Arte y Arquitectura Islámica: Historia y Rasgos Distintivos

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Orígenes y Expansión del Islam y su Arte

En el siglo VII surgió en Arabia una nueva civilización basada en el Islam, religión monoteísta revelada a Mahoma por el arcángel Gabriel. Tras su muerte en 632, sus enseñanzas se recopilaron en el Corán. Mahoma unificó Arabia y sus seguidores iniciaron una rápida expansión, formando un imperio que, en su apogeo (siglos VIII-X), abarcaba desde la Península Ibérica hasta la India, superando al Imperio Romano en extensión.

La expansión fue facilitada por la debilidad de los imperios persa y bizantino y por la tolerancia inicial hacia otras creencias y culturas. El sincretismo permitió al Islam asimilar tradiciones persas y bizantinas, desarrollando un estilo artístico propio. El arte islámico, centrado en necesidades religiosas (mezquitas) y cortesanas (palacios), alcanzó su esplendor durante los califatos omeya y abbasí, y continuó evolucionando con imperios posteriores como el otomano y el mongol. A pesar de la diversidad regional, su unidad se explica por el clima árido, la religión y la lengua árabe.

La Arquitectura Islámica: Expresión Principal

La arquitectura es la principal manifestación del arte islámico. Esto se debe a que la religión musulmana es anicónica, lo que prohíbe la representación de figuras humanas y animales en el arte religioso para evitar la idolatría. En su lugar, se recurre a la palabra (caligrafía) y a la decoración geométrica y vegetal, influenciada por la tradición nómada.

En el arte profano sí aparecen imágenes, como en las miniaturas de palacios o manuscritos científicos, destacando Persia por su contacto con el arte chino e indio. También sobresale el trabajo artesanal en marfil, metal y cerámica vidriada.

La arquitectura islámica se caracteriza por edificios de poca altura, extendidos longitudinalmente y con volúmenes cúbicos, destacando las cúpulas. Los materiales suelen ser simples (ladrillo, yeso, madera), reflejando la tradición nómada y la idea de mutabilidad. Sin embargo, en edificios destacados se usa piedra o mármol, como en la Mezquita de Córdoba. Frecuentemente se observa la reutilización de materiales de otras culturas.

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