Arquitectura Renacentista en Italia y Francia
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Fachada de Santa María Novella
La Iglesia de Santa María Novella, fue construida en Florencia, en una de sus plazas más importantes denominada Plaza de Santa María Novella. Esta basílica es una de las más antiguas de la ciudad, empezando su fachada original en 1300 y siendo modificada entre 1456 y 1470 por encargo de la familia Rucellai. Este es uno de los más destacados ejemplos del gótico italiano. La fachada actual de la basílica es de estilo renacentista y se le atribuye a León Bautista Alberti (1406-1472), uno de los más reconocidos arquitectos del Quattrocento italiano, así como arqueólogo, restaurador de edificios antiguos y teórico principal en este campo. Su educación artística la adquirió en Roma, donde descubrió la grandeza del arte clásico, eligiendo a Brunelleschi como su verdadero maestro y referente en arquitectura. Sus obras más importantes en Florencia fueron el Palacio encargado por la familia Rucellai y la fachada de la Iglesia de Sta. María Novella. Además, también trabajó como arqueólogo y restaurador de edificios antiguos, dando lugar a su obra básica arquitectónica al modo de Vitrubio. Entre sus obras también se encuentra el Templo de Malatesta, y las iglesias de San Sebastián y de Sant’Andrea.
El estilo gótico italiano en arquitectura se caracteriza por la utilización de columnas, arcos, bóvedas, arbotantes, espacios abovedados y cúpulas, con la intención de dotar a los edificios de mayor luz y espacio interior. Esta arquitectura se caracteriza por la utilización de elementos decorativos, como la decoración de la fachada con relieves, esculturas o pinturas, así como el uso de columnas y arcos en la parte exterior. La arquitectura gótica italiana también se caracteriza por la utilización de elementos ornamentales, como las vidrieras, los mosaicos, los motivos florales y las estatuas, para darle un toque de elegancia a los edificios. Y en el renacimiento predominaba el orden clásico incluyendo características como columnas, bóvedas, arcos y frisos. Utilizaban la simetría: los edificios deben ser completamente simétricos, con un centro de atención que se destaca entre los demás, además de las proporciones que les dan una apariencia estética y equilibrada. Los edificios del Renacimiento en arquitectura también se caracterizan por su uso excesivo de ornamentación. Estas incluyen relieves, estatuas, mosaicos y frescos. También utilizan materiales nobles: los edificios del Renacimiento en arquitectura también se caracterizan por su uso de materiales nobles como el mármol y el granito para decorar sus fachadas. Y otra cosa que destaca es que los edificios del Renacimiento en arquitectura suelen estar rodeados de parques, plazas, fuentes y otros elementos de arte urbano. Esto le da a la ciudad un aire de grandeza y elegancia.
Alberti fue por ende un característico humanista y persona del Renacimiento. Poeta, teórico del arte, arquitecto, urbanista, erudito de la Antigüedad, por lo que representa la ideología del artista intelectual del Quattrocento. Para la ejecución de la fachada de la Basílica de Santa María Novella Alberti la diseñó sobre la estructura existente de una iglesia gótica, por lo que se encontró con dificultades técnicas para la cubrición de la fachada, ya que, experimentó una gran contrariedad al estar compartimentada en una estructura basilical con discrepancia de altura y amplitud entre la nave central y las naves laterales y se deseaba dar a su fachada una imagen de unidad y una homogeneidad estructural propias del renacimiento, lo que resolvió
Alberti dividiendo la fachada en dos escalones interrelacionados a través del módulo de proporción y del color. El módulo es un cuadrado que se representa en distintas medidas y se repite en toda la fachada y se destaca aún más mediante.
