Arquitectura en Transición: La Ilustración y el Romanticismo como Pilares Teóricos

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LA ILUSTRACIÓN

El Siglo XVIII, conocido como el Siglo de las Luces, tiene como gran fundamento la luz de la razón.

La estética y la teoría de la arquitectura en la Ilustración

La razón pone en crisis la autoridad de la estética clásica y, por tanto, la teoría clásica de la arquitectura. Anteriormente, predominaba la autoridad de la armonía y de la belleza clásica. Con la Ilustración, se toma conciencia de que hay otras manifestaciones que también son bellas y valiosas; se empieza a entender, por ejemplo, el arte gótico. No todo vale; era necesario desarrollar el gusto. El gusto es la sensibilidad para valorar las cualidades artísticas y, por ello, hay que educarlo: un arquitecto debe tener el gusto educado.

El gran mensaje para educar el gusto es poseer una cultura profunda: cultura de lo bueno, de las cosas valiosas en arte y arquitectura. Así, por comparación psicológica, detectamos lo bueno y lo que no es tan bueno inmediatamente.

Boullée y Ledoux

Étienne-Louis Boullée y Claude-Nicolas Ledoux fueron arquitectos franceses, ilustrados singulares y no convencionales. Su estilo es considerado un «clásico adulterado»; tiene valor y gusto, pero carece del genio artístico del Renacimiento y del Barroco. Se les ha llamado arquitectos visionarios o revolucionarios. Proponen en sus edificios diseños grandiosos, dibujos de tipo neoclásico, pero con una geometría muy simple, escasa ornamentación y edificios de gran tamaño.

Durand

Jean-Nicolas-Louis Durand, profesor de composición en la Escuela Politécnica, era discípulo de Boullée. ¿Qué ideas tenía y enseñaba en composición? Enseñaba la identificación de los edificios por tipologías, es decir, por similitudes de forma. Para Durand, la composición es el resultado de la reunión de las partes de un edificio. ¿Cómo aconsejaba componer? Aconsejaba componer por ejes principales y ejes secundarios, siguiendo la típica organización de la Ilustración. Además, afirmaba: «Cuando se compone, se debe comenzar por el conjunto, continuar por las partes y terminar por los detalles». Este método va de lo general a lo particular. Boullée, por su parte, es partidario de las formas geométricas simples, con poco ornamento.

EL ROMANTICISMO

El Romanticismo es el gran movimiento cultural que surge en el siglo XIX como reacción contra la Ilustración. Si la Ilustración se fundamenta en la razón, el Romanticismo lo hace en el sentimiento.

Viollet-le-Duc

Eugène Viollet-le-Duc es el gran introductor del neogótico en Francia. Su adhesión a este estilo se debe, por un lado, al movimiento romántico del sentimiento nacional y, por otro, a un punto de vista racionalista desde el cual admira la claridad estructural del gótico. Sostenía que se puede restaurar un edificio con libertad, no siguiendo necesariamente lo que existía en la estructura antigua, pero siempre desde un conocimiento profundo del estilo del edificio. Defendía que siempre se podrá inventar, pero con buen estilo.

Ruskin

La teoría del arte de John Ruskin es moralista; le preocupa que la arquitectura sea beneficiosa para la sociedad. Su visión es muy singular y romántica pero, al mismo tiempo, actual. Se opone a la industrialización y anhela volver a un ideal de armonía social y coherencia. Era partidario de la producción artesanal, argumentando que la industrialización no genera productos bellos y artesanos, sino productos inhumanos. Su pensamiento está cargado de sentimiento. Es un gran inspirador del movimiento Arts and Crafts; sin su pensamiento no podemos entender el Art Nouveau.

Las Siete Lámparas para Iluminar la Buena Arquitectura

  1. 1ª Lámpara: El Sacrificio

    El esfuerzo del arquitecto.

  2. 2ª Lámpara: La Verdad

    La arquitectura tiene que ser verdadera. Debe tener estructuras evidentes, donde se manifieste la verdad estructural, y los materiales deben ser auténticos. Ruskin está creando ideas que luego recogen figuras como Frank Lloyd Wright y Alvar Aalto.

  3. 3ª Lámpara: La Fuerza

    El edificio tiene que transmitir fuerza humana. Las formas simples son adecuadas porque concentran mucha energía. También la luz es fundamental, ya que transmite carácter y confiere fuerza al edificio.

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