Arquitectura del SXX: Racionalismo vs Organicismo
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Podemos dividir la arquitectura del primer tercio del SXX en dos corrientes: el racionalismo (Bauhaus, Stijl, Le Corbusier) y el organicismo (Frank Lloyd Wright). En 1932, surge el estilo internacional para referirse a los edificios construidos con elementos de ambas tendencias.
El objetivo del racionalismo es construir edificios adaptados a las necesidades del hombre moderno utilizando las modernas técnicas de construcción.
Le Corbusier lo expresa gráficamente cuando dice que hay que convertir la casa en una máquina para vivir.
Los racionalistas reducen los edificios a esqueletos geométricos de hierro y hormigón armado. La resistencia de estos materiales permite eliminar las paredes exteriores de sustentación y sustituirlas por revestimientos de cristal. Fue clausurada en 1933, cuando sus profesores tuvieron que emigrar a Estados Unidos tras la llegada de los nazis al poder. Gropius se rodeó de un grupo formado por ingenieros, arquitectos, escultores, pintores y decoradores, que se dedicó a crear prototipos que pudieran ser fabricados en serie. Las casas prefabricadas en acero y cobre, con grandes ventanales de vidrio, buscaban dos objetivos: obtener volúmenes transparentes y austeros y favorecer el espíritu comunitario de la sociedad, al conseguir una arquitectura barata.
Para ello, publicó el Modulor, que fija en 2.16 m., equivalente a la altura de un hombre de 1.75 metro de estatura con el brazo extendido. Esta medida tendría también aplicación en el mobiliario y otros objetos incluidos en los edificios.
Como urbanista, redactó en 1922 un plan para una ciudad contemporánea de tres millones de habitantes: Estaría formada por hileras de rascacielos aislados, que convergen radialmente hacia el centro, donde se situaban los edificios administrativos y los comercios. Todos los inmuebles estarían separados por 500 metros de espacios verdes y se conectarán con el centro a través de grandes avenidas. En 1958, este proyecto se llevaría a la práctica en la ciudad india de Chandigarh. A partir de los años 50, Le Corbusier comienza a explorar las posibilidades de las líneas curvas y a presentar el cemento armado en su estado natural, con la superficie rugosa. Dos edificios religiosos son buena muestra de ello: La capilla para peregrinos de Notre-Dame du Haut, en Ronchamp y el monasterio dominico de Sainte Marie de la Tourette, en las proximidades de Lyon.
Organicismo:
Frank Lloyd Wright, ingeniero y arquitecto, es el máximo representante del organicismo. Los edificios han de concebirse en armonía con el paisaje.
Los clientes deben sentirse realizados dentro de su casa. Por tanto, las casas individuales deben estar de acuerdo con la forma de ser de sus habitantes. En los edificios colectivos, los seres humanos deben sentirse como personas y no como meros usuarios. En esencia, las obras de Wright persiguen la felicidad y huyen de los impactos medioambientales: «La naturaleza es la madre de la arquitectura, sin ella la cultura no existe».
La larga vida profesional de Wright tuvo dos épocas exitosas separadas por un periodo de oscuridad: Se dedica a diseñar casas unifamiliares, las llamadas prairie houses, ubicadas en urbanizaciones residenciales y perfectamente integradas en la naturaleza. Suelen estar organizadas en torno a una gran chimenea central, desde la que parten las habitaciones en varias direcciones y en distintas alturas. El volumen de la casa tiene forma de cruz, cuyos brazos desiguales se injertan uno en otro. Esta estructura se ha comparado con la de las villas de Palladio, igualmente cruciformes y con diseño rectangular en torno a un distribuidor central. Estas casas se pusieron muy de moda, hasta el punto de hacerse presentes en las revistas femeninas de decoración, como Ladies Home Journal. Un ejemplo sobresaliente es la Robie House, construida en Chicago en 1909. Etapa de oscuridad. Su vida familiar oscurece la profesional. Abandona a su primera mujer y a sus hijos, y se fuga a Europa con Mamah Chiney, feminista y librepensadora, esposa de un cliente. Cuando regresa a Estados Unidos, esta señora es asesinada, junto a seis personas más, por un criado loco que incendia la casa. Wright huye a Japón, donde vuelve a tener dificultades pues su nueva esposa, Marian Noel, es morfinómana. Pero un nuevo matrimonio, esta vez con la bailarina yugoslava Olgivanna, le permite rehacer su vida: estudia la arquitectura maya y retoma su actividad como diseñador de edificios. Con casi setenta años, en 1936, diseña su edificio estrella, la fabulosa Casa de la Cascada: Se trata de una respuesta a los arquitectos de la Bauhaus que huyendo de Hitler se han instalado en Norteamérica. Le fue encargada por Edgard J. Kaufmann, propietario de unos grandes almacenes. Está situada en el espeso bosque de Pensilvania, en una zona por donde discurre el torrente Bear Run, que da nombre al paraje, se trata de un bello edificio de líneas curvas cuya planta dedicada a oficinas es de ladrillo y carece de ventanas.
Los soportes son columnas delgadísimas que se ensanchan en la parte superior adoptando la forma de una seta o paraguas gigante. Estas columnas sostienen un techo translúcido por el que penetra la luz. El mobiliario también fue diseñado por Wright. En 1949 diseñó, para la misma compañía, una torre de cristal con ángulos redondeados donde se ubican los laboratorios. A partir de aquí, comienza a experimentar con las formas circulares. Fruto de ello es el Museo Guggenheim de Nueva York, inaugurado en 1959 para albergar la colección de arte de Salomon Guggenheim, un rico judío que había hecho su fortuna con negocios mineros. Consta de dos partes: un edificio administrativo y la galería de exposiciones.
Dos conceptos revolucionan y dan alas a la escultura del siglo XX: el hueco y el movimiento mecánico. Y se materializan a través del empleo de nuevos materiales, sobre todo el alambre y la chapa de hierro fundida, recortada y soldada industrialmente «a la autógena». El hueco consiste en introducir el vacío en la masa de la estatua, cuando tradicionalmente ésta había sido un cuerpo sólido. El precursor de esta tendencia es el ruso Alexander Archipenko. El trabajo Mujer andado da comienzo a una nueva época en la historia de la escultura: está configurada por varios huecos contorneados por perfiles sólidos.
El cubismo, consistente en representar formas abultadas a partir de huecos, es desarrollado por dos españoles: Julio González, cuya aspiración era «dibujar con hierro en el espacio» para crear así obras abstractas y afiladas. Destaca, por ejemplo, Mujer ante el espejo; y Pablo Gargallo que, en cambio, permaneció fiel a los temas figurativos: La gran bailarina, El gran profeta o Torso de mujer. Estas propuestas escultóricas, denominadas mobiles, serán desarrolladas por el norteamericano Alexander Calder: En general, son aéreos, con pétalos, discos y palmas, confeccionados en materiales ligeros y unidos por varillas de alambre, que se suspenden del techo y que, a la menor brisa, se mueven y hasta emiten ciertos sonidos. Su mayor realización se encuentra en la terminal del aeropuerto Kennedy, de Nueva York: larguísimas hojas metálicas pintadas de rojo y negro. Otro ejemplo, este de menor tamaño, es el Mobile sobre dos planos, instalado en el Museo de Arte Moderno de París. En 1937, construye la famosa Fuente de Mercurio, instalada inicialmente en la Exposición Universal de París y que se puede disfrutar ahora en la Fundación Miró de Barcelona.