La fachada se halla inscrita en un triángulo equilátero formado por tres cuadrados con la planta inferior que a su vez es más extensa (dos cuadrados) y consta de tres puertas. La fachada está formada por dos niveles. El superior se reduce a la mitad y se une visualmente con el inferior mediante aletones laterales, abriéndose un óculo central. El uso de la proporción y el color es lo que destaca en la decoración, emplea la taracea es la técnica de utilizar piezas cortadas de mármol con colores diferentes que se encajan en un soporte para realizar un diseño decorativo. Esto fue una idea de Alberti para enlazar con la tradición clásica de la arquitectura romana. En el primer nivel hay columnas que rodean la puerta principal y arcos sóleos (arcos que albergan un sepulcro incrustado en la pared) en los extremos laterales. Estos elementos se encuentran sobre un amplio basamento. En el ápice se articula una fachada con pilastras que subdividen el espacio en tres caminos, un pequeño rosetón con vidriera en su centro que simboliza la Coronación de la Virgen y un frontón en la coronación. La solución más creativa para acoplar el desajuste de dimensiones entre el nivel superior y el inferior se encuentra en el uso de dos volutas de contorno, que se tornarán una influencia significativa en la arquitectura religiosa del siglo XVI. Para evitar desarmonía entre los dos niveles principales, Alberti inserta un medio piso como entablamento. Los elementos constructivos visibles son columnas corintias en la puerta principal y en secciones laterales, y pilastras con escaso destaque también corintias en el resto. El arco de medio punto se conserva en el área inferior, con alternancia cromática en las dovelas que forman el arco, características de la arquitectura gótica de la que procede esta fachada. El muro predomina sobre el vano, con decoración policromada de mármol verde y blanco en la tradición toscana y geométrica sin resalte que se ajusta a la proporción. La fachada sirve como pantalla gótica de tres naves, con influencia del Renacimiento y Brunelleschi, respetando su idea de tres naves, con la central más elevada e iluminada por el óculo. El módulo básico de proporcionalidad crea un patrón de armonía clásica, revestimiento mural de mármoles de colores, arcos, basamento, templete con entablamento y frontón, y volutas en forma de aletón.
La Iglesia de Santa María Novella fue inicialmente erigida en estilo gótico, pero a lo largo de los siglos ha sido modificada por renombrados artistas renacentistas. Entre ellos destaca León Bautista Alberti, quien fue el encargado de construir la fachada. Para ello, Alberti recurrió a la geometría, las matemáticas y la policromía, además de los elementos propios del arte romano clásico. También tomó la idea de arco triunfal para la puerta principal de sus tratados de estudio del mundo clásico, y aplicó su fórmula clásica para conseguir la armonía entre las partes y el conjunto. Santa María Novella es una iglesia cristiana con un estilo racional y antropocéntrico que intenta renovar la tradición gótica prestando atención al mundo clásico y adoptando una forma de comprensión del mundo basada en la razón. Esta iglesia fue declarada basílica menor en 1919 y representa el gótico italiano y el Renacimiento italiano. Contiene nichos y tumbas, incluida la del pintor Domenico Ghirlandaio. Esta iglesia es parte de una cultura elitista influenciada por el comercio y la banca, quienes usan el arte como una nueva forma de prestigio.
Templete de San Pietro in Montorio
El Templo de San Pietro in Montorio es una de las obras arquitectónicas más bellas de Roma, Italia y uno de los principales ejemplos de arquitectura del clasicismo renacentista. Fue construido en el siglo XVI, en el cinquecento en 1502. En la construcción de este edificio participaron tres arquitectos, entre ellos Donato Bramante para ser la sede de una parroquia jesuítica. El templo está situado en la ladera del Monte Aventino, cerca del Teatro de Marcello y del Palacio Farnese.
Donato Bramante fue un arquitecto renacentista italiano considerado como uno de los principales arquitectos de la historia de la arquitectura. Nació en 1444 en la ciudad de Urbino, Italia. Primero fue pintor y destacó como tal. Trabajó para la corte en Milán, donde conoció a Leonardo Da Vinci, y luego trabajó para el Papa en Roma. Sus obras fueron influenciadas por el Renacimiento, así como por el arte de la antigüedad clásica. Bramante se destacó por su habilidad para combinar el gótico con el renacimiento y desarrolló un estilo arquitectónico único en el que además en sus obras utiliza mayormente planta centralizada y cruz griega, buscando un efecto escultórico para ser contemplados desde cualquier punto de vista. Sus obras también se caracterizan por su simplicidad, armonía y proporcionalidad. Falleció en 1514, dejando una importante herencia arquitectónica. Otras obras de Bramante que destacaron fueron: Proyecto para la nueva Basílica de San Pedro (1503, Ciudad del Vaticano) y Altar de Santa Maria Presso San Satiro (1485, fresco, Iglesia de Santa María Presso San Satiro, Milán)
El Renacimiento fue un periodo de tiempo que comenzó en el siglo XIV y duró hasta el siglo XVI. Durante este periodo, la cultura europea experimentó un gran cambio, pasando de una era medieval a una era moderna. Esto se reflejó en la literatura, arte, música, arquitectura, ciencia y filosofía de la época. El Renacimiento fue marcado por el resurgimiento del interés en el arte clásico, así como la invención de nuevas formas de expresión artística. El Renacimiento también vio el nacimiento de la imprenta, lo que permitió el intercambio de ideas y conocimiento entre los intelectuales de la época. Además, el Renacimiento contribuyó al desarrollo de la democracia moderna, el capitalismo y el humanismo. Las principales características del renacimiento son:
El uso de columnas y arcos, utilización de plantas regulares y simétricas, elementos decorativos como bustos, relieves y estatuas. Utilización de proporciones matemáticas y estéticas, uso de volúmenes y espacios bien definidos. construcción de mármol y piedra, utilización de techos altos y ventanas arqueadas. Interiores ricamente decorados. Empleo de líneas curvas para la decoración de la fachada y de los principios de la perspectiva para crear efectos visuales.
