El Arte en Europa: Del Renacimiento al Rococó
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Renacimiento en Europa
Arquitectura
- La arquitectura del gótico tardío pierde supremacía, adaptándose al estilo renacentista con cierta libertad, manifestándose en soluciones nacionales. Se adoptan formas propias del país, como el tejado alto en Francia y la estética mudéjar en España, que culmina en el plateresco, además de las formas del renacimiento italiano y la Antigüedad.
- Se produce una secularización de la arquitectura, con escasez de grandes iglesias y abundancia de palacios.
- Los edificios acentúan la horizontalidad, empleando el arco de medio punto y el sistema arquitrabado. La decoración, de procedencia italiana, y la superficie de la fachada contribuyen al máximo efecto estético.
Escultura
- La escultura renacentista en Europa Central y del Norte es monumental, predominando figuras de grandes dimensiones que reflejan la grandeza de las cortes o de las órdenes religiosas.
- La influencia italiana del Renacimiento en Francia deja huella en la escultura decorativa, especialmente en tumbas y sarcófagos de mármol. Los escultores franceses asumen los presupuestos clasicistas, aunque algunos incluyan aspectos manieristas.
- La escultura española transfigura la lectura renacentista italiana para crear un lenguaje artístico nacional, con figuras destacadas como Juan de Juni y Alonso Berruguete, con sus esculturas de temas religiosos y gran misticismo.
Pintura
- En los Países Bajos, triunfa la traducción nacional en la pintura con Peter Brueghel el Viejo, con escenas campesinas cargadas de símbolos y alegorías. Joachim Patinir, exponente del eclecticismo italo-flamenco, presenta una nueva visión del paisaje y su vista panorámica. Mientras, Quentin Metsys se basa en la tradición local, el realismo y detallismo de la figuración flamenca.
- En la pintura alemana, Alberto Durero, influido por el pensamiento y el arte italiano, plasma en su obra proporción, simetría, armonía serena, belleza clásica idealizada, dominio del dibujo y colorido sobrio y precioso.
- El Renacimiento español origina numerosos pintores, como los rafaelescos Masip y Juanes, el pintor de tendencia mística y espiritualizante Luis de Morales, y los retratistas Alonso Sánchez Coello y Juan Pantoja de la Cruz. El Greco traduce en imágenes manieristas una idea dramática de la experiencia religiosa.
Barroco y Rococó en Italia
Arquitectura
- Las formas del Barroco son ampulosas, con predominio de la curva sobre la recta. Todo gira, incluso los fustes se retuercen, originando la columna salomónica.
- Las construcciones, llenas de movimiento, se organizan con grandes columnas que soportan cubiertas abovedadas, con abundantes cúpulas de grandes dimensiones que se acrecientan mediante pinturas al fresco, con composiciones celestes que se abren hasta el infinito.
- Las hornacinas y frontones de las fachadas se decoran con esculturas llenas de movimiento. Se evitan las superficies planas, se abren nichos en las paredes, y sobresalen las cornisas buscando juegos de luces.
Escultura
- Las formas y composiciones escultóricas incorporan expresiones dinámicas, escorzos, actitudes desequilibrantes, perfiles espirales, agitación de los paños, una valoración del gesto, claroscuros y fuentes constantes entre luz y una talla suave.
- La escultura barroca se integra en el conjunto arquitectónico y se relaciona con la pintura, resultando en la interacción entre las artes. El tema religioso predomina, aunque se trate el mitológico, el retrato y el tema funerario en los sepulcros.
- Gian Lorenzo Bernini configuró el ideal escultórico barroco. En su estilo confluyen la tradición de la escultura del Renacimiento, el estudio de la escultura clásica y el interés por las obras helenísticas. Sus obras se representan en el momento de mayor dramatismo, con intensidad natural, en verdaderas escenificaciones. Su concepción escultórica es pictoricista, con reflejos y golpes de luz.
Pintura
- La pintura desemboca en un realismo y en la valoración de lo lumínico. Se opone al manierismo y se acerca a la representación de la verdad de las cosas.
- La obra eclecticista y clasicista de los Carracci reúne el plasticismo y dibujo de Miguel Ángel, el claroscuro de Caravaggio, la composición de Rafael y los colores cálidos de los venecianos.
- La línea más característica del Barroco es la pintura realista de Caravaggio, que refleja la brusquedad de los efectos de la iluminación, dentro del tenebrismo. Ilumina sólo las zonas más significativas y el resto está en penumbra, creando contrastes violentos de luz y sombra.
