Arquitectura y Periodos de Esplendor del Imperio Bizantino: De Justiniano a los Paleólogos

El Imperio Bizantino: Historia y Esplendor Artístico

4. Origen y Evolución del Arte Bizantino

La fundación de Constantinopla en el año 330 y la división del Imperio Romano en dos son dos hechos fundamentales para la Historia del Arte. Mientras que en el Imperio Romano de Occidente las invasiones rompen la continuidad del arte romano, el de Oriente se mantiene hasta 1453 (caída de la ciudad en manos de los turcos).

A partir del siglo VI se configura la cultura bizantina, muy enraizada en el mundo helenístico, convirtiéndose en centro creador y difusor de formas artísticas que tendrán gran influencia en Occidente y en la Europa del Este (Rusia, Ucrania, etc.).

Las Tres Edades de Oro de Bizancio

Bizancio pasa por tres etapas de gloria, conocidas como Edades de Oro:

• Primera Edad de Oro (527-725)

  Comienza con el reinado de Justiniano (527-565), el más grande de los emperadores bizantinos, y termina con el inicio de la Querella Iconoclasta (725). Justiniano intenta reconstruir el Imperio Romano (conquista de Italia, parte del Norte de África, etc.).

  Grandes monumentos: Santa Sofía, en la capital; en Rávena (Italia), San Apolinar Nuovo, San Vital y San Apolinar "in classis", cubiertos con magníficos ciclos de mosaicos.

  En esta época empieza el problema teológico llamado la Querella Iconoclasta: se considera herética la representación de santos, la Virgen y Cristo (destrucción de imágenes). En el año 725, el emperador León III promulga el primer edicto en contra de las imágenes.

• Segunda Edad de Oro (867-1204)

  Se inicia con la dinastía de los Macedonios (867) y termina con la toma de la ciudad por parte de los cruzados (1204). Se caracteriza por un renacimiento militar y graves tensiones religiosas, como el Cisma de Oriente (1054). Hay un gran desarrollo cultural y artístico que fija definitivamente la estética bizantina (mosaicos, iconos, arquitectura).

• Tercera Edad de Oro (1251-1453)

  Abarca el reinado de la dinastía de los Paleólogos. Se caracteriza por una progresiva decadencia militar y económica: el imperio pierde progresivamente territorios a manos de los turcos, hasta que cae la capital. A pesar de la decadencia, se observa un cierto auge artístico.

5. La Arquitectura Bizantina: Santa Sofía y San Vital

Las construcciones más grandiosas corresponden a la Primera Edad de Oro, sobre todo las erigidas por Justiniano. En este periodo se fijan las características generales de esta arquitectura, que se repetirán posteriormente hasta la saciedad, tanto en el imperio como en sus zonas de influencia:

• Materiales y Muros: Empleo alternativo de hiladas de ladrillo y piedra para los muros, unidos con argamasa.
• Contraste Estético: Fuerte contraste entre los exteriores austeros (de ladrillo y piedra vista) y los lujosos interiores, recubiertos con placas de mármol, pinturas y, sobre todo, mosaicos.
• Columnas y Capiteles: Empleo de columnas con fustes lisos, muchas veces hechas con mármoles de colores. Los capiteles son cúbicos o troncocónicos, que recuerdan a los corintios. Pueden ser lisos o decorados con múltiples agujeros, hechos con trépano, que se parecen a un avispero (capiteles de "nido de avispa"), muy similares a los que se usarán en la época califal en Al-Ándalus.
• Arcos: El arco empleado es el de medio punto, peraltado o no.
• Cubierta y Estructura Clave: La aportación más importante es el empleo generalizado de la cubierta con cúpulas, que se colocan casi siempre sobre pechinas. Las pechinas son una especie de triángulos esféricos que permiten pasar de un espacio cuadrangular a otro circular. En total se colocan cuatro pechinas (Ver ESQUEMA). Esta solución tendrá una enorme importancia en la arquitectura occidental posterior.
• Espacio Interior: En consecuencia, el espacio está muy compartimentado al multiplicarse los pilares y muros que sirven de apoyo a las cúpulas.
• Plantas: Uso preferente de la planta central, derivada del uso de la cúpula. También se usa la basilical.
• Iconostasio: La zona del altar se cierra con una estructura llamada iconostasio, que es una estructura de madera o piedra, sobre la que se colocan iconos o telas, para que los fieles no vean los rituales que realiza el sacerdote.