Este templo de reducido tamaño, recoge en sus pequeñas dimensiones toda la herencia del clasicismo greco-romano y renacentista, inspirándose en los principios defendidos por Alberti. El edificio se eleva sobre un podio escalonado, con planta centralizada y lo cubre con una cúpula. Realizado en mármol, granito y estuco. Las columnas tienen un núcleo de granito rematado con basa y capitel de mármol, y los fustes fueron tomados de otros edificios.
La fachada está adornada con un frontón triangular, se encuentra decorada con estatuas de bronce que representan a los cuatro evangelistas. La fachada está flanqueada por dos torres laterales:
El cuerpo bajo es una cella circular al estilo de los tholos griegos, rodeado de columnas toscanas (peristilo). Con hornacinas en el muro alternando con ventanas rectangulares. Las hornacinas aparecen vacías, pero debieron concebirse para contener esculturas. Este primer cuerpo se remata con un friso decorado con metopas y triglifos, que siguen el estilo dórico, y que están decorados con relieves de simbología cristiana.
El segundo cuerpo se asienta sobre el primero, y aparece rodeado en su base por una balaustrada clásica; su muro se decora también de hornacinas y ventanas separadas por pilastras que se corresponden con las columnas del primer cuerpo.
El tercer cuerpo se remata con una cúpula que inspirará a Miguel Ángel cuando realice la Cúpula de San Pedro del Vaticano.
El interior del templo está decorado con columnas de mármol blanco y estatuas de bronce. El patio central del templo alberga una fuente de bronce y una estatua de San Pedro. El templo también alberga una capilla de estilo barroco, construida por el arquitecto Giacomo della Porta en 1594, además en su interior destaca por su grandiosa presencia una cúpula central. La cúpula está construida con ladrillos de terracota y está adornada con pinturas murales y frescos.
Esta iglesia es el lugar donde San Pedro fue crucificado, según la tradición. Esto la hace un lugar sagrado para los cristianos, también hay una fuente en la iglesia, que se cree que fue usada para el bautismo de San Pedro. En resumen, el Templo de San Pietro in Montorio es un lugar maravilloso, está lleno de historia y arquitectura. Esta iglesia es una verdadera joya de la arquitectura renacentista italiana, y una visita obligada para los turistas que visitan Roma.
Palacio de Carlos V
Hoy tenemos la gran suerte de poder tratar de una de las mejores y más fundamentales obras de la arquitectura renacentista en España. El palacio de Carlos V. Ubicado al sur de la península ibérica, a los pies de Sierra Nevada y envuelto por el palacio nazarí de la Alhambra, hallamos el palacio de Carlos V. Fue mandado por el monarca al célebre arquitecto manchego Pedro Machuca poco después de casarse con Isabel de Portugal en 1526, Pedro Machuca era pintor y arquitecto, nacido en Toledo en 1485 pero cursó sus estudios en Italia, obteniendo un estilo renacentista italiano. Carlos V al ver la grandeza de la Alhambra quedó asombrado y quiso tener un lugar para él dentro de aquella magnífica fortaleza. Para ello se decidió situar en un lugar de planta cuadrada dentro de los jardines. Pedro Machuca comenzó con la fabricación del edificio en 1533, a su muerte en 1550 fue relevado por su hijo Luís. A pesar de ello las obras se detendrían y no sería hasta mediados del siglo XX cuando Leopoldo Torres Balbás completaría la obra.