- La pintura rococó, de carácter íntimo, delicado y gracioso, tiene en las decoraciones y en las vedute sus formas de expresión, con Giovanni Battista Tiepolo y Canaletto respectivamente.
Barroco y Rococó en Europa
Arquitectura
- La arquitectura francesa del Barroco fue fundamentalmente civil, aunque también se construyeron edificios religiosos. La nota dominante fue el clasicismo, que se tradujo en edificios dominados por la claridad, el orden y la severidad.
- En Inglaterra, la arquitectura del siglo XVII está poco adherida a las formas barrocas. Domina un gusto por lo italiano, especialmente en la arquitectura inglesa.
- En Europa Central, la arquitectura barroca se inspira en modelos italianos y franceses.
- El rococó se manifiesta en la arquitectura francesa en la decoración interior de los palacios, mientras que en Europa Central también cubre el interior de los templos.
Escultura
- La escultura del Barroco fue fundamentalmente cortesana. Abundan los retratos y mausoleos, pero sobre todo la escultura decorativa que ornamenta jardines y palacios.
- Durante la segunda mitad del siglo XVII, Versalles acaparó buena parte de la estatuaria francesa. Esta, dominada por la severidad, contrasta con la gracia y amabilidad de la escultura del siglo XVIII.
- La escultura francesa e italiana influye y determina el quehacer escultórico del resto de los países europeos.
Pintura
- En la pintura francesa del Barroco están representados tanto el naturalismo como el clasicismo italiano, aunque pasados por el tamiz personal de la racionalidad y la mesura francesas. Prevalece la pintura decorativa al servicio de la exaltación monárquica hasta el siglo XVIII, momento en el que la pintura se vuelve galante.
- En la católica Flandes, la aristocracia y la monarquía son los principales clientes de la pintura, demandando obras religiosas y profanas. Dominan los grandes lienzos que decoran las estancias palaciegas.
- En la república protestante de Holanda, la burguesía demanda la mayor parte de la pintura. Se cultivan escenas cotidianas, retratos individuales y corporativos, paisajes, bodegones, temas religiosos y mitológicos.
Cristo de la Clemencia, Martínez Montañés
Conocido también como Cristo de los Cálices, es la imagen más conocida de Martínez Montañés y, sin duda, su obra maestra. La escultura fue contratada en 1603 por el arcediano de Carmona, don Mateo Vázquez de Leca, quien la cedió, tras haber ocupado su oratorio privado, a la sacristía de los Cálices de la Catedral de Sevilla, donde aún se conserva. La imagen, terminada en 1606, cumple finalmente lo establecido en el contrato con Vázquez de Leca, donde se especifica que el Cristo debía estar vivo, con la cabeza inclinada, mirando a las personas orantes a sus pies, como si él mismo les estuviera hablando.
Estéticamente, la imagen, de esbeltas y elegantes proporciones clásicas, es el prototipo del Cristo andaluz, que contiene su dolor a pesar de la crucifixión y sin los efectos dramáticos propios de la tortura. Toda la maestría de Martínez Montañés se refleja en el perfecto moldeado del desnudo cuerpo, y en la serena belleza del rostro, con los que se consigue emocionar sin recurrir a lo trágico. Cubierto por un paño de pureza muy amplio que se ciñe en su nudo, tiene los pies cruzados y sujetos con dos clavos. La policromía es obra de Francisco Pacheco, quien empleó tonos mates, con los que se consigue incrementar la hermosa serenidad de la imagen.
Fachada del Obradoiro, Casas y Novoa
Fernando de Casas y Novoa es autor de la fachada del Obradoiro de la Catedral de Santiago, en la que sucedió a José Andrade como maestro de obras. Construida para proteger el Pórtico de la Gloria, esta fachada debía dejar pasar la luz para iluminar el interior de las naves del templo, problema que se resolvió con la construcción de grandes ventanales en los dos cuerpos del paño central, razón por la que esta parte recibe la denominación de "El Espejo".
Estilísticamente, el autor concibió la fachada a modo de tríptico pétreo. Consta de dos cuerpos cuyos ventanales combinan columnas exentas, estatuas y otros elementos decorativos (guirnaldas vegetales, orlas floradas que enmarcan escudos) en un juego de líneas y curvas que proporcionan iluminación y sombras al conjunto. La parte superior de la fachada está rematada por un campanario de pared muy ornamentado, con un templete que alberga la estatua del apóstol Santiago.