
  • Narratio (exposición del asunto).
  • Probatio (presentación de argumentos).
  • Refutatio (refutación de objeciones).
  • Peroratio (conclusión).

Géneros y Estilos de la Oratoria

Según su finalidad, existían distintos géneros de elocuencia:

  • Judicial: Se utilizaba en los tribunales.
  • Deliberativo: Propio de las asambleas.
  • Demostrativo: Discursos de exhibición o elogio.

El estilo del discurso debía adaptarse a cada género:

  • Genus grande (estilo elevado).
  • Genus medium (estilo medio).
  • Genus tenue (estilo elegante).

Escuelas de Oratoria

Se distinguían tres escuelas principales, todas ellas de origen griego:

  • Aticista: Priorizaba el fondo sobre la forma.
  • Asiana: Daba más importancia a la forma que al fondo.
  • Rodia: Buscaba un equilibrio entre fondo y forma.

Decadencia de la Oratoria con el Imperio

Con el fin del sistema republicano y la llegada de Augusto al poder, la práctica de la oratoria libre desapareció. Las escuelas de retórica continuaron existiendo con fines educativos, manteniendo su influencia en la lengua y la literatura latinas.

Etapas y Figuras Destacadas de la Oratoria Romana

  • Oratoria Preciceroriana

    Conocida principalmente a través de la obra de Cicerón. Destacan figuras como Apio Claudio el Ciego, Catón, los hermanos Graco y sus maestros, M. Antonio y L. Licinio Craso.

  • Oratoria Ciceroriana

    Cicerón llevó la oratoria a su apogeo. Coexistieron tres representantes de distintas escuelas: C. Licinio Calvo (aticista), Q. Hortensio (asiana) y M. Tulio Cicerón (rodia). Cicerón (106-43 a.C.), originario de Arpino, vivió una época de grandes convulsiones. Su principal mérito fue aplicar las reglas de elaboración del discurso a sus propias intervenciones. Sus discursos se clasifican en judiciales (tribunales) y políticos (Senado).

  • Oratoria Postciceroniana

    Tras la muerte de Cicerón y el establecimiento del Imperio, la oratoria entró en declive. La libertad desapareció, y el Imperator concentró todo el poder. Los oradores se formaban en las escuelas, y la oratoria perdió su antigua fuerza. Figuras destacadas de este periodo incluyen a Séneca el Mayor (autor de Suasorias y Controversias), Quintiliano (autor de Institutio Oratoria), Tácito (autor del Dialogus de Oratoribus) y Plinio el Joven (autor del Panegírico a Trajano).

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