Pertenece al renacimiento una etapa en la que predominaba el orden clásico incluyendo características como columnas, bóvedas, arcos y frisos. Utilizaban la simetría: los edificios deben ser completamente simétricos, con un centro de atención que se destaca entre los demás, además de las proporciones que les dan una apariencia estética y equilibrada. Los edificios del Renacimiento en arquitectura también se caracterizan por su uso excesivo de ornamentación. Estas incluyen relieves, estatuas, mosaicos y frescos. También utilizan materiales nobles: los edificios del Renacimiento en arquitectura también se caracterizan por su uso de materiales nobles como el mármol y el granito para decorar sus fachadas. Y otra cosa que destaca es que los edificios del Renacimiento en arquitectura suelen estar rodeados de parques, plazas, fuentes y otros elementos de arte urbano. Esto le da a la ciudad un aire de grandeza y elegancia.
Centrándonos ahora en su arquitectura podemos observar, en primer lugar, que se trata de
un edificio de planta cuadrada de aproximadamente sesenta y tres metros de lado, con un patio interior en forma circular en el centro del edificio. Además posee una capilla incluida en el interior de uno de los paredes laterales de la construcción. Sus fachadas se dividen en dos alturas donde se pueden ver en orden ascendente un primer piso con un banco corrido en su parte baja, seguido de un almohadillado conformado por sillares de piedra que asoman hacia el exterior. Además encontramos ventanas rectangulares de forma vertical y encima de ellas se ubican pequeñas ventanas redondas. Los órdenes clásicos se van alternando entre los elementos de las diferentes alturas, dando lugar a una interesante mezcla entre, por ejemplo, pilares dóricos, jónicos y toscanos distribuidos por el interior y el exterior del palacio.
Dentro de este lugar es donde realmente sucede la magia. Esto es debido al enorme pórtico circular de dos pisos de altura formado por 32 columnas por cada piso, o sea, 64 columnas en total, de los cuales se pueden ver las distintas rocas sedimentarias que forman el conglomerado que les da vida. En el nivel inferior se encuentran elementos toscanos, mientras que en el superior hay volutas jónicas. Entre ambos hay un entablamento formado por triglifos y metopas, y al adentrarnos al pórtico se observa un hermoso artesonado hecho con casetones de madera.
En conclusión, su ambiente misterioso e insondable hace del Palacio de Carlos V una joya dentro de la arquitectura cercana, lo que lo hace aún más destacable por su emplazamiento, volviéndose un elemento imprescindible en un océano de serenidad y esplendor.
5. BALDAQUINO DE SAN PEDRO
En la imagen que se muestra, se observa el baldaquino de San Pedro, también conocido como ciborio, que es una estructura arquitectónica que remata un altar, especialmente en los templos cristianos. Esta monumental obra está compuesta por cuatro columnas que culminan en un dosel, y fue diseñada y realizada por el genial arquitecto italiano del Renacimiento, Gian Lorenzo Bernini. Inició su construcción en 1624 y la culminó en 1633, encontrándose en el centro del crucero de la Basílica de San Pedro del Vaticano, bajo la cúpula erigida por Miguel Ángel. El artista aunó en su diseño el estilo barroco propio de la arquitectura. Esta obra no solo representa el arte, sino que el artista la combinó con elementos escultóricos y arquitectónicos.
De dónde proviene la idea del baldaquino, fue infundida por el Papa Urbano VIII, que deseaba uno para la Basílica de San Pedro, y pronto contrató al mejor artista barroco de Italia, Gian Lorenzo Bernini, para llevar a cabo la construcción. Bernini nació en la localidad napolitana el 7 de diciembre de 1598, y falleció en Roma el 28 de noviembre de 1680, siendo un talentoso escultor, pintor, dramaturgo y arquitecto barroco. Su mayor influencia fue Miguel Ángel. Bernini era un maestro en crear escenas narrativas intensamente dramáticas, así como captar estados psicológicos en sus obras, así como crear conjuntos escultóricos dotados de grandeza. Su genio no se limitaba a la escultura, sino que era capaz de combinar la escultura, pintura y arquitectura de manera extraordinaria. Muchas obras maestras se le atribuyen, entre ellas, el baldaquino de San Pedro, la plaza (o columnata) de San Pedro, el Palacio Barberini, la plaza de San Pedro, el Éxtasis de Santa Teresa y la Fuente de los Cuatro Ríos. Bernini también fue uno de los más destacados arquitectos del barroco.
