Arquitectura Renacentista: Legado de Leonardo, Rafael y los Sangallo
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Leonardo da Vinci (1452-1519)
Leonardo, el primero de los famosos maestros del Pleno Renacimiento, recibió una educación completa en las leyes ópticas de la perspectiva y en la utilización de los colores. Él consideraba que la misión del artista era explorar el mundo visible de forma cabal y racional, con precisión. Leonardo no confiaba más que en lo que examinaba con sus propios ojos. No existió nada en la naturaleza que no despertara su curiosidad o desafiara su inventiva. Está en contra de la distinción entre el dibujo en planta y la volumetría en tres dimensiones, y yuxtapone en cada ocasión un esquema planimétrico y una axonométrica, porque lo que quiere mostrar es la organización de los volúmenes y los espacios, es decir, cómo se constituye una estructura orgánica.
Describe la serie de plantas creadas con este sistema procediendo por sustitución: el cuadrado central puede ser sustituido por un octógono, un círculo o un semicírculo... Y de cada brazo de la cruz puede hacer, a su vez, un octógono, un círculo o un semicírculo. La variedad viene dada por el resultado de las combinaciones constructivamente posibles y explicables. A través de sus dibujos, Leonardo planteó templos centralizados y coronados por cúpulas cuyo peso compensaba con ocho ábsides adosados a los lados de un octógono, tanto de planta semicircular como cuadrangular; o bien con ábsides semicirculares en los extremos de una cruz griega, todo ello a una escala que incluso superaba la cúpula de Brunelleschi de la Catedral de Florencia.
La Arquitectura de Rafael Sanzio (1483-1520)
El proyecto de Rafael para la Basílica, que tampoco fue realizado, se basaba en una planta de cruz latina. La cúpula parecía ser el elemento dominante: se eliminaron las naves laterales y la principal resultaba muy oscura y excesivamente estrecha. Además, proyectó algunas construcciones nobiliarias. La creación arquitectónica más admirable de Rafael es la Villa Madama, construida en 1516 para el que sería con el tiempo el Papa Clemente VII. Pertenece al tipo de residencia suburbana que aparece en Roma a principios del siglo XVI. Se trata de casas abiertas, luminosas, agradables y cómodas, situadas en una propiedad que constituye un jardín adornado con fuentes y estanques. Suponen la unión entre la vida rústica y la organización del tiempo libre, el ocio.
Antonio da Sangallo el Viejo (1453-1534)
Se adhirió al lenguaje clasicista de Bramante. Siguió los pasos de Brunelleschi al completar la urbanística de la Plaza de la Anunciación de Florencia. Su obra más cercana a Bramante es la Iglesia de San Biagio, en Montepulciano. Sobre una planta de cruz griega, de brazos poco profundos, y con un solo campanario de los dos que habían sido proyectados, se alza una gran cúpula sobre tambor con linterna. El proyecto nos recuerda al que Bramante planteó para San Pedro del Vaticano.
Baldassare Peruzzi (1481-1537)
El encargo de una villa en las afueras de la ciudad, la Villa Farnesina, lo volcó a la arquitectura. Construida entre 1509 y 1511, la fachada parece haber sido influenciada por la arquitectura de Alberti: carencia de almohadillados, ventanas adinteladas entre cintas de pilastras que se repiten en los flancos y también en la fachada del jardín. La villa está decorada al interior por Peruzzi, por Rafael y por algunos de sus discípulos. A la muerte de Rafael en 1520, Peruzzi fue nombrado arquitecto adjunto de las obras de San Pedro, junto con Sangallo el Joven.
Antonio da Sangallo el Joven (1483-1546)
Sobrino de los anteriores, fue, además de arquitecto, ingeniero militar. Construyó la Fortaleza de Abajo, en Florencia, y la Fortaleza de Civitavecchia en Roma, ciudad en la que llevó a cabo casi toda su obra. Buen organizador y constructor exigente, aprovechó la huida de los arquitectos prestigiosos con motivo del Saco de Roma en 1527, para ejercer su dominio en el campo arquitectónico. Entre su obra religiosa destaca Santa María de Loreto en Roma (1507).
También a él se le encargó proseguir con las obras de San Pedro. Sobre el plan de cruz griega ideado por Bramante, pretendió elevar la ancha cúpula incorporándole en este caso una doble galería en el tambor. A todo el dispositivo le antepone una fachada de altas torres que se separa del cuerpo principal de la edificación.