Arquitectura Románica Religiosa: Catedrales e Iglesias de Peregrinación

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La Arquitectura al Servicio de Dios

El estilo fundamentalmente religioso del Románico hace que catedrales y monasterios sean los edificios más representativos del periodo.

Catedrales e Iglesias

A partir del año 1000, las peregrinaciones potenciaron la construcción de iglesias y catedrales cuya estructura estuvo muy determinada por su función y por contenidos simbólicos.

En primer lugar, se orientaron de este a oeste, de manera que el primer rayo de luz solar entrase por el ábside y que el último lo hiciese por la portada principal.

En segundo lugar, se recuperó el transepto, un espacio aparecido en las primeras iglesias paleocristianas compuesto por una o más naves que cruzan perpendicularmente el cuerpo longitudinal. De esta forma, se consigue una forma simbólica de cruz.

La estructura cruciforme podía tener los brazos iguales (planta de cruz griega) o desiguales (planta de cruz latina). La cruz latina era más utilizada en iglesias de peregrinación y catedrales.

En el lugar de encuentro entre la nave central y la del transepto se halla el crucero, cubierto por el cimborrio. Los cimborrios más relevantes son los de la catedral vieja de Salamanca y los de las iglesias de Toro y San Martín de Frómista.

De los tres elementos que configuran la cabecera de los templos románicos, el transepto, el presbiterio (donde se situaban el coro y el altar mayor) y el ábside, fue este último el que desarrolló una formulación más innovadora para responder a las necesidades de los peregrinos que visitaban los santuarios y las catedrales.

Además, en el ábside semicircular o poligonal, en estos centros de peregrinación como la catedral de Toulouse y la de Santiago de Compostela, se ideó el deambulatorio, que era un pasillo semicircular en el cual se prolongan las naves laterales rodeando la parte posterior del presbiterio, en el cual se abren pequeñas capillas radiales, también llamadas absidiolos. Este pasillo facilita el tránsito de los peregrinos dentro de la iglesia cuando iban a venerar las reliquias del santo, guardadas en una cripta, la cual era un espacio circular cubierto con una bóveda bajo el presbiterio.

A partir de su gran estructura primitiva paleocristiana, algunas iglesias construyeron un espacio llamado nártex, utilizado como atrio de entrada al edificio.

En el interior, la nave central está cubierta con una bóveda de cañón reforzada por arcos fajones que descargan todo el peso en pilares, y las naves laterales, de menor altura y anchura, están coronadas con bóveda de arista.

En los muros que separan las naves se distinguen en arquerías que comunican la nave central con las laterales y la tribuna, que es un corredor superior en el que se abren pequeñas ventanas por las que se filtra parte de la luz que ilumina el interior.

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