El estilo barroco, procedente de un vocablo de origen portugués con el femenino que denominaba a las perlas de forma desigual, se caracterizó por un lenguaje artístico complejo, adornado, dramático y emocional, que buscaba impresionar al observador con la grandeza o trasmitir sentimientos a través de las creaciones. El barroco reflejó las tensiones sociales, políticas y religiosas de la época, así como el contraste entre el ascetismo y el hedonismo. Este estilo fue innovador, dinámico. En referencia a la obra de Bernini, de 28,5 m de altura, se apoya en cuatro enormes columnas salomónicas de 20 m de altura. Esta colosal obra, diseñada y ejecutada por Bernini, mezcla elementos escultóricos y arquitectónicos, y cubre el altar mayor de la basílica, que a su vez se sitúa sobre la cripta donde está la tumba del apóstol San Pedro. El artista eligió un diseño insólito que combinaba los elementos barrocos y usó como material principal el bronce, con lo que logró crear una ilusión de tela y, al mismo tiempo, usarlo para formar las cuatro columnas en espiral culminadas en un dosel; forjado en bronce macizo negro. Incorporó elementos y detalles pictóricos, en su mayoría relacionados con la familia del Papa. Se puede apreciar también que en sus columnas están adornadas con ramitas de olivo y laurel.
En el exterior de sus bases de mármol del baldaquino puede observarse una serie de ocho escudos de armas diseñados por Bernini, el cual contiene las abejas heráldicas de la familia Barberini, que hace referencia a una familia noble a la que pertenecía el Papa Urbano VIII. El escudo también ostenta las llaves de San Pedro, que simbolizan los principales valores de la fe cristiana. Por otra parte, en la parte superior del baldaquino, Bernini esculpió cuatro ángeles del tamaño de forma natural y que se funden con la cornisa que sostiene a los querubines que llevan la tiara Papal y las llaves de San Pedro. Es impresionante como Bernini, maestro de las artes, era capaz de conjugar habilidades de escultura, pintura y arquitectura para producir una obra tan magnífica, que tras su creación, se intentaron repetir muchas veces sin éxito, debido a que su visión era única. Por eso, el baldaquino sigue siendo una maravilla indiscutible.
6. COLUMNATA DE SAN PEDRO
La columnata de San Pedro, ubicada en la plaza de San Pedro, frente a la basílica con el mismo nombre, tardó 11 años en ser construida, desde 1657 hasta 1668. Esta construcción sigue los principios del estilo barroco. Fue diseñada por el arquitecto Bernini. Esta edificación está compuesta por dos líneas de columnas situadas a los lados de la plaza de San Pedro, formando una figura que recuerda a la cerradura de una puerta. Bernini nació en 1598 en Nápoles. Cuando tenía seis años se trasladó a Roma, donde se nutrió de los artistas que había en esta ciudad en pleno auge artístico. Allí llevó a cabo numerosos encargos para personajes importantes, así como obras tanto de arquitectura (la fuente de los cuatro ríos) como de escultura (Éxtasis de Santa Teresa) y pintura. En este estilo se reconoce el gusto por lo refinado y lo extravagante. Se emplea mucho el color dorado en la ornamentación de espacios y formas orgánicas cuando se diseñan fachadas de edificios. Además, se valora el detalle y el exceso de decoración. Todo esto se debía a que se pretendía la espiritualidad y las emociones y los sentimientos internos. En la pintura, comienza a verse un mayor contraste entre luces y sombras, dando la impresión de ambientes más realistas. Se intentaba conseguir la oscuridad, la complejidad y el sensualismo en sus obras. Y tanto en la escultura, la pintura y, incluso, en la arquitectura en algunos casos; se percibe una gran sensación de movimiento y dinamismo, dejando un poco de lado la perspectiva aunque aún presente y trabajada correctamente.
El estilo barroco, procedente de un vocablo de origen portugués con el femenino que denominaba a las perlas de forma desigual, se caracterizó por un lenguaje artístico complejo, adornado, dramático y emocional, que buscaba impresionar al observador con la grandeza o trasmitir sentimientos a través de las creaciones. El barroco reflejó las tensiones sociales, políticas y religiosas de la época, así como el contraste entre el ascetismo y el hedonismo. Este estilo fue innovador, dinámico.
