Arquitectura, Pintura Gótica y Evolución de los Reinos de León y Castilla

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La Arquitectura Gótica

En el siglo XII, nuevas técnicas constructivas emergieron, permitiendo la edificación de estructuras más altas y luminosas. Los elementos clave que hicieron esto posible fueron:

  • El arco apuntado u ojival: Más ligero que el arco de medio punto románico.
  • La bóveda de crucería: Resultante del cruce de dos arcos ojivales, se sustenta sobre cuatro puntos de apoyo.

Estas estructuras descargaban el peso de la cubierta sobre columnas y pilares, así como sobre un sistema de arbotantes y contrafuertes exteriores que reforzaban los muros. Este sistema liberó al muro de su función de soporte, permitiendo la apertura de grandes ventanales, ricamente ornamentados con vidrieras de colores. Pináculos y flechas remataban, a modo de decoración, los contrafuertes y las torres. La portada, a menudo, se ubicaba en la fachada occidental de los templos, y frecuentemente presentaba un rosetón rematado por un elemento triangular llamado gablete.

La Pintura Gótica

La estructura de las nuevas iglesias góticas, que sustituía parte de los muros por grandes ventanales, redujo el espacio que el románico concedía a la pintura. Esto provocó el abandono de la pintura mural al fresco y la generalización de la pintura sobre tabla de madera y la pintura de vidrieras. Los retablos solían colocarse detrás de los altares de las iglesias, pudiendo alcanzar gran tamaño y complejidad.

Los temas eran preferentemente religiosos, centrados en Cristo, la Virgen y los santos. Su estilo mostraba un mayor interés por el realismo. Además, las figuras se representaban con proporciones más naturales y se buscaba la expresividad.

El Reino de León

En la segunda mitad del siglo IX, los reyes de Asturias, especialmente Alfonso III, aprovecharon la debilidad de los emires cordobeses y ocuparon los territorios que se extendían hasta el río Duero, que habían sido abandonados. Con esta ocupación, el reino asturiano aumentó su territorio, y un buen número de campesinos se asentaron en estas tierras, que habían estado despobladas y yermas durante muchos años. Para controlar mejor el territorio, trasladaron la capital a León. Los monarcas astures, durante el siglo X, con la proclamación del califato, vieron como Al-Ándalus había aumentado su fuerza militar. Las expediciones musulmanas, encabezadas por Almanzor, saquearon numerosas ciudades leonesas.

El Condado de Castilla

La frontera oriental del reino de León era una tierra escasamente poblada y muy expuesta a los ataques musulmanes. Para protegerse, sus habitantes levantaron una línea defensiva de castillos, de ahí el nombre de Castilla. En el siglo X, Castilla pasó a ser gobernada por condes que dependían del rey de León. Uno de ellos, Fernán González, fue muy influyente en la corte de Ramiro II. Con su poder acrecentado, empezó a actuar de forma más independiente, lo que le comportó numerosos conflictos con el rey. A la muerte de Ramiro II, el reino de León sufrió una grave crisis, que González aprovechó para convertir su título de conde de Castilla en hereditario. En los años siguientes, el condado dependió de los reyes de León o de Pamplona, hasta que se convirtió en un reino independiente con Fernando I.

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