La fachada de la Basílica de San Pedro en Roma se completó en 1614 y se consideró necesario reforzar el espacio frente a ella, para ensalzar la joya de una basílica que había costado un siglo de trabajo intenso. 43 años más tarde se inició la obra de la Columnata. Tardaron 11 años en construirla. Tiene 284 columnas de 16m de altura y 80 pilastras, sin hendiduras y con capiteles dóricos. Las columnas, dispuestas en cuatro filas crean 3 carriles paralelos. Por el carril central podía circular un carro, los otros dos eran para peatones. Está coronada con los escudos de armas de Chigi y 140 estatuas de santos de 3,10 metros de altura, esculpidas por los alumnos de Bernini a lo largo de 40 años para glorificar las muchas almas del catolicismo. Las hileras de columnas forman un óvalo cuyo eje más largo está paralelo a la fachada de la basílica. El diámetro de las columnas aumenta gradualmente a medida que se aleja para corregir la distorsión óptica de sus proporciones cuando son observadas desde la lejanía.
La fachada de la iglesia está conectada a la galería por dos brazos convergentes para que se vea más próxima. La galería sostiene un entablamento jónico sobre el que se apoya una barandilla y las figuras de los santos. Se emplearon tierra y ladrillos, madera para los formones y entablados, mortero, yeso y una gran cantidad de piedra de cantería. La galería fue una de las últimas grandes modificaciones que se hicieron a la basílica de san pedro (o entorno). Y, desde mi punto de vista, es lo que hizo que destacara aún más este edificio. Al construir una gran plaza desde la que contemplar su magnificencia, enmarcada por las dos galerías a los lados de ella, que te reciben como dos grandes brazos.
7. IGLESIA DE SAN ANDRÉS DEL QUIRINAL
En esta representación se aprecia el diminuto templo de San Andrés del Quirinal situado en la colina llamada Quirinal en Roma, Italia y construido por Gian Lorenzo Bernini entre 1658 y 1670 por encargo de Camillo Pamphili, pariente de Inocencio X. Este edificio es de estilo Barroco. Bernini nació el 7 de diciembre de 1598 en Nápoles, Italia, siendo influido desde muy joven por su padre, Pietro Bernini, también escultor. Gracias a esto, Bernini se erigió como un destacado escultor, pintor, dramaturgo y arquitecto del Barroco. Se dedicó a trabajar para distintos papas diseñando iglesias, palacios y esculturas que solían tener una importante carga dramática provocada por los efectos de luces y sombras. Asimismo inventó el bel composto, una técnica que combina la arquitectura, la escultura, la pintura y los juegos de luces generando una ilusión visual.
El barroco es un movimiento de la historia en la cultura occidental originado por una nueva forma de entender el arte y el diseño arquitectónico. El término barroco proviene del portugués barocco, que significa “perla irregular”. Este estilo se extendió desde Italia a toda Europa durante los siglos XVII y XVIII. Debido al colonialismo también se dio en numerosas colonias de las potencias europeas, principalmente en Latinoamérica. En la arquitectura se caracteriza por concebir las artes visuales creando un espectáculo de ilusiones mediantes técnicas de diseño y construcción, como el trampantojo, el claroscuro y el juego de luces y sombras. En la imagen podemos ver que el edificio crea una curvatura en la línea de la fachada, lo que hace que parezca abrazar al espectador, rompiendo con las típicas formas rectas. En su estrecha fachada también hay un pórtico columnado con curvas, decorado con el escudo de los Pamphili y rematado con un gran frontón. Sus materiales principales son mármoles de diferentes colores, estucos, dorados y esculturas de ángeles. Su planta tiene forma elíptica siendo el muro el principal soporte del edificio, pero con un carácter dinámico, con diferentes capillas y nichos entre pilastras y corintias que alternan la forma rectangular y la ovalada. También hay un alto pórtico con pilastras lisas que sujetan el entablamento y el frontón triangular. Las líneas de la fachada encuadran una arquivolta, bajo la cual dos columnas adelantadas sostienen un frontón con volutas y motivos heráldicos. También cuenta con una cúpula de galones con casetones, que en su parte inferior cuenta con ventanas y en la parte superior con un pequeño cupulín.
Todo el diseño de la fachada es sencillo; no hay en ella oposiciones fuertes. La superficie lisa de la pequeña fachada se interrumpe con el atrio proyectado que a su vez le da movimiento y desempeña como un elemento de paso para impedir entrar directamente a la iglesia desde la vía. Debido a la forma que posee la fachada forza a la atención del observador a seguir un itinerario en espiral, continuando el friso hasta culminar en la capilla mayor coronada por un arco curvo dividido en el que se instaló una escultura de San Andrés. A pesar de ser un templo pequeño, Bernini logró crear un espacio complicado y a la vez una impresión ilusoria con la unión del bello composto.
8. IGLESIA DE SAN CARLO DE LAS CUATRO FUENTES
En la fotografía se nos presenta la Iglesia de San Carlos de las Cuatro Fuentes también conocida como San Carlino en Roma, Italia. Fue encargada por los Frailes Españoles de la orden de los Trinitarios descalzos en el siglo XVII, como el mejor ejemplo del estilo Barroco. Contando con la importancia que tienen los creadores en esta época, hablaremos de Francesco Borromini como principal arquitecto y diseñador de este lugar. Francesco Borromini nacido en 1599 y fallecido en 1667, hijo de un cantero, llegó a Roma a los 19 años, donde fue contratado como ayudante de Carlo Maderna en la fachada de la Basílica de San Pedro del Vaticano. Su famosa rivalidad con Bernini comenzó cuando ambos trabajaron en el Baldaquino de San Pedro. Borromini fue un artista innovador que desafió las reglas del clasicismo, creando composiciones realmente creativas y dotadas de una gran imaginación y trabajo. A pesar del inconveniente de usar materiales más baratos, supo emplear sus habilidades para crear verdaderas obras maestras aunque sin ser tan reconocido, debido a que sus clientes no tenían mucho dinero. Tristemente, sus obras son limitadas, ya que decidió quitarse la vida a una edad temprana, debido al poco respeto y disputas que tenía con sus clientes.
Una de sus obras más notables es la Iglesia de San Carlos de las Cuatro Fuentes, que desarrolló empleando ladrillo y estuco pero siendo enteramente novedosa para lo visto previamente. El conjunto consta de tres partes, la primera el claustro con el convento (1634-1644), seguido de la iglesia (1638-1646) y finalmente la fachada (1664-1682), que terminó su sobrino, basándose en el boceto del maestro.
El estilo barroco, procedente de un vocablo de origen portugués con el femenino que denominaba a las perlas de forma desigual, se caracterizó por un lenguaje artístico complejo, adornado, dramático y emocional, que buscaba impresionar al observador con la grandeza o trasmitir sentimientos a través de las creaciones. El barroco reflejó las tensiones sociales, políticas y religiosas de la época, así como el contraste entre el ascetismo y el hedonismo. Este estilo fue innovador, dinámico.
En la fachada se pueden reconocer a primera vista los elementos que caracterizan el estilo barroco, como el uso de curvas entrantes y salientes en formas cóncavas por los lados y convexas en el centro del primer nivel. Se genera una escena teatral en movimiento y de manera dinámica, saliendo de lo común. La ornamentación es abundante y se muestran innumerables estatuas, distribuidas en dos niveles separados por un entablamento con inscripción. La iglesia posee una planta elíptica, con segmentos cóncavos y convexos generando movimiento. Hace esquina en un cruce con cuatro fuentes. Tiene enormes columnas de orden compuesto unidas a muros curvos que a su vez tienen abundantes nichos, altares y puertas de ingreso. Esta disposición crea una cúpula oval que enmarca el espacio de un modo inaudito, decorada con un artesonado en forma de hexágonos, octógonos y cruces, que se van disminuyendo conforme llegan a la linterna oval, con el símbolo de la Santa Trinidad. Sin duda alguna, es palpable la imaginación y el dominio que Borromini ejerció en la construcción de este inmueble, logrando así algo innovador para la época, que desgraciadamente no se valoró en su momento, pero que representa muy bien el estilo barroco.
9. PALACIO DE VERSALLES
El Palacio de Versalles es el mejor ejemplo de la arquitectura palatina francesa al servicio del poder absoluto del monarca Luis XIV, el rey Sol. Ubicado en las afueras de París, Versalles se construyó y se agrandó varias veces durante el reinado de sucesivos monarcas franceses. Iniciado como una ampliación de la choza de caza de Luis XIII en 1623, el castillo se transformó en el edificio barroco más elaborado de Francia y se volvió también un símbolo de la decadencia de la monarquía. El palacio constituye sólo una parte de la vasta propiedad, que contiene también el Gran Trianón, el Pabellón Francés, el Pequeño Trianón y el Jardín del Pequeño Trianón. El complejo también incluye cinco capillas. Aparte de Luis XIV, también fue la residencia real de Luis XV y Luis XVI. Uno de los personajes icónicos que vivió aquí fue Maria Antonieta, esposa de Luis XVI. Los principales arquitectos fueron Louis Le Vau y Jules Hardouin Mansart, que trabajaron junto al arquitecto paisajista André Le Notre y el pintor Charles Le Brun.
El estilo barroco, procedente de un vocablo de origen portugués con el femenino que denominaba a las perlas de forma desigual, se caracterizó por un lenguaje artístico complejo, adornado, dramático y emocional, que buscaba impresionar al observador con la grandeza o trasmitir sentimientos a través de las creaciones. El barroco reflejó las tensiones sociales, políticas y religiosas de la época, así como el contraste entre el ascetismo y el hedonismo. Este estilo fue innovador, dinámico.
Los jardines de Versalles se convirtieron en un símbolo de la grandeza de Francia. Se adoptó la estética del Barroco Italiano a los gustos franceses. Se creó un diseño de jardín basado en la geometría y en la mecánica del agua, donde la vegetación creaba formas bellas y el agua inundaba los distintos espacios a través de distintas formas de riego. Esta idea de ordenación del jardín se conoce como "jardín francés". Esta tendencia se oponía al concepto de "jardín inglés", utilizado en Inglaterra durante el siglo XVIII, donde la vegetación era mucho más libre y desprovista de orden racional como se hacía en Francia.
La fachada del imponente Palacio es bastante severa y está adornada con elementos clásicos, distribuidos en tres niveles. El principal destaca por su elevada altura y por la repetición de pilastras y columnas jónicas que engalanan las ventanas frente a la austeridad de los otros niveles. De esta forma los ciudadanos reconocen las dependencias reales desde el exterior. En cuanto al interior, Le Brun es el autor de los espléndidos diseños de decoración, produciendo un evidente contraste con el clasicismo y la armonía de los exteriores. Combina arquitectura, escultura y pintura más todo el lujo imaginable de muebles, tapices, espejos, bronces... Las paredes se revisten, o están decoradas con boiseries, una serie de molduras que forman cuarterones. Boiseries: paneles de madera en paredes. Las boiseries eran muy populares en la Francia de los siglos XVII y XVIII como adornos internos en palacios y mansiones. Los paneles se usaban no sólo para embellecer las paredes sino también puertas, separaciones. Tenían no solo pinturas artísticas sino también aplicaciones de dorados y de bajorrelieves. Una de las áreas más impresionantes del Palacio es la Sala de los Espejos. Construida en 1678, fue la pieza principal de la tercera etapa de construcción de Versalles. La sala es una fantasía óptica, y un símbolo de autoridad. Los soberbios arcos con espejos reflejan las 17 ventanas con vista a los jardines. En total, 578 espejos, 17 lámparas de araña de cristal y 41 candelabros evidencian la extrema riqueza de la monarquía.
El excesivo gasto para esta obra provocó una gran crisis para las finanzas de Francia. Al final del s. XVIII el Palacio de Versalles era el símbolo del derroche de la monarquía frente a una pobre y cada vez más inquieta Francia. Representaba a la reina Maria Antonieta y sus incesantes despilfarros y era el icono de un rey, Luis XVI, distanciado de París. El 14 de julio de 1789 se desataba la revolución francesa y tres meses después los grupos encendidos y armados se dirigían al Palacio para exigir alimentos al monarca. La muchedumbre recorrió la distancia entre París y Versalles en aproximadamente seis horas. Al llegar al Palacio, la guardia no pudo evitar que los revolucionarios tomaran y saquearan el lugar. La Familia Real fue conducida por la multitud a París. Jamás volverían a Versalles, su destino sería la guillotina tres años